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10.Oct.2017 / 09:50 am / Haga un comentario

Foto: Ciudad CCS

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Por preferencia y por eximido pudo ser profesor de Historia y Geografía, pero por lealtad a su madre, Agustina, se quedó en la carrera militar el 8 de agosto de 1971 y la Academia Militar que lo enamoró le marcó un destino para dirigir en la Patria. Es G/J Jorge Luis García Carneiro, fiel compañero de luchas del Comandante Eterno Hugo Chávez, fue su amigo y con respeto cumplió las tareas que el gigante le encomendó, una de ellas la defensa de la Revolución Bolivariana en abril de 2002, cuando atrincherado con el pueblo reclamaba la vuelta de Chávez, que había sido secuestrado por la cúpulas burguesas en un Golpe de Estado. Basados en la confianza mutua, Chávez encomienda otras tareas a García Carneiro, quien pasa de la vida militar a la gestión social, donde se destaca por su comprensión con el dolor y la necesidad del pueblo. Con el respaldo popular logró la Gobernación de Vargas en dos períodos consecutivos y ahora va por la reelección. Marcado por los valores familiares de unión y solidaridad, construyó su familia con María de Carneiro y sus cinco hijos: Jorge Javier, César Alejandro, las morochas María Alejandra y María Fernanda y Ender Antonio. Este 15 de octubre se la juega con las bases, pero primeramente con la confianza en Dios para alcanzar el triunfo y seguir consolidando la Revolución con su pueblo de Vargas.

¿Cómo vivió su infancia?

Nací en El Valle, como nacía la gente en esos tiempos, con una comadrona, en una casita humilde pero que tenía mucho amor. Somos siete hermanos, yo soy el penúltimo, son tres varones y cuatro hembras y uno falleció.

Fue un ambiente hermosísimo porque íbamos a pie los 7 hasta la escuela la Gran Colombia, allí hice mi primaria. Mi papá nos daba un medio y comprábamos apenas una galleta Susy. Nuestro hogar fue humilde y lo importante era la fortaleza que había en la familia. En mi casa estaba prohibido fumar, jugar barajas, no podíamos aprender cosas que en el futuro pudiesen dañar nuestro comportamiento. Después hice el bachillerato en el liceo Pedro Emilio Coll, y allí sí me dieron un bolívar, porque se pagaba medio en el transporte.

¿Qué recuerda de sus padres?

Mi mamá era de mucho carácter, más fuerte que el de mi papá, que era una persona que aconsejaba en todo. Mi mamá iba a pasar revista en la escuela y corríamos la voz entre nosotros, “está preguntando a las maestras cómo nos portamos” nos asustaba pero siempre salíamos bien. Ella era muy generosa con la gente y en mi casa comían muchos niños del barrio al mediodía. En ese tiempo, cuando la gente fallecía la velaban en su casa y ella también se encargaba de arreglar muertos y no cobraba. Le decían “Agustina se murió fulano” y ella que tenía un maletín con su aguja y formol y sus cortinas de las ventanas blancas con lazos negros, las colocaba, preparaba al vecino y lo maquillaba. Era muy solidaria y la gente la buscaba por eso. Siempre se preocupó porque estudiáramos, no quería que sus hijos pasarán el trabajo que ella pasó.

Esa solidaridad con la que usted creció le marcó su personalidad.

En la tumba de mi mamá está escrito un pensamiento de lo que ella nos inculcó y yo le escribí: “lo más importante es mantener la unión de la familia”. Ella insistía en que en su ausencia y la de mi padre debíamos permanecer juntos, sin discordias y ayudándonos y hasta hoy lo hemos cumplido. Mis hermanas viven El Valle y aunque están casadas también han pasado penurias y tengo mi compromiso de ayudarlas, además recordando el pensamiento hermoso que siempre nos inculcó mi mamá.

¿Qué lo inspiró a cursar estudios militares?

