Opinión / Noticias / Richard Canan

27.Jun.2019 / 04:41 pm / Haga un comentario

Con toda la cautela que a uno le generan las disimiles encuestas que circulan por las redes sociales, llamó la atención la empresa DATINCORP, la cual publicó un estudio muy completo sobre “Cohesión Política”, utilizando el “método probabilístico tetraetápico”; un muestreo estratificado con el trabajo de campo directamente en los hogares, es decir, escuchando cara a cara las respuestas de los encuestados.

Los resultados allí expuestos ratifican lo que es vox populi en la calle. El “joven” que se autoproclamó presidente frente a una turba de la extrema derecha sobre una frágil tarima en medio de una calle de Caracas, arrancó avasallante en las encuestas del mes de febrero, justo después de sorprender a todo el país con su alocado intento de golpe de Estado parlamentario. A la pregunta de DATINCORP: “¿A quién reconoce usted como el presidente constitucional de Venezuela en este momento?”, en febrero la gente sorprendida y confundida opinó en un 49% que era el tal Guaidó. Pero sorpresa, con el pasar del tiempo las cosas empezaron a aclararse y a develarse el fraude que representa el paquetazo Guaidó. Así, en mayo la popularidad del autonombrado bajó al 40%; y luego en el mes de junio se hundió aún más para llegar al 36%. En los meses venideros de seguro continuará a la baja esta irreversible tendencia, pues Guaidó solo alimenta el desaliento con tantos disparates, torpezas y pelones.

Guaidó es, virtualmente, el “presidente” (con muchas comillas) de las redes sociales de las hordas de extrema derecha. Pero hasta allí. En el mundo real no pasa de ser un huevo frio, un tipo sin carisma, sin trayectoria política, ni liderazgo que lo avale en el mundo político. Guaidó no levanta ni entre sus propios compañeros de partido, los cuales deben ir obligados a las comparsas organizadas en los estados. Este florecimiento circunstancial de Guaidó se debe a una realidad histórica, todos los miembros de la dirección política del partido de extrema derecha Voluntad Popular, están escondidos o son prófugos de la justicia. Todos por su porfiada tendencia a participar en golpes de Estado y Guarimbas.

Todos los dedos acusadores señalan directamente a Guaidó por tantos fracasos. Las críticas más ponzoñosas y certeras provienen principalmente de las filas de la propia derecha histérica, decepcionadas por el estancamiento del autoproclamado en lograr el prometido “cese de la usurpación”. Hacer un resumen es fácil, en todas las redes sociales se cuantifican a diario sus disparates y errores. A Guaidó lo llaman sus partidarios más generosos el “coleccionista de fracasos”. Veamos parte de sus logros:

