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27.Jul.2016 / 10:01 am / Haga un comentario

Foto: Con el Mazo Dando

Foto: Con el Mazo Dando

Generalmente la sociedad venezolana ha sido calificada de consumista, de acuerdo a criterios profesionales de sociólogos, economistas y políticos, entre otros. De hecho en los 14 años que estuvo al frente de la presidencia de la República, el Comandante Eterno, Hugo Chávez llamó al pueblo a frenar esta conducta.

Hoy cuando Venezuela atraviesa una situación económica difícil, producto de la guerra económica promovida por laburguesía parasitaria, así como por la caída de los precios del petróleo, el consumismo persiste.

La diferencia es que tales patrones han cambiado, sobre todo en el tema alimentario como resultado delacaparamiento y la especulación que practican empresarios y comerciantes inescrupulosos.

El acaparamiento y la especulación han modificado las exigencias culinarias del venezolano y la venezolana, quienes ya no salen de compras por lo que quieren o necesitan, sino por lo que encuentran al momento. Cuando adquieren sus insumos, producto de la distorsión del mercado, hacen lo posible por llevar varias cantidades de un mismo producto, restándole oportunidad a otros.

Yogurt por leche

Con la llegada de la Revolución Bolivariana en 1998, liderada por Chávez, Venezuela triplicó la media mundial en el consumo y producción per cápita de leche y carne propuesta por la FAO, señaló en 2013 el entonces ministro del Poder Popular para la Agricultura y Tierra, Iván Gil. Así lo publicó en agosto de ese año el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Minci).

Hoy, producto de la guerra económica, la leche en su versión líquida o pulverizada -sobre todo esta última- no se encuentra en los anaqueles. Se consiguen estos productos gracias a jornadas de distribución de alimentos que realiza el Gobierno nacional en el país, y también a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP); mientras que una parte importante de la población termina comprando el requerido producto a losbachaqueros quienes inescrupulosamente la venden entre cinco mil y seis mil bolívares el kilogramo.

Debido a esta situación y para poder ingerir lácteos, hay quienes decidieron migrar a mezclas industriales de bebidas en cuyos componentes hay leche, o consumir yogurt, cuya marca -una de ellas- es Migurt, propiedad del dueño de laempresa Polar, Lorenzo Mendoza.

¿Casualidad?

En noviembre del año 2013, el portal La Tabla se refirió a este cambio del consumo. En un trabajo titulado: “Nestle celebra en Venezuela y Antonio pasa hambre por falta de leche”, se describen las adaptaciones alimentarias que tuvieron que hacer los padres de un infante de 10 meses, entre ellas pasar de la leche materna a las formulas como NAN hasta llegar a la leche completa.

En una parte de la crónica se puede leer lo siguiente: “Ya hace una semana que la última bolsa de leche completa se acabó. Antonio está sin leche. Para sustituir la leche Nestlé Antonio debe usar yogurt tambien de Nestlé. Lo curioso es que el yogurt sí se consigue pese a la supuesta escasez de leche, que es la materia prima del yogurt (…) Nestléprefiere producir yogurt porque su precio es mayor y como toda empresa capitalista busca mas ganancias y no le importa que Antonio y millones de niños venezolanos pasen hambre”.

Arepa de maíz, plátano, yuca

Desde la época precolombina, el maíz, se convirtó en la principal base alimentaria para la población de aquellos tiempos. Hasta muy avanzado el siglo XX los venezolanos y las venezolanas hacían las tradicionales arepas con maíz pelado o pilado, hasta que en la década de los 50 la industria mercantilizó su consumo.

Hoy debido a la guerra económica que atraviesa el país, la harina de maíz industrializada al igual que la leche no se encuentra en los anaqueles. Quienes la consiguen lo hacen a través de los CLAP o de las jornadas de alimentación que realiza el Gobierno Nacional; mientras que otra parte de la sociedad termina comprando este producto a losbachaqueros a precios que alcanzan los dos mil y tres mil bolívares (más de 100 veces su costo legal).

