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25.Abr.2014 / 07:42 am / Haga un comentario

Foto: archivo

Tras la primera de muchas victorias del comandante Hugo Chávez, el pueblo venezolano se apropió del Poder Constituyente, impulsado por el líder de la Revolución Bolivariana en su afán de recuperar la lucha emancipadora del Libertador Simón Bolívar, mediante la creación colectiva de una nueva Constitución Nacional -adaptada a los nuevos tiempos-, herramienta fundamental para la construcción de la verdadera Patria, la que nos incluye a todos y todas.

El domingo 25 de abril de 1999, en un hecho histórico, el pueblo venezolano fue consultado, vía referéndum, sí aceptaba o no convocar a una Asamblea Nacional Constituyente “con el propósito de transformar el Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico que permita el funcionamiento de una Democracia Social y Participativa”, 87,75% respondió que Sí, y el camino del Poder Constituyente continuó abriéndose con el empuje de la creciente participación de los venezolanos decididos a ser protagonistas y constructores de su propia historia.

Ese mismo día, en la consulta 81,74% de los votantes manifestaron también estar de acuerdo con “las bases propuestas por el Ejecutivo Nacional para la Convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente”, difundidas en Gaceta Oficial un mes antes.

Así como a Bolívar no le faltaban enemigos, esta vez no faltaron quienes se negaran a consultar al pueblo. Pocos meses antes del referéndum, el 17 de diciembre de 1998, la derecha introdujo un recurso de interpretación ante la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia sobre la legalidad de esta consulta popular.

El 19 de enero de 1999, la Corte Suprema de Justicia declaró que sí era posible consultarle al pueblo venezolano, como Poder Constituyente Originario. La derecha perdió la jugada, pero con el pasar del tiempo sus ataques no cesarían y sus derrotas tampoco.

Juramento cumplido

«Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro», sentenció Chávez, el 2 de febrero de 1999, en su juramentación como Jefe de Estado ante la Constitución de 1961, tras ganar los comicios celebrados el 6 de diciembre de 1998. Comenzaba una era llena de cambios en Venezuela.

Con el respaldo legal de la Corte Suprema de Justicia, el mismo día que fue juramentado, Chávez dicta su Decreto Presidencial número 3, en el que convoca a la consulta popular para convocar la Asamblea Nacional Constituyente.

Una vez aprobada la Constituyente el 25 de abril, más tarde, específicamente el 25 de julio, el pueblo fue consultado nuevamente para elegir a los miembros de la esa Asamblea, de 131 asambleístas elegidos 126 fueron miembros del Polo Patriótico. A partir de allí se comienza a redactar el nuevo texto constitucional, debatido en todo el territorio nacional.

Al ser ratificado como Jefe de Estado por la Asamblea Nacional Constituyente, el 11 de agosto, Chávez recordó sus palabras del 2 de febrero y enfatizó que fue «un juramento para dedicarle todo el esfuerzo en la construcción del camino constituyente», con el cual se inició la construcción de la República Bolivariana y el proceso que desembocaría en una revolución que, mediante el impulso del socialismo del siglo XXI, redujo la pobreza general de un 49% a 27,4%, entre otros significativos logros en materia social y económica, que le han otorgado a Venezuela reconocimiento internacional de organismos como la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Aquel 11 de agosto Chávez explicó que la nueva Constitución fue la idea central del Movimiento V República (MVR) que impulsó su candidatura para ir al campo de la batalla electoral y ser instrumento colectivo «para hacer posible la construcción del camino constituyente».

«Sólo para eso fuimos a las elecciones de 1998, creo que esa fase está cumplida», dijo 200 días después de haber asumido la presidencia, con la cual comenzarían 14 años de Gobierno Bolivariano, en el que se han 19 procesos electorales de distinta índole.

«Fui en esta etapa de 200 días, desde el 2 de febrero hasta hoy, un presidente encargado de muchas cosas pero esencialmente orientando el pensamiento y la acción hacia la catalización, hacia la dinamización, del proceso revolucionario pacífico constituyente», añadió el Mandatario, quien insistió que más que un cambio de leyes e instituciones se trataba de un cambio de tiempo.

Aun cuando fueron minoría, no faltaron los sectores detractores, como alta jerarquía de la iglesia católica y la cúpula burguesa empresarial de Fedecámaras, quienes se negaran a dejar atrás la IV República llena de injusticia y exclusión de las grandes mayorías.

Después de meses de arduo debate democrático y libre, en el que no faltaron las mentiras y ataques de la derecha, el 15 de diciembre de 1999 quedaría plasmado en la historia venezolana como un hito de la democracia, al ser aprobado el nuevo texto constitucional por 3.301.475 de votos, es decir una mayoría traducida en 71,78%.

La nueva Carta Magna entró en vigencia el 30 de diciembre de ese mismo año. Venezuela abría el siglo XXI enrumbada hacia un nuevo tiempo, como diría Chávez, de batallas por la construcción del socialismo bolivariano, hecho con los poderes creadores del pueblo.

AVN

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