Carola Chávez

  • Chavistamente: Pepe y el loco

    Pepe Mujica, el viejito humilde, el que maneja un volkswagen de toda la vida, el que pisa el freno con su chancleta -nunca el acelerador-, siempre un osito de peluche que todos quieren porque ¿cómo no querer a ese viejito con cara de duende que vive en un ranchito y no molesta a nadie?

  • Chavistamente: La razón de la alegría

    «El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza» Arturo Jauretche.

  • Chavistamente: Indignación selectiva y olvido

    Por: CAROLA CHÁVEZ Es un escándalo: miles de niños separados de sus padres y puestos en jaulas, como perritos en perreras. Los grandes medios publican su sorpresa, su indignación por tan horroroso hecho. Y se se filtra el llanto de los niños enjaulados, y una periodista larga el llanto en vivo. Y las redes sociales se […]

  • Chavistamente: Cinismos

    Más de seiscientos hombres, mujeres, niños que huían a Europa, a bordo de un barco sin puerto dónde atracar; casi sin comida, sin agua. “¡Aquí no!“, dijeron tajantes y desvergonzados algunos gobiernos, mientras otros guardaban un silencio escalofriante que decía que ellos eran capaces de observar impávidos la muerte en cámara lenta de más de medio millar de personas.

  • Chavistamente: Perritos revolcados

    El domingo, Mike Pence, el vice presidente de los Estados Unidos, declaró que tenían los votos para sacar a Venezuela de la OEA.

  • Trémulo aleteo

    Aletea ansioso el Vampiro en su piso de Madrid. “¡Cónfiro! Sacaron a M. Rajoy y tan bien que nos llevábamos… Y ahora este Pedro Sánchez, que muy de Felipe Gonzalez como que no es, y menos cuando los Barones del Psoe le hicieron aquella zancadilla que el bobo ese supo remontar…

  • Chavistamente: Como Cuba

    “¡Nos va a convertir en una Cuba!” –decía una señora con los ojos desorbitados de rabia y terror, allá en 2001.

  • Chavismo irreductible

    Cuando era un muchachito, Rafael Zambrano trabajaba empaquetando bolsas en un abasto chino, allá en San Joaquín. Una tarde, batuqueado por un patrón déspota que le robaba las propinas, Rafael no aguantó más y se puso a llorar de indefensión y rabia, calladito, mientras rellenaba bolsas. Entonces una mano grande le tocó el hombro y, al voltear, el muchachito vio a un flaco de ojos intensos y buenos que le dijo, con absoluta certeza: “Todo esto va a cambiar”. Rafael, acostumbrado a no creer en nadie, se le grabó esa cara, esa voz convencida y convincente, porque sintió que le creía y en aquellos tiempos, poder creer en alguien era algo digno de recordar.

  • Chavistamente: Portero de discoteca

    Allá en los años ochenta, cuando yo era una chama discotequera, siempre me llamó la atención un personaje de la noche que cumplía orgulloso con una oscura labor: era el portero de discoteca.

  • Chavistamente: Contra la locura

    Hay cosas muy locas, como eso de que Nicolás traicionó el legado y los gringos lo atacan igualito que atacaban a Chávez, y uno no entiende por qué, porque, si traicionó a Chávez, y Chávez era el enemigo de los gringos, y el que traiciona a mi enemigo debería ser mi amigo ¿no?.