Opinión / Antonia Muñoz

15.Oct.2014 / 11:04 am / Haga un comentario

La política que practican algunos sectores e individualidades es criminal, cínica y manipuladora. Uno no termina de sorprenderse de tanta desfachatez. El desparpajo es impresionante. A veces uno se pregunta cómo alguien puede ser tan cínico y creer que los demás son idiotas. El Secretario General de la OEA, el pitiyanqui José Miguel Insulza, dándosela de ingenuo expresó que “la oposición no se puede sentar a la mesa (de diálogo) cuando están presos una cantidad de dirigentes que, aunque quizás no querían ir al diálogo, son parte de la oposición”. Esto nos parece un chantaje inaceptable de Insulza y de la oposición venezolana, que vive con la misma cantaleta dándosela de víctima, cuando en verdad son los victimarios. ¡Qué varilla que estos hipócritas no quieran entender que en Venezuela no hay políticos presos por expresar sus ideas, sino políticos presos por cometer delitos penados por las leyes de la República Bolivariana de Venezuela. Complacerlos en sus peticiones significaría darle rienda suelta a la impunidad, lo cual no es sano para la nación, ya que se seguirá cumpliendo lo expresado por nuestro Libertador sobre el particular: “LA IMPUNIDAD DE LOS DELITOS HACE QUE ÉSTOS SE COMETAN CON MÁS FRECUENCIA, Y AL FIN LLEGA EL CASO QUE EL CASTIGO NO BASTA PARA REPRIMIRLOS”.

En nuestra humilde opinión, la sentencia anterior del padre de la Patria es válida para todo tipo de delito, incluidos los delitos contra el Estado; porque no es otra cosa que atentar contra el Estado venezolano, cuando se escoge como táctica política destruir instalaciones públicas y privadas, asesinar a mansalva a ciudadanos civiles y funcionarios de los cuerpos de seguridad con francotiradores y hasta con guayas tensadas en sitios estratégicos para degollar motorizados; sólo con el detestable objetivo de presentar al país a lo interno; pero muy especialmente a lo externo, como una nación en caos e ingobernable, cuya única salida es la intervención del imperio norteamericano, para que como gran policía del mundo restablezca la institucionalidad y el orden perdido, gracias a las guarimbas planificadas, promovidas y ejecutadas por las y los venezolanos que trabajan sin tregua y sin descanso para que el país vuelva a ser dirigido por los Estados Unidos, como fue desde que Juan Vicente Gómez les abrió las puertas en 1908, hasta 1999 que Hugo Chávez llegó a Miraflores e hizo que, “ las cosas volvieran al lugar de donde salieron”; por decirlo con palabras de Don Rómulo Gallegos en su conocida novela Doña Bárbara.

El diálogo civilizado y racional, que sin duda es una herramienta útil en la búsqueda de la convivencia y de la paz, no puede darse a un precio tan alto; porque pudiera resulta más costoso el remedio que la enfermedad. Salvando el tiempo, la distancia y el tipo de pena ( pena de muerte) que no se aplica ni debe aplicarse en el país, nos permitimos recordar un pequeño fragmento del Manifiesto de Cartagena, comunicado por Simón Bolívar en Cartagena de Indias, el 15 de diciembre de 1812: “ …La doctrina que apoyaba esta conducta, tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aún en el caso de éste haber cometido un delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, A CADA CONSPIRACIÓN SUCEDÍA UN PERDÓN, Y A CADA PERDÓN SUCEDÍA OTRA CONSPIRACIÓN QUE SE VOLVÍA A PERDONAR, PORQUE LOS GOBIERNOS LIBERALES DEBEN DISTINGUIRSE POR LA CLEMENCIA. ¡CLEMENCIA CRIMINAL QUE CONTRIBUYÓ MÁS QUE NADA A DERRIBAR LA MAQUINA QUE TODAVÍA NO HABÍAMOS ENTERAMENTE CONCLUIDO”.

Antes que la tergiversación salga al ruedo, aclaramos que no estamos promoviendo ni solicitando pena de muerte, sólo clamamos por que no se otorgue la libertad a los autores intelectuales y materiales del asesinato de 43 venezolanos y de las pérdidas materiales producidas con las prácticas terroristas ejecutadas en Venezuela a partir del 12 de febrero de 2014 en forma continuada por más de dos meses. La impunidad a la que se refería Bolívar en el Manifiesto de Cartagena la propiciaban los españoles que obviamente apoyaban al imperio español; hoy en día, la impunidad la propician los aliados del imperio norteamericano. Todos los imperialistas son iguales, siempre obstaculizan la autodeterminación y la independencia de los pueblos que quieren ser libres.

No puede ser que la oposición pretenda que algunos de sus miembros tengan patente de corso para violar la Constitución y las leyes abiertamente, pero no se les pueda aplicar justicia, porque entonces ellos le dan una patada a la mesa de diálogo y la condición para retomarlo, sea que los delitos les sean perdonados a sus cándidos terroristas. Es muy grave el silencio cómplice durante la ocurrencia de los hechos y la alcahuetería manifiesta de los líderes más conspicuos de la oposición, cuando solicitan impunidad para los culpables de los delitos cometidos durante los actos terroristas. CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!

Caracas, miércoles 15 de octubre de 2014.

 

 

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