Cuando me gradúe de bachiller venía eximido en Historia y Geografía, entonces presenté exámenes en el Pedagógico de Caracas para ser profesor en esas materias, pero también presenté examen en la Academia Militar. Con la Academia había algo mágico en mí, que era el toque de diana a las 5 de la mañana. Se metía por la ventana del cuarto la música porque vivíamos muy cerca y uno veía a los cadetes cuando se levantaban con entusiasmo y después ver al cadete en su salida los sábados impecable vestido de azul, son cosas que a uno lo van enamorando. El 8 de agosto del año 1971, cuando vamos entramos a la Academia, mi papá que era más débil de corazón, me dice en el puente ya para entrar: “Jorge, estás a tiempo, si quieres me regreso”; y le dije “vamos a seguir”. Si eso lo hubiese escuchado mi mamá habría sido terrible. En la Academia leí un periódico que por suerte tenía el teniente Zerpa, quien para mí siempre fue un maestro y veo que aparecía en la lista de aspirantes a ingresar al Instituto Pedagógico de Caracas en Historia y Geografía. Cuando vino mi mamá a la visita le digo: “metí historia y geografía en el pedagógico y salí, quiero pedir la baja para irme para allá”. Eso fue una ofensa para ella y respondió: “¿Qué es lo que tú me estás diciendo, te faltan carroñas o qué es lo que te pasa? Usted se queda aquí, usted es responsable”. Y me dio esa perorata tan duro que más bien no se lo hubiese enseñado.

Un momento con su madre

Mi mamá me vio ascender hasta el grado de General de División y prácticamente fue su despedida, porque cuando asciendo ya le habían diagnosticado un cáncer terminal, ella no lo sabía. Yo iba al acto de ascenso y le digo quédese en la casa que cuando apenas termine le prometo que nos vemos. El acto duro cuatro horas y mi sorpresa es que cuando terminamos la veo pegadita a la escalera y me abraza y le digo: “¿pero qué hace aquí, por qué te viniste sin decirme nada? pasaste cuatro horas parada te hubiese dado un asiento”, y ella me dijo “quería verte porque yo creo que tengo los días contados”. Ese fue el abrazo más bonito que haya recibido, me partió el corazón mi viejita. Ella muere el 11 de octubre de 2001, antes del golpe de Estado.

¿Cómo fue su relación con Hugo Chávez en la Academia?

Mi carrera militar comenzó con la de Hugo, el 8 de agosto de 1971. Ese mismo día hicimos el juramento ante la bandera como obediencia a la Patria y empezamos a conocernos. Él tenía una personalidad muy notoria, declamaba, cantaba, buen amigo, contador de chistes y eso nos permitía conocernos más. Ese año se celebraron por primera vez los Juegos Suramericanos Deportivos entre los institutos militares y Chávez, como pitcher, tuvo una participación bonita. Ya demostraba cualidades excepcionales en el deporte, era un amante del beisbol. Con el tiempo me di cuenta que Chávez era rebelde, tenía esa condición de no quedarse callado cuando tenía la razón. Al graduarnos me fui por Infantería y él por Comunicaciones.

¿Dónde desarrolló su carrera militar?

Casi toda en la frontera con Colombia. En Apure en la selva de San Camilo, en el Zulia en la Sierra de Perijá. Pasó el tiempo de coronel y ocupé el cargo de comandante en el Cuartel General del Ministerio de la Defensa. Me me volví a ir a la frontera como jefe del Teatro de Operaciones en Apure y regresé como jefe del servicio de alimentación del Ejercito. Pasé luego a ser director de la Academia Militar, fue un cargo bonito porque a uno le gusta ser rector de su casa de estudios. Luego me fui como comandante de la Guarnición de Mérida, allí nació el Plan Bolívar 2000, por la preocupación que tenía Chávez de la situación del país, el desempleo, la pobreza extrema, el analfabetismo. Me mandan al Táchira, como comandante de la Guarnición. Allí tenía tres brigadas y estuve año y medio. Más tarde Chávez me lleva como jefe de Casa Militar.

En el desmontaje del golpe de Estado de 2002 usted jugó un papel importante para devolver al presidente Chávez al poder. ¿Cómo vivió esa situación?