  • En los largos seis meses que han pasado desde su autodesignación, no logró la conformación de un efectivo y verosímil gobierno de transición. Su inocuo “equipo” de gobierno (a modo de cuerpo ministerial), sucumbió víctima del sectarismo y la inutilidad de sus nombramientos. Todos ilustres desconocidos, puros bates quebrados, sifrinos y marchantes, afines todos a la corporación Voluntad Popular C.A. Según se quejan en la oposición, ni siquiera se tomó la molestia de nombrar un “canciller” de peso, con experiencia (como Diego Arria, por ejemplo), “para atender a Bachelet”, que lo ninguneó en su reciente visita al rango inferior de exiguo Presidente de la Asamblea Nacional (caras de circunstancias en la foto oficial).
  • A pesar de los rimbombantes mítines en los estados al mejor estilo de las romerías adecas (algunos con más cámaras que gente), la verdad es que Guaidó no logró en todos estos meses levantar el apoyo popular. A las masas, como lo señalan los datos de DATINCORP, no les entusiasmó para nada el suicida experimento representado por Guaidó, el cual pisoteó la Constitución Bolivariana y casi todas las leyes de la República. A los laboratorios de la derecha no les cuajó el enésimo intento por construir una quimera de líder que sobreviviera más allá del enjambre mediático de sus asalariados Bots.
  • Un fracaso rotundo lo representa la estruendosa fractura entre las fuerzas políticas de la oposición. Sus acciones en nada han contribuido a la unidad. Guaidó se nota solitario, sin espíritu de cuerpo con el resto de la cúpula opositora. Esto es consecuencia del egocentrismo y la inmadurez. De la fracasada propensión a darle a su partido Voluntad Popular una preponderancia que no tiene, desconociendo e irrespetando al resto de las fuerzas políticas de la oposición. El resultado es catastrófico. Como señala DATINCORP el apoyo de los encuestados al partido Voluntad Popular está en las catacumbas, raya apenas el 10%. Nada de lo hecho en seis meses ha tributado positivamente a su causa partidista.
  • La puesta en escena de la supuesta “ayuda humanitaria” fue un desastre. La soberbia de la crema y nata de la derecha continental (que después apareció con sus caras largas y amargadas), creyó que podía generar un quiebre forzando el ingreso de los camiones a través de las fronteras, violentando la soberanía del país. Fracasaron rotundamente y han tenido que pagar las consecuencias de todas sus torpezas y acciones al margen de la ley: lidiar con la voracidad depredadora de los miembros del “equipo” Guaidó en Cúcuta (puros rateros, proclives a guardarse los dólares en sus enormes bolsillos); con las protestas de los desertores abandonados en los hoteles; los dineros del concierto que ahora no aparecen; que si la comida recibida en donación la vendieron o se dañó. Son demasiadas torpezas e irregularidades las cometidas por este avaricioso e insaciable “equipo”. No queremos imaginar el tamaño del desfalco cuando se descubran las tracalerías que están ocurriendo en su monumental saqueo a las arcas de CITGO, de Monómeros Colombo Venezolanos S.A. o en la negociación que hicieron con los tenedores de los Bonos de la República. Puros zamuros dándose festín con los activos de la patria.
  • El golpe de Estado fallido del 30 de abril dejó en la estaca a una docena de diputados y dirigentes políticos. Sobre ese gran fracaso han hecho mutis. Sacrificaron a un puñado de militares en un burdo montaje mediático, para finalmente revelar que la verdadera intención (armada por Maquiavelo) era liberar al jefe de Guaidó, al mantuano criminal Leopoldo López. El cual salió fugado de su casa por cárcel, para ir a esconderse en “condición de huésped” (no puede declarar ni manifestarse políticamente), en la embajada de un país cuya legislación no permite otorgar asilo político a personas fuera de su territorio. Torpes, mamarrachos y bufones.
  • El cacareado apoyo de 50 gobiernos de extrema derecha (sobre los 200 países que reconoce la ONU), no se ha traducido en acciones concretas. Las agresiones en la OEA y las amenazas no han logrado nada, más allá de las alharacas mediáticas. Destaca que los socios chilenos y ecuatorianos de Guaidó, ahora han cerrado el acceso a sus países, exigiendo visa y más trámites burocráticos para los venezolanos. Así paga la Alianza del Pacifico a sus arrodillados lacayos.
  • El sueño dorado de Guaidó, entregarle la soberanía de la patria al Tío Sam (hasta les imploró que nos bombardearan), se ha convertido en una peligrosa Espada de Damocles. Luego de meses de tantos fracasos, ya los gringos están hartos de las mentiras y falacias de Guaidó. Ahora están alertas y desconfían de sus imprudentes lacayos. Han emitido sus órdenes con claridad: “El único que decide si interviene o no es Trump”, ratificando que Guaidó es, a duras penas, un perrito faldero que mira desde su perrera los acontecimientos. El segundo mensaje lanzado desde el Imperio Norteamericano es que Trump no reconocerá un gobierno que surja producto de la negociación del “equipo” de Guaidó en Noruega. Queda claro quién manda en la escena: Trump y sus asociados.

Finalmente, hay largas cadenas (no de oraciones) recordando diariamente que en enero del año 2020 se termina la presidencia rotatoria de Guaidó en la Asamblea Nacional. Se irá sin pena ni gloria, lamentando la oportunidad perdida durante su autoproclamado “interinado”. El muchacho sabe que debe entregar el coroto, por lo que seguirá pataleando e inventando más disparates. El “coleccionista de fracasos” tiene tiempo de incrementar su prontuario criminal. De seguro marcará la milla y se esconderá en una confortable embajada en el próximo reality show. Será un mal recuerdo para los venezolanos.

Richard Canan

Sociólogo

@richardcanan

 

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