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16.Oct.2019 / 02:01 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

Por: Richard Canan

El rastrero presidente de Ecuador, Lenín Moreno, vuelve a la palestra con sus andanzas de traición y perfidia. A la apostasía y deslealtad con el proyecto político de la Revolución Ciudadana y el secuestro judicial del Movimiento Alianza País, ahora se le suma la tragedia de llevar al país, a sangre y fuego, al borde de la destrucción.

Moreno se doblegó ante las históricamente fracasadas recetas neoliberales impuestas por los agentes del capitalismo salvaje. De rodillas ante el Fondo Monetario Internacional, el presidente Moreno aplicó de un plumazo y sin anestesia un paquetazo neoliberal. Aspirando con ello ser lo suficientemente obediente para acceder a un “empréstito” de 4.000 millones de dólares por parte del ente financiero depredador.

Las medidas económicas del paquetazo incluyen la eliminación del subsidio estatal a la gasolina y la reducción de sueldos y beneficios laborales de los trabajadores. El aumento de la gasolina da pie para el inmediato incremento de los precios del transporte, tanto de pasajeros como de carga.

El resultado de los anuncios fue una ola generalizada de protestas por parte de los gremios de transportistas, trabajadores, estudiantes universitarios e indígenas. La “conmoción interna” generada por la reacción del pueblo ecuatoriano de repudio a las medidas de Moreno, lo llevaron a declarar el “estado de excepción” por 30 días (Decreto Ejecutivo 884).

Esto le permitió a Moreno huir legalmente del centro de poder político en Quito, asiento del Gobierno, para ponerse a buen resguardo, “exiliándose” en Guayaquil con todo su gabinete. Es evidente que con las impopulares medidas neoliberales dilapidó todo su capital político y demostró su falta de gallardía y valentía al esconderse y no enfrentar las nefastas consecuencias de su paquetazo.

El pueblo se mantuvo activo en la calle, exigiendo con valentía la derogatoria del paquete Neoliberal. Aguantando la más brutal represión por parte de la policía y las fuerzas militares. “24.000 militares y 5.000 reservistas para garantizar el orden”, se jactó complacido el Ministro de la Defensa, Oswaldo Jarrín.

Lo visto hasta ahora en las calles de Quito, Cuenca, Puyo y otros lugares, es el uso despiadado de la fuerza, con fuego a discreción y ataques selectivos, con detenciones arbitrarias y desapariciones de líderes gremiales, además del toque de queda. La Defensoría del Pueblo de Ecuador reportó que producto de la represión durante las manifestaciones populares “han muerto siete personas, entre ellas una mujer, hay 1.340 heridos y más de 1.000 detenidos”. