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31.Oct.2017 / 02:28 pm / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

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Razones de fondo

La coalición de partidos antichavistas, enfrentada a lo interno por los resultados adversos de las elecciones regionales, los contradictorios anuncios de «fraude» y la juramentación de cuatro gobernadores ante la ANC, es consciente de su condición actual de desventaja política y electoral frente al chavismo.

La decisión de no asistir a los comicios, por ende, se corresponde más con la necesidad de eludir una catastrófica derrota en las urnas y reducir los costos políticos de la misma, que a una declaración de principios éticos.

Lo esencial para el antichavismo en este punto, más que recuperar la unidad, es evitar que otra derrota electoral debilite aún más su imagen internacional y profundice la desmoralización de su base electoral. Y en eso específicamente todos parecen estar de acuerdo, al menos en apariencia.

Si algo es cierto es que esta decisión presentada como «unitaria» no se puede trasladar automáticamente a próximos escenarios, así lo expresó el líder de AD Henry Ramos Allup, quien aprovechó las expectativas por su pronunciamiento para polemizar con VP y PJ indirectamente sobre sus intentos de buscar vías no electorales. Los pronunciamientos en fila en la misma dirección, sin embargo, no constituyen un gesto lo suficientemente sólido para dar por sentado que las asperezas que internamente se han profundizado en las últimas semanas, están finalmente limadas para el antichavismo.

Los jefes en el extranjero presionan y la jugada a doble banda de Henry Ramos Allup

El jefe internacional de los sectores radicales de la MUD, Luis Almagro, criticó fuertemente la participación de la oposición en las elecciones regionales, catalogándola como «instrumento esencial del fraude». A esto Henry Ramos Allup respondió con fuerza, marcando distancia y dejando ver que AD no tiene su comando central en el despacho de la Secretaría General de la OEA.

La juramentación de los gobernadores de AD ante la ANC fue la gota que derramó el vaso. La presión externa y a lo interno de VP y PJ logró acorralar a Henry Ramos Allup, quien tuvo que moverse sobre un campo minado: al mismo tiempo que afirmaba que los gobernadores de su partido quedaban «autoexcluidos» por la decisión que tomaron, entendía y respetaba su posición.

El pasado jueves 26 de octubre, en la ciudad de Toronto, Canadá, se reunió el llamado «Grupo de Lima», con miras a fortalecer la presión sobre la coalición opositora para no acudir a los comicios municipales y estabilizar mínimamente las relaciones internas.

La encargada de inaugurar la sesión fue la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, quien enfatizó que mientras el presidente Nicolás Maduro insiste en que lo que sucede en Venezuela no debe ser preocupación de otros países, «el hambre generalizada, la falta de insumos para tratar a los enfermos, las golpizas, arrestos masivos y torturas a civiles, así como la demolición de las instituciones democráticas preocupan a todos», dicho así, sin pruebas ni testimonios verificables.

Freeland también solicitó al Gobierno venezolano que le devolviera el poder a la Asamblea Nacional aún en desacato, que realizara la mayor cantidad de entrega de asistencia humanitaria posible y que reconstituya el CNE «con un calendario claro para elecciones libres y justas».

Además, el «Grupo de Lima» tiene vicepresidente adjunto: el canciller peruano Ricardo Luna. Este fue enfático al agregar que no se ha visto «un cambio sustancial en Venezuela» y, por el contrario, «la cosa se ha puesto peor». Uno de sus ejemplos fue el «fraude» durante las últimas elecciones para gobernador y la «fragmentación de la oposición en Venezuela», a quien le exigió unirse.

El documento final del encuentro rechaza las elecciones regionales del 15 de octubre pasado, exige revisión del sistema electoral y la renovación del CNE. Por lo que queda clara la agenda, declarativa al menos, de una parte del antichavismo fronteras adentro. El Departamento de Estado de EEUU reconoció la labor del «Grupo de Lima» como jefatura externa de la oposición venezolana a través de un comunicado.

El líder de AD, consciente de que el acoso buscaba responsabilizarlo de dividir a la MUD o de ser un factor para que el chavismo continúe en el poder, no tuvo más remedio que aplicar la misma fórmula de la semana anterior: afirmó que AD no participaría, pero que si algunos dirigentes lo hacen serán «autoexcluidos», previendo que algunas candidaturas paralelas saldrán a relucir. Un escenario que podría aprovechar muy bien Henry Ramos Allup para entorpecer la imposición de Almagro y el «Grupo de Lima» junto a VP y PJ, dejando en entredicho su capacidad de liderazgo y autoridad puertas adentro.