Cuando se da el golpe estábamos reunidos en el Ministerio de la Defensa, y los generales decían que Chávez se puso el país de sombrero y decían puros embustes. Me pareció rara la situación y me voy al Ministerio de la Defensa. Allí veo que estaba el alto mando reunido y es cuando sale por primera vez por televisión el general González González, desconociendo la autoridad del Comandante Chávez, pero el alto mando militar en vez de repudiar el hecho lo alabó y me doy cuenta que todo estaba armado. Lucas Rincón Romero da entonces un mensaje en apoyo al presidente y regreso a mi comando en Fuerte Tiuna. Llamé al general Silva Wilfredo y al general Lameda Hernández y llegamos a la conclusión de que había en puertas un golpe de Estado, y salimos a defender la Patria. El Plan Soberanía tiene un aspecto para cada región y en Caracas se llama Plan Ávila y establece qué medidas se deben tomar a la hora de una alteración del orden público. Basándome en ese plan tomé las riendas. Los cuarteles de Fuerte Tiuna y las tropas estaban bajo mi mando; sacamos los tanques y a partir de ese momento me atrincheré con el apoyo del pueblo pidiendo la presencia de Chávez en Fuerte Tiuna. Tomamos la decisión de apoyar a Chávez y desconocer las autoridades de nuestros superiores. A partir de allí transcurrieron momentos duros, luego vino el paro general, el paro petrolero, la plaza Altamira, los paramilitares que eran 156 hombres que se entrenaban en la finca Daktari, muy cerca del centro de poder.

Su gestión como ministro de la Defensa ¿cómo la recuerda?

Viví los momentos más intensos de mi carrera. No vi a ese general que yo conocí de muchacho, un ministro de la Defensa trotando a las cuatro de la tarde con sus ayudantes o jugando frontón, no conocí estas prácticas. Desde que asumí, me dediqué a trabajar en el Consejo de Investigación, a estar pendiente de lo que estaba sucediendo en el país, atendiendo los posibles golpes de Estado. Fue un momento atípico.

Una tarea incómoda como ministro.

Me tocó un papel duro y difícil, porque tuve que llevar a Consejo de Investigación a un grupo importante de oficiales en todos los grados y a juicio de investigación a coroneles efectivos y otros asimilados, como médicos, que estaban a favor del golpe en el Hospital Central, porque desde allí saboteaban para crear malestar en la juventud militar, con el objetivo de que se revelaran contra Chávez. También tuve que tomar acciones con coroneles que eran jueces y fiscales militares, hacerles Consejos de investigación y destituirlos de sus cargos.

Una anécdota agradable con Hugo Chávez.

Con Chávez viví momentos bonitos. Para graduarnos de paracaidistas, después de tres meses de entrenamiento en tierra, nos anunciaron que nos lanzaríamos por primera vez del avión y eso era una alegría muy grande. Allá estaba prohibido lanzarse con objetos y Chávez se metía una cámara para tomarse sus propias fotos y la de sus compañeros.

¿Qué sintió cuando Hugo Chávez partió?

Una lágrima corrió por su mejilla. —Se fue un hermano. Además que fuimos buenos compañeros, yo sentí siempre a Chávez como mi superior, como mi jefe. Si algo puedo decir es que Chávez me dijo un día: “me gusta como tú eres”, porque por más confianza que me dio nunca lo tuteé. Él era el presidente y yo su subalterno, por muy amigos que éramos. Llegó un momento que me tocó defenderlo por toda la situación del país y lo hice con desprendimiento, con orgullo.

Usted fue fundador de los consejos comunales, ¿cómo desplegó esa gestión social luego de venir del mundo militar?

Después de ser ministro de la Defensa, Chávez me pide crear el Ministerio de Desarrollo Social y Participación Popular y teníamos que crear los consejos comunales, nombre que le puso él mismo. Arrancamos sin la ley y como Chávez rompía los esquemas le puso de una vez los bancos comunales. En mi tiempo llegue a tener un promedio de mil personas por estado, contratados, haciendo consejos comunales y creo que me fui dejando un buen número de estas organizaciones consolidadas en sus territorios.

¿Cómo se define Jorge Luis García Carneiro?

Alguien me dijo que por qué acepte fundar la Misión Negra Hipólita, que yo venía de ser un hombre importante como ministro de la Defensa, y que ahora estaba metido en la basura. Esto lo decían porque ya habíamos cerrado el basurero de Guarenas y sacamos a 85 familias a vivir dignamente. Entonces respondí que yo siempre prefería ser más útil que importante. Era más útil como persona porque estaba dedicado al pueblo que estaba en condiciones muy duras. La miseria a uno le pega en el alma y le di la mano a quien la necesitó y le di gracias a Dios por esa oportunidad.

¿Cuáles fueron sus tareas al llegar al Gobernación en 2008?

