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Confirmado: La mal llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) necesita su propia Mesa de Diálogo, como han señalado diversos analistas políticos desde hace días. Los desacuerdos en esa maltrecha organización son mayores que los acuerdos, dejando en evidencia el poco nivel que tiene para aspirar a convertirse en una opción real de mando en Venezuela. Como reza el dicho popular: Es mucho camisón pa’ Petra.
La más reciente asamblea de la MUD, así lo demuestra. Entre ellos mismos, hubo descargas de todos los calibres. Llegó un momento en que pareció ser una conflagración entre enemigos y no un encuentro entre supuestos aliados. Las apetencias de poder desbordaron los más elementales niveles de tolerancia.
Richard Blanco, por ejemplo, dijo que está hasta el cogote con la dictadura de sus congéneres de la derecha. Pidió que todo se discuta puertas adentro entre todos y que las decisiones no sean tomadas únicamente por la banda del autodenominado G4: Primero Justicia, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempoy Acción Democrática. Ah, y que para la próxima ocasión, que por favor le digan con tiempo de qué color es la franela de la vinotinto para evitar hacer el ridículo en las escuálidas marchas a las que va.
Luis Barragán, del partido Vente Venezuela, tampoco anduvo por las ramas. Sacudió a los secuestradores de la MUD, reclamándoles que los partidos pequeños nunca se enteran de la agenda de trabajo y que cuando se enteran es a través de la prensa. Por si fuera poco, pidió un compromiso de lealtad. A buen entendedor…
Cuando escuchó hablar de lealtades, el traidor Andrés Velásquez saltó del taburete como impulsado por un cohete anal. Dijo que la MUD sufre por la carencia de coherencia, articulación, desacuerdos y desconfianza en los simpatizantes que como es lógico suponer, se sienten defraudados, engañados, ultrajados y desahuciados porque el año 2016 está a punto de irse y no fue aprovechado en ningún momento.
En fin, pareciera que la unidad en esa guarida golpista es la palabra más hueca que allí se pueda mencionar. Los hechos hablan por sí solos.
Con el Mazo Dando