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23.Ene.2015 / 01:33 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Por: Fidel Ernesto Vásquez I.

Más de medio siglo ha transcurrido desde que la dictadura de Marcos Pérez Jiménez fue derrocada. Años que parecían ser llevados por la inercia, por una trayectoria fija que cambió cuando las cosas tomaron por fin un curso distinto, orientado hacia la suprema felicidad del pueblo y concebido desde las bases, bajo la conducción de nuestro Comandante Hugo Chávez Frías.

Muchos desconocen el carácter democrático de esos 40 años, otros aseguran que se gozaron de “casi” todas las garantías en ese tiempo.

Lo que sí es un punto coincidente entre quienes divergen acerca de lo que en esencia fueron las cuatro décadas posteriores al 23 de enero de 1958, es el hecho de que se mantuvo permanentemente un modelo de mando homogéneo, con cambios en la forma pero no en el fondo, que no llenaron las expectativas ni dieron respuesta a las demandas del pueblo, sino de los intereses específicos de unos pocos, de la rancia burguesía parasitaria y los corruptos políticos de la derecha..

Por mandato del imperialismo norteamericano, sus lacayos locales representados en AD, Copey y URD, suscribieron el tristemente célebre Pacto de Punto Fijo, un acuerdo firmado el 31 de octubre del 58 (antes de las elecciones de diciembre de ese mismo año), el cual se mantuvo en la práctica hasta 1999, cuando accedió a la Presidencia de la República el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, con el consecuente desplome político de dichos partidos y el fin real del llamado sistema puntofijista.

Desde el mismo día de las primeras elecciones presidenciales post-dictadura, el tráfico de influencias en la quinta Maritmar (residencia de Betancourt antes de mudarse a Miraflores en 1959) se incrementó notablemente. Sobre la mesa comenzaron a colocarse los nombres de los candidatos a ocupar los más importantes cargos en el gobierno que traicionaría a todo un pueblo que lucho por su libertad contra la dictadura Perezjimenista. Y fue así como se manejaron las cosas durante cuatro décadas, a punta de traición, la oligarquía criolla acumulaba el mayor poder económico y político.

El puntofijismo se afianzó en el concepto de democracia representativa, un cuento bien montado que convenció durante muchos años a una mayoría esperanzada en que el cambio llegaría algún día.

Exactamente cuatro décadas después, el Pacto de Punto Fijo terminó de desmoronarse y fue enterrado con el nacimiento de un nuevo proceso político: la Revolución Bolivariana, de manos de nuestro Comandante Hugo Chávez. Era 1998.

Hoy, el hijo de Chávez, nuestro Presidente Obrero Nicolás Maduro dirige los destinos, junto al pueblo, en la consolidación de la revolución bolivariana, en pro de la Suprema Felicidad del Pueblo.

Chávez Vive en el Presidente Nicolás Maduro y el glorioso pueblo de Venezuela.

 

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