Opinión / Antonia Muñoz

3.Ago.2016 / 03:14 pm / Haga un comentario

Antonia Muñoz

Foto: Archivo

Por: Antonia Muñoz 

Fueron muchas las enseñanzas que nos dejó Bolívar en su gran discurso de Angostura pronunciado el 15 de febrero de 1819. Hay sentencias en ese discurso que tienen tanta vigencia hoy día que pareciera que Simón Bolívar realmente viajó por entre las edades, y hoy está entre nosotros con sus advertencias.  Desde la colonia nos han dominado a punta de manipulaciones usando como “coco” a su Dios que se enfurecería y nos castigaría si no hacíamos lo que convenía a los intereses del imperio español. Con engaños también saquearon muchas de nuestras riquezas cambiándoles a los indígenas minerales preciosos por espejitos y baratijas.

Aunque los españoles para dominar a los pueblos originarios  utilizaron mayormente  la fuerza, en muchas oportunidades no hubo tal necesidad, porque les bastó el engaño para dominarlos. Hasta el terremoto de Caracas del 26 de marzo de 1812 se lo atribuyeron a la furia de su Dios desatada como castigo por la lucha libertaria emprendida por nuestros libertadores para romper con las cadenas que nos ataban al yugo español. Durante la guerra de independencia, parte del pueblo pobre y esclavizado, inicialmente se alistó en las filas realistas. Ciertamente Bolívar, “UN PUEBLO IGNORANTE ES INSTRUMENTO CIEGO DE SU PROPIA DESTRUCCIÓN”. Antes y ahora, el pueblo puede terminar apoyando a sus verdugos, a veces por inocencia, otras por  falta de conocimiento o por manipulación. Hoy en día  nunca será suficiente todo el esfuerzo y la constancia  que se pueda imprimir a los programas conducentes a preparar a la población desde la infancia para resistir el condicionamiento y distorsión de la realidad que se ejerce a través de la manipulación mediática.

Desafortunadamente en los tiempos actuales los engañadores de oficio siguen a la orden del día. En esta semana recibimos un testimonio de algo que constituye un engaño a los pequeños productores que son quienes más apoyan a la Revolución Bolivariana. Un mal ciudadano dominado por la ambición y arrodillado ante su dios dinero, compra alimentos para vacas lecheras a Bs.1.150 el saco en una empresa Estatal de Alimento Balanceado para Animales (ABA)  que funciona en Portuguesa y se lo vende a Bs. 12.000 a no se cuantos pequeño ganaderos del  municipio Papelón, uno de los municipios pecuarios del estado. El pequeño productor no reveló esta información a manera de denuncia; porque cuando  se le advirtió que ese precio era una exageración, él inocentemente respondió, “Bueno, aunque sea me lo trae aquí”. Ya el saco subió a Bs.20.000, de continuar este robo el pequeño productor verá muy mermado su rebaño.

Por supuesto que el flete tiene un precio y cualquier intermediario espera obtener ganancias. Sin embargo, ganancias de  mil (1000) % sólo se ve en un país donde la miseria humana llegó a niveles intolerables, aunque pareciera no ser comprendido por  muchos.  Adicionalmente, nos enteramos que el pequeño productor le paga el alimento al inescrupuloso con vacas.  Así es como unos cuantos desalmados crecen económicamente como la espuma… Aprovechándose del más débil, del más desinformado, del más incauto.  ¡Cuanta razón tenía Alí Primera: LA INOCENCIA NO MATA AL PUEBLO, PERO TAMPOCO LO SALVA, LO SALVARÁ SU CONCIENCIA Y EN ESO ME APUESTO EL ALMA”.

Por lo planteado en los párrafos anteriormente, nos atrevemos a sugerir que todas las empresas, sobre todo las Estatales, informen ampliamente el precio de los productos que elaboran, máxime en esta época de acaparamiento, especulación y usura desatada. Por otra parte, debe evitarse la presencia de intermediarios innecesarios que alimentan la corrupción y  encarecen los productos. En el caso de las empresas del Estado, los intermediarios especuladores deben estar proscritos y se deben sustituir  con una debida información a los usuarios y haciendo alianzas con los Consejos Comunales individualmente o agregados en Comunas. Los equipos de Extensión o de acompañamiento a los pequeños y medianos productores deben incluir este tipo de información como parte del apoyo técnico y socio-político que le deben ofrecer a quienes tienen la misión de asesorar.

Narramos estos hechos que no son excepcionales ni  intrascendentes, con el único objeto de  insistir que el poco éxito o impacto de algunos planes y programas, no tiene nada que ver con la supuesta inviabilidad del Sistema  de Justicia Social que intentamos desde la  Revolución Bolivariana, sino con un problema cultural de naturaleza ética, moral y espiritual arraigado desde hace varias décadas en nuestra sociedad y que hemos fallado en controlar.  Si no reconocemos la raíz del problema todos los planes se estrellarán contra, el clientelismo, el amiguismo, el bajo sentido de pertenencia y de corresponsabilidad, la corrupción, la permisividad y la impunidad de los delitos. ¡CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE! .

Caracas, miércoles 3 de agosto de 2016.

 

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