Identificar los problemas más sentidos en la población. Me encontré con el problema de la inseguridad, el agua y la vialidad, porque la ciudad era un caos. Del Aeropuerto de Maiquetía a 10 de Marzo se podía tardar 30 minutos o una hora. Luego el saneamiento ambiental, había mucha basura porque era muy normal conseguir escombros en las calles y basura en las costas como Tanaguarenas-Naiguatá. También había mucho desorden urbanístico, cada quien construía sin normas. Había que arrancar con una ley de ordenamiento territorial y urbanismo, para identificar los sitios de construcción. Así fuimos trabajando para mejorar a Vargas

Algunas obras importantes de su gobierno.

Cuando llegamos hicimos trabajos de mitigación de riesgos en las zonas donde la gente construía sus viviendas, por el abandono de los gobiernos de 40 años. Los ríos están canalizados para proteger a la población, aunque todavía nos quedan algo pendiente. Comenzamos a ordenar el estado para su reencuentro y construimos la plaza Bolívar y la José María España. El guaireño se acostumbró a pasar su fin de semana en su casa y no tenía sentido de encuentro, estaban apartados porque los espacios planos estaban en manos de estacionamientos de gandolas.

Tenemos 37 mil viviendas construidas y haremos otras.

¿Por qué la oposición no debería gobernar en Vargas?

Los gobernadores que venimos con la corriente del legado de Hugo Chávez somos garantía de paz. Un gobernador o un alcalde que viene formado por la derecha no es garantía de paz y eso se ha puesto de manifiesto en donde ellos gobiernan, porque allí es donde ha habido más violencia y convulsión por el comportamiento de los grupos que los acompañan. Hemos visto a gente viva prendida en fuego. Es claro que para que el pueblo tenga paz en su territorio necesariamente debe estar un gobernante de nuestra corriente.

¿Qué le ha dado espiritualmente a su pueblo?

Yo he ofrecido en mi gestión lo que la gente ha visto. He basado mi fortaleza para gobernar en cuatro elementos: en la familia, porque si algo tenemos que hacer en el país es que se fortalezca la familia. Lo segundo es que esa familia debe tener como practica la solidaridad. Otro elemento debe ser la autoridad, yo no concibo un gobierno blandengue, se debe tener fuerza y carácter en la toma de decisiones y por último tiene que haber la creencia en Cristo, en el Jesús resucitado. Con ese trabajo hemos logrado y seguiremos logrando el bienestar del pueblo.

¿Qué es lo que más le gusta hacer?

Supervisar. Si algo debo atribuirle al éxito de esta gestión es la supervisión.

¿La Academia Militar?

La institución más hermosa que me enseñó a amar a Venezuela.

¿Su concepto sobre la FANB en este momento?

Que está basada en el nuevo pensamiento militar que no teníamos. Fue Chávez quien comienza a crear una doctrina a la venezolana. Es más dedicada al amor intenso de la Patria.

¿Cómo ve a Nicolás Maduro?

 Es un líder indiscutible, a quien nosotros le debemos el compromiso de acompañarlo en su gestión y de sentirlo como presidente y comandante en Jefe de la FANB.

¿La paz del país?

Es lo más grande que ambicionamos y con la Asamblea Nacional Constituyente lo hemos logrado. Debemos buscar la paz económica y enrumbar la paz política.

¿Su concepto de Patria?

Lo más grande y hermoso, es el amor por nuestra tierra.

¿Va a ganar la reelección?

Yo voy a ganar y lo digo sin ánimo de ser prepotente, sino con humildad, le vamos a dar una buena lección al candidato opositor. Mi victoria está en las manos de Dios.

Obras Sociales

 Con la Gran Misión Vivienda Venezuela se edificó el urbanismo Hugo Chávez, que alberga a miles de familias humildes
> Construcción de las plaza Bolívar Chávez, la más grande del país y la Plaza Mayor de Catia La Mar
> Construcción de soluciones viales
> Parques temáticos para los niños
> Puesta en marcha del Terminal de Catia La Mar y en construcción el de La Guaira
> Estadio de beisbol profesional
> Más de 170 obras de mitigación de riesgo en zonas populares
> Apoyo social y financiamiento a los pescadores y pequeños comerciantes
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Ciudad CCS

 

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