Tampoco perdió tiempo para expresar su rechazo a la propuesta de VP y La Causa R sobre elegir en primarias al candidato presidencial opositor en las próximas semanas, al mismo tiempo que reafirmó su interés de optar por el cargo. Una mala noticia para VP y PJ que ven en Henry Ramos Allup un actor difícil de manejar y que opera bajo cálculos propios.

Tras la juramentación, los gobernadores de AD no han recibido sanciones públicas que muestren un escarmiento real por parte de la dirección nacional. VP y PJ por su parte, han aplicado la misma cartilla, toda vez que los dirigentes Gustavo Duque y Elías Sayegh han mostrado su intención de postularse para las alcaldías del estado Miranda por fuera del partido amarillo.

Mientras tanto Un Nuevo Tiempo (UNT) no ha dado su postura oficial. Hace pocos días el partido Avanzada Progresista mostró su intención de participar en los comicios municipales. Por más que las formaciones más relevantes de la oposición han decidido no asistir con sus tarjetas, sectores que podrían obrar fuera de la ecuación comprometerían el liderazgo de Almagro y el «Grupo de Lima» (comisionados de EEUU contra Venezuela) en función de cohesionar a todo el antichavismo bajo una sola política.

El canciller de Perú, Ricardo Luna, criticó esta fragmentación dejando ver que, aunque sean fuerzas de segundo grado las que participarían en el proceso electoral, eso en sí mismo sería afrentar contra la orden dada de no asistir.

Comisionados de EEUU ponen orden para estabilizar la crisis opositora

Todo parece indicar que la contienda de las municipales suma puntos a la jefatura de EEUU sobre la oposición venezolana, de la cual Luis Almagro y el «Grupo de Lima» son comisionados exclusivos. De facto las posturas medianamente contrarias a ese comando extranjero han sido aplacadas en beneficio de una política de aislamiento electoral. EEUU intenta proteger su inversión de una posible derrota en los próximos comicios, que podría acrecentar las diferencias internas y el panorama de desmovilización de su base electoral.

Del comunicado del «Grupo de Lima» se desprenden dos elementos clave: la orden de desconocer la ANC y la designación de un nuevo CNE por parte de la Asamblea Nacional en situación de desacato. El primero carece de seriedad, puesto que cuatro gobernadores opositores se subordinaron ante esta instancia. El segundo significa un empuje a otro abismo político similar al del «TSJ paralelo». A EEUU le interesa el antichavismo en tanto y en cuanto una parte de ello sigue siendo proclive al sacrificio.

Distintos periodistas y medios de comunicación, no precisamente de orientación chavista, han alertado que podrían aparecer «candidaturas rebeldes» en históricos municipios donde el antichavismo tiene altas posibilidades de mantener el mando. De darse esta situación se verían comprometidas la autoridad y la capacidad de mando de los partidos opositores más relevantes, acrecentando la falta de cohesión unitaria que le reclaman desde EEUU.

Con estos elementos en contra, la disciplina ejercida por parte de los comisionados internacionales de EEUU a lo interno del antichavismo parece tener fecha de caducidad a medida que se acerca 2018 y cada dirigente de alcance nacional ve en sí mismo la mejor opción presidencial.

Que los factores de mayor peso en la oposición hayan asumido de antemano que irán a las elecciones presidenciales, aun con las diferencias entre VP y AD, bajo el mismo sistema electoral que funcionó en las parlamentarias, regionales y municipales en que rechazaron participar, solo afianza la intención de no asistir a la cita del 10 de diciembre para llegar a 2018 sin una derrota estrepitosa a cuestas.

Esto indudablemente nos lleva a los factores que jugaron en contra de la MUD en los recientes eventos electorales. La desestimulación del voto producto de los ataques al CNE, combinada a un portafolio de promesas incumplidas, potenciaron un clima de confusión y rechazo que se tradujo en una caída del apoyo electoral.

La arrolladora victoria del chavismo aumentó los niveles de desmoralización de la oposición, por lo que los principales partidos opositores no querrán verse en la misma situación en menos de dos meses después de las municipales. Sin embargo, con la decisión delegada de no participar, podrían generar justamente el efecto contrario: sabemos que un mapa teñido de rojo es una imagen demoledora para la moral de la dirigencia y la base opositora. Tratando de escapar de ese inevitable panorama, parece que se acercan a mayor velocidad y con mayores costos políticos.

Este escenario podría abrir nuevas confrontaciones a lo interno del liderazgo, quienes posiblemente intentarán responsabilizarse mutuamente de lo ocurrido y de los costos que acarreará la decisión tomada. Un factor que haría más cuesta arriba para los comisionados de EEUU ejercer su papel como jefes de una oposición que le cuesta caminar en unidad y sin colocarse trampas en el trayecto.

Misión Verdad

 

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