Carola Chávez

  • Un año contra viento y marea

    El año había empezado con un rayito de claridad escurriéndose entre los densos nubarrones de esta tormenta inclemente. Se empezaba a respirar, con dificultad, sí, pero respirar, después de meses de estrangulamiento.

  • El carnet de la Patria en Whatsapp

    Me llegó de buena fuente: una amiga de la hija del hermano del señor que tiene el quiosco de tequeñones cerca de Fuerte Tiuna y que le vende tequeños a la secretaria de un general, le contó a mi manicurista la oscura verdad detrás del Carnet de la Patria.

  • Chavistamente: Como Chávez

    Esta semana me topé tantas veces con un comentario tantas veces escuchado, cada vez que hay elecciones, cada vez que un candidato es revolcado por una zaparapanda de votos, brota de las profundidades del supremacismo clasemediero la amarga frase: “Los compraron (se vendieron) por una bolsa de comida”. Después de 18 años de lecciones electorales, algunos parecen no haber aprendido nada.

  • Chavistamente: El efecto murciélago

    La orfandad de liderazgo de la oposición es tal, que el simple aleteo de un vampiro, rumbo a Madrid, produjo una especie de brevísimo efecto Mariposa -efecto murciélago, diría yo-, que llevó a algunos de opositores aferrados de la nada, a desear en voz alta, sin pudor alguno, que se nombre al Vampiro “¡Presidente, presidente! En el exilio pero presidente”.

  • Chavistamente: ¡Con mi odio no te metas!

    ¡Aló! ¿Gladys? Es Mireya, mi amor, que te llamo porque estoy que me pinchan y no sangro, manita… ¿Viste esa vaina de la Ley del Odio? Claro, que los chavistas dicen que es la ley CONTRA el odio, pero yo no nací ayer, mijita, y además, yo si estoy bien informada y sé perfectamente quién trajo el odio a mi pobre y bello país.

  • Chavistamente: Epopeyita de ñoña

    Hace apenas tres meses estaba en la cresta de la ola, una ola de mierda, por cierto; la única ola que pueden levantar los promotores de la puputov. La ola de quienes se dejan liderar por una cagarruta.

  • Chavistamente: Veinte veces oootra vez

    Otras elecciones, oootra derrota y otra vez el desconcierto. Otra vez los mismos, los que se camuflan con nombres de marketing para parecer otra cosa, para parecer frescos y nuevecitos, antier Coordinadora Democrática, hasta ayer Mesa de la Unidad Democrática, siempre democrática, como para que no se les note el tufo a golpe, sacudiéndose las cenizas del último fallido intento, apuraditos, para pedir el voto, para salir de este dictadura de la que solo se sale con calle, calle, y más calle sin retorno.

  • Chavistamente: Cabezas de playa, basura y desamor MUD

    Juan Requesens, ese que sospechosamente se tambalea como Jack Sparrow, pero sin el sex appeal que exuda el pirata del Caribe; ese que pareciera tener una picazón crónica de nariz; ese que se fue a Miami a explicarle a una audiencia sedienta de sangre chavista cómo las violentas guarimbas eran el paso previo y necesario para alcanzar la anhelada intervención militar gringa.

  • Chavistamente: Cachorros sin Chapulín

    “Con mis hijos no te metas” -llevan 18 años diciendo y durante ese mismo tiempo han arrastrado a sus hijos por la locura del antichavismo, saltándose límites insospechados que rayan en la desnaturalización. Cuando uno tiene un hijo queda sujeto al impulso irrefrenable de protegerlo por encima de todo. Las mamás somos leonas temibles cuando de […]

  • Chavistamente: La trampa sale

    Si se hiciera un concurso de torpezas la MUD ganaría sobrada. La última de ellas, las primarias, un frenazo, un esquinazo que dejó a su militancia, en el mejor de los casos, turulata, el el peor, furiosa y en modo ¡no es no! -su modo favorito, por cierto-.