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26.Jul.2021 / 11:20 am / Haga un comentario

Irán Aguilera

La vigencia de las motivaciones fundamentales que justificaron la acción revolucionaria del 26 de julio de 1953, en Santiago de Cuba y Bayamo, quedó palpable, una vez más, en el discurso del Presidente Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez del pasado 17 de julio, ante la impresionante manifestación del pueblo habanero a favor de la Revolución, en La Piragua. Con firmeza el presidente cubano expresó que sí querían una Cuba libre, pero “libre de injerencias extranjeras, y libre del odio que han azuzado quienes llevan 60 años apretando el cuello de la nación para hacerle estallar y ahora quieren presentarse como nuestros salvadores”, señalando, evidentemente, a quien históricamente ha agredido al pueblo cubano con la intención de someterlo: el imperialismo norteamericano.

El 21 de septiembre de 1953, el entonces joven abogado Fidel Castro, al asumir su propia defensa ante el tribunal que lo juzgaba por los sucesos del Moncada, pudo escuchar al doctor Ramiro Arango Alsina negar ser el enlace entre el ex presidente Carlos Prío Socarrás y él –al doctor Arango Alsina lo acusaron de ser el autor intelectual del Moncada y de entregarle un millón de pesos a Fidel para la operación-; el mismo Arango Alsina se atrevió a preguntarle que si lo reconocía a él como el autor intelectual del Moncada, y Fidel contestó de manera enfática: “nadie debe preocuparse de que lo acusen de ser el autor intelectual de la revolución, porque el único autor intelectual del asalto al Moncada es José Martí, el apóstol de nuestra independencia”.

Tal respuesta sorprendió a todos. Sus compañeros moncadistas hicieron resonar atronadores aplausos. Ya Fidel se había convertido de acusado en acusador, no sólo de la tiranía batistiana a la cual enfrentaba decididamente, sino de toda la estructura del régimen que se había impuesto en Cuba desde 1902 -conocido como República Neocolonial– bajo la égida de los gobernantes estadounidenses.

Sin duda que Fidel y sus compañeros del Moncada, integrantes de la Generación del centenario, se habían nutrido de la fuente José Martí. Eran militantes de las concepciones de su apostolado independentista, lo que les posibilitaba ver más lejos que los demás de su época, y, por consiguiente, actuar de forma más consecuente frente a la situación generada por la coyuntura del golpe militar del 10 de marzo de 1952, el cual era otra salida corrupta del mismo periodo de corrupción político y administrativa de los gobiernos anteriores.

Era una coyuntura muy propicia para que emergieran con fuerza las ideas de independencia y soberanía heredadas de Martí. Se celebraba el centenario del nacimiento del Apostol y los 50 años de la república, y, al mismo tiempo, ocurrió ese golpe militar que llevó al poder a una casta de seres desacreditados, de criminales connotados, los cuales respondían a intereses imperialistas, verdaderas marionetas de la embajada norteamericana.

Por eso sería injusto reducir el Moncada solo a una asonada contra un gobierno dictatorial particular, eso tendería a verlo como una acción de elementos ambiciosos que se proponían deponer a una camarilla gobernante corrupta por otra, como tantas veces ha ocurrido en América Latina. Nada más ajeno a la realidad como se corroboró posteriormente. Las motivaciones eran mucho más profundas. Fidel en su alegato La historia me absolverá –que es el programa del Moncada- dejó establecido claramente que se sustentaba en Martí, no como un recurso de oratoria, sino como una demostración conceptual del pensamiento revolucionario de los que realizaron la heroica acción del Moncada.

El programa del Moncada es la continuidad y concreción del programa revolucionario de Martí, y mantiene hoy su plena vigencia histórica porque pudo trazar, sin vacilación, las líneas de defensa de los intereses de los sectores más explotados del país, de los más pobres, los más desfavorecidos, solo por la única vía posible por donde se puede lograr la dignidad de los pueblos, por la de la independencia y la soberanía; de esa manera ubicó a Cuba en el honroso lugar que ocupa en las luchas libertarias de Nuestra América y el mundo.

Siguen siendo memorables las palabras de Fidel dirigidas a quienes lo juzgaban, les dijo, con absoluta convicción, que los moncadistas actuaron así por el deber que se adquiere al querer tener una Cuba mejor, motivación que les venía desde niños, porque “se nos enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la estrella solitaria y cantar todas las tardes un himno, cuyos versos dicen que vivir en cadenas es vivir en oprobios y en afrentas sumidos y que morir por la patria es vivir”.

En el Moncada fue determinante la Nueva Estrategia de la Generación del centenario, encabezada por Fidel, quienes al censurar las vacilaciones de la dirección del Partido Ortodoxo tomaron la decisión de apartarse de todos los partidos tradicionales cubanos, los cuales se habían corrompido. La Generación del centenario se propuso impulsar un movimiento verdaderamente revolucionario y popular, que no solo aspiraba derrotar a la tiranía batistiana, sino realizar una verdadera revolución que cambiara de raíz la realidad cubana. Esa idea colocó a ese grupo de jóvenes a la vanguardia de la lucha por la verdadera y definitiva independencia. Como acción concreta, y orientados por aquella estrategia, ejecutaron los asaltos a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, aquel histórico día, hace 68 años. Es sabido que a pesar de la gran demostración de valentía y dignidad de los asaltantes -en número y poder de fuego eran menores- no pudieron tomar esas fortalezas militares, y las fuerzas de Batista, temerosas, ejecutaron una vil masacre al concluir el combate y en días posteriores.

La Generación del centenario se propuso borrar de la historia cubana la llamada República neocolonial, que se estableció el 20 de mayo de 1902. Un periodo donde Cuba pasó de ser colonia de España a ser neocolonia de Estados Unidos, hasta que llegó la Revolución en 1959 y cortó ese oprobio.

No debe extrañar que la política exterior de Washington siempre intentó hacer desaparecer todo vestigio del movimiento libertador cubano, como hoy sigue pretendiendo destruir la Revolución arreciando el ilegal y criminal bloqueo, que tiene más de 60 años, junto a todo tipo de conspiraciones, como también lo denunció el Presidente Díaz-Canel, y como lo denuncia el mundo entero exigiendo el cese del bloqueo a Cuba, así lo hizo recientemente con otra abrumadora votación en la ONU.

 

 

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