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12.May.2017 / 11:06 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

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Por: William Serafino

Misión Verdad

La decisión de Venezuela y el Departamento de Estado de EEUU

Ante la decisión del gobierno venezolano de retirar al país de la Organización de Estados Americanos (OEA) por su perenne interferencia en los asuntos internos del país y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el Departamento de Estado de EEUU, según lo comentado por su Secretario Rex Tillerson y otros mandos de la burocracia intermedia, busca reforzar su presión contra Venezuela utilizando al organismo regional.

Esta estrategia que tiene a Luis Almagro como principal operador político está constituida por tres maniobras principales. 1) Lograr la aplicación de la Carta Democrática Interamericana; 2) construir un consenso para iniciar un proceso de tutelaje; y 3) dinamitar las alianzas internacionales del país que actualmente impiden un aislamiento mucho más profundo, principalmente Petrocaribe.

Crónica de una reunión fallida

En este sentido, la última reunión del Consejo Permanente de la OEA (miércoles, 10 de mayo) para fijar la fecha de la reunión de cancilleres sobre Venezuela estuvo centrada en una resolución presentada por Canadá y apoyada por los gobiernos aliados de Washington. La misma planteaba que la reunión debía realizarse el 22 de mayo, sin una agenda de trabajo que clarificara los puntos que se debían abordar.

La propuesta de resolución sobre la fecha fue rápidamente rechazada por varios países del Caribe. Las delegaciones de Antigua y Barbuda, Surinam, Grenada, entre otros, manifestaron la falta de informalidad de la resolución, la forma turbia en que fue presentada y la poca claridad de los objetivos de la reunión de cancilleres acorde con ese planteamiento.

Incluso el embajador de México ante la OEA, Luis del Alba, partidario de la resolución de Canadá, afirmó casi culminando el debate que el organismo «estaba lejos» de lograr un consenso no sólo sobre la fecha de la reunión sino en cómo abordarla.

Las delegaciones de los países aglutinados en Petrocaribe plantearon la creación de un «Grupo de Trabajo» que preparara la reunión en un marco incluyente y dialogante, delimitara sus objetivos reales y buscara acercar posturas.

La embajadora de Surinam dijo que era pertinente esperar la próxima reunión de la Celac el 20 de mayo de 2017 para ampliar los consensos antes de finiquitar la fecha de la reunión de cancilleres de la OEA.

El embajador de Nicaragua pidió en más de una oportunidad que se votara la resolución de Canadá, propuesta que fue rechazada por México, Argentina, Canadá y Estados Unidos en las primeras de cambio. La negativa de ir a una votación expresaba a su vez los insuficientes apoyos para aprobar una reunión improvisada y sin agenda en un solo impulso.

La propuesta del embajador de Ecuador fue aprobada por consenso para dar un lapso de cinco días para que las delegaciones consultaran con sus capitales sobre la reunión de cancilleres.

La resolución de Canadá fue retirada de la mesa y ahora en la OEA se reabrirá no sólo el debate en torno a la fecha, también sobre los objetivos y la ruta planteada y cómo será su preparación, factor que podría dejar -aún más- en evidencia las pretensiones injerencistas del Departamento de Estado de EEUU y sus aliados en la OEA.

Actores diplomáticos resistentes a cualquier opción de diálogo y mediación pacífica desarrollada más allá del organismo, que tenga como centralidad el respeto a la autoridad del Estado venezolano como interlocutor político del conflicto en nuestro país.

Cuestiones a analizar

  • Aunque la sesión del Consejo Permanente de la OEA transcurrió alrededor de la resolución de Canadá, hay una clave de fondo eminentemente política más allá de los aspectos burocráticos de la reunión. El Departamento de Estado de EEUU no ha logrado cohesionar al organismo regional en torno a una postura agresiva, coercitiva y no dialogante contra Venezuela.
  • En tal sentido, objetivos como la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, iniciar un proceso de tutelaje o condenar la ANC pierden capacidad de ser consagrados de forma uniforme por el organismo.
  • Después de un mes de la agenda de golpe de Estado contra Venezuela en curso, EEUU no cuenta con la fuerza suficiente para, al menos, imponer la fecha de una reunión, dejando en evidencia las expectativas fabricadas sobre el aislamiento de Venezuela por parte de sus principales cabilderos a lo interno (Luis Florido y Julio Borges).
  • El tono con el cual se desarrolló la reunión es un factor importante, ya que evidencia posturas encontradas a lo interno de la OEA sobre cómo referirse a la situación de Venezuela.
  • EEUU no ha logrado con base a chantajes y múltiples extorsiones económicas quebrar al Caribe como bloque aliado de Venezuela.
  • La salida de Venezuela de la OEA deja sin efecto legal cualquier declaración o resolución del organismo. Por ende, una posible reunión de cancilleres que emita en el corto plazo declaraciones o exigencias contra la institucionalidad venezolana no serán vinculantes, relegando al organismo a posiciones informales y de carácter eminentemente políticas. Los países de la OEA tenderán a evaluar con mucha mayor cautela sus pronunciamientos para no caer en posturas que sigan afectando negativamente la credibilidad del organismo con respecto a la situación de Venezuela.
  • La propuesta del «Grupo de Trabajo» y el acercamiento de consensos con la Celac realizada por países relacionados a Petrocaribe, otorga fuerza a la propuesta realizada del presidente Nicolás Maduro de incorporar a cinco países del organismo regional al diálogo político en Venezuela. Un elemento de vital importancia ya que el Departamento de Estado de EEUU intenta exclusivizar el tratamiento de la cuestión venezolana en la OEA, plataforma con mayor capacidad de ser controlada.
  • Ante el desastre interno de la OEA ocasionado por Luis Almagro y su imposilidad de consensuar una postura unificada con respecto al tema Venezuela, la Celac puede tomar la iniciativa regional de incluir nuevos actores en la mediación no injerencista del conflicto interno, llevando a la OEA a un escenario de acompañamiento o aislamiento de la propuesta, contrario a los intereses estratégicos de EEUU de entorpecer la ANC y cualquier ruta político en pro de relajar la conflictividad política.
  • La violencia interna depende en gran medida del empuje internacional que otorgan los actores estatales aliados al Departamento de Estado de EEUU y Luis Almagro. Por ende, la imposibilidad de instalar un punto de no retorno con respecto a Venezuela en el organismo puede derivar en una postura mucho más hotil de EEUU, persiguiendo el aumento de medidas coercitivas de forma unilateral contra el país en la búsqueda de ejercer mayor presión sobre los países no aliados en la OEA. Con esto buscarían acercarse a sus objetivos de un cerco político, financiero y diplomático de proyección regional mucho más agresivo contra Venezuela.
 

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