Quienes no están dispuestos a pagar esos precios por este producto, han optado por regresar a la arepa de maíz pilado o a hacer arepas de yuca y plátanos. No obstante, cada vez que la población consigue una nueva forma de hacer frente a la guerra económica, los empresarios inescrupulosos y los bachaqueros deciden subir los precios de estos productos alternativos.

Es así como una masa de maíz pilado pasó de costar 300 bolívares a principio de año a Bs 800 y 900 en junio.

Lo mismo sucedió con la yuca y el plátano con los que la población está elaborando arepa o comiéndolo de diversas maneras para sustituir la harina precocida (carbohidrato). La primera pasó de costar 300 bolívares a principios de año para ubicarse en lo que va de julio alrededor de los 800 y mil bolívares; mientras que el segundo pasó de tener un valor de 400 bolívares a inicio de este año a conseguirse a mil bolívares el kilo en lo que va de julio.

De la arepa con harina precocida a la arepa de maíz, de yuca o de plátano, muchas familias han pasado a la mezcla de fororo o crema de arroz y avena por ejemplo, que por supuesto tienen un costo más elevado, pero rinden más que los carbohidratos naturales mencionados anteriormente. Esto genera que la empresa fabricante de estos rubros, en su mayoría privada, vuelvan a tener el monopolio, en esta oportunidad con productos que no están regulados.

En febrero de este año, el vicepresidente para la Planificación, Ricardo Menéndez, explicó en entrevista que concedió a diversos medios, entre ellos al extinto portal HoyVenezuela.info, que los sectores que promueven la guerra económica -que ha incidido en los altos niveles de inflación– contra el pueblo han tratado de mermar la capacidad de ingreso y consumo de las familias, lo cual fue un logro del pueblo venezolano en 16 años de Revolución Bolivariana.

“¿Cómo la han tratado de atacar (el poder adquisitivo)?”, se preguntó para luego responder: “Encareciendo los productos” y generando “problemas de abastecimiento” de ellos.

Ediciones costosas sustituyeron a las tradicionales

La pasta, o productos de higiene personal y limpieza como el champú, el jabón en polvo, el papel higiénico, tampoco se encuentran en los supermercados; sin embargo sí se consiguen modalidades de estos productos con costos altos.

La pasta tradicional, por ejemplo, de un kilo que tiene un valor de 480 bolívares no se consigue pero si se encuentra su versión importada cuyo costo puede llegar a alcanzar los 2 mil 500 bolívares.

El jabón en polvo tampoco se ve en los anaqueles, pero sí se encuentra su versión líquida cuyo precio es más alto, pues, alcanza los mil 200 y mil 500 bolívares el litro. Igual sucede con otros productos.

En abril de este año, distintos dirigentes sindicales de transnacionales que hacen vida en el país, entre los que se encuentran Colgate-Palmolive, Alimentos Polar, así como Johnson y Johnson denunciaron cómo ha cambiado la producción de algunos productos.

En ese sentido, Carlos Rodríguez, del sindicato de Colgate-Palmolive, dijo que los rubros no se fabrican en pequeñas presentaciones. Esto, según explicó, está generando menos posibilidades de compras en la población. “Pasan de 140 mil oportunidades de compra a 18 mil oportunidades. Es una estrategia para atacar la economía venezolana y generar desabastecimiento”., reseñó el 5 de abril de este año el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en su página web.

En definitiva, el patrón del consumo del venezolano en materia alimentaria ha sufrido cambio como resultado de laguerra económica. Hoy la población parece no comprar por marca específica sino por lo que consigue y le es más económico. Y cuando un producto le deja de resultar accesible, busca otra medida de alimentación.

El nuevo problema, como quedó demostrado, es que quienes comandan la arremetida, la emplean a fondo. Incluyendo a las alternativas alimentarias.

Con el Mazo Dando

 

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