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5.Jul.2020 / 11:47 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

Por Elías Jaua Milano

Como todo quehacer humano la política no es pura, está impregnada de las virtudes o defectos, de las capacidades o incapacidades de quienes la ejercen en un tiempo determinado. En tanto que la política expresa también distintas corrientes de pensamiento, éstas siempre van a luchar porque sus ideas sean las hegemónicas y para ello pugnan por el control del poder. Esta lucha ha devenido, en la más de las veces en una confrontación sórdida que ha ocasionado el escepticismo de las grandes mayorías por los políticos y políticas y más allá por la propia política, en tanto que se le ubica solo en el ámbito de esa batalla por el control de la administración del Estado y sus recursos.

De allí las frases populares: “no me gusta la política”, “allá los políticos y sus peleas”,  “la política es sucia” y pare de contar los descalificativos sobre tan necesario oficio para la vida social.

En este punto, debemos rescatar la política como el medio necesario para convivir en la sociedad humana. Todos y todas, en mayor o menor grado ejercemos la política como garantía de un mínimo de coexistencia entre miles o decenas de miles o millones de seres humanos que viven en una comunidad, ciudad o país. Solo a través de la política, es decir del ejercicio de lo público es que podemos existir como especie humana.

Es por eso,  que hoy más nunca debemos reivindicar la política como medio para transformar las situaciones que amenazan nuestra coexistencia pacífica. En momentos de crisis políticas y sociales en un país es cuando más se requiere la participación de las mayorías populares. Refugiarse en lo privado, es dar paso la consolidación de elites políticas que se arrogan el derecho a decidir por todos y todas.

En democracia, el ejercer la política implica debatir pluralmente ideas de cómo superar situaciones difíciles; movilizarse en torno a la defensa de los derechos conquistados, organizarse para impulsar los proyectos requeridos para vivir con dignidad; votar como forma de generar nuevas situaciones políticas que despejen el horizonte hacia el porvenir y mantener la confianza de que si se puede transformar el mundo. Porque el mundo se ha transformado gracias a la política, gracias al ejercicio de lo público. Un ejemplo, Venezuela no es colonia de España, porque un día como hoy 5 de julio, pero de 1811, un grupo de ciudadanos ejerció lo público, se reunió como resultado de un proceso político y declaró la Independencia, nuestro derecho a darnos nuestra propia forma de gobierno.

Los procesos políticos tienen flujos y reflujos y así debemos entenderlo, hay momentos de revolución, hay momentos de retrocesos y restauración conservadora. En cualquier circunstancia la política supone acumulación de fuerzas, organización, proyectos que expresen los anhelos y necesidades de los pueblos y requiere de vocación de poder.

El Poder entendido como lo concebía el Comandante Hugo Chávez, poder servir; poder ayudar, poder transformar, poder construir el bien común. Para eso debe ser la política para facilitar una vida humana que valga la pena ser vivida. Esa política emergerá luminosa de cara al porvenir.

La emergencia de nuevas situaciones políticas supone la creciente voluntad de las mayorías populares de transformar una situación dada, es decir la conciencia de cambio; requiere de la organización y movilización desde las comunidades, centros de trabajo y de estudios y en torno a luchas y proyectos concretos; precisan de la coordinación de los comunes para logra que la idea prenda en el seno de la sociedad, así como de estrategias y tácticas audaces y flexibles que permitan la viabilidad exitosa del objetivo planteado. ¡Solo el pueblo participando de la política,  salva el pueblo! Así será. ¡No hay pueblo vencido!

 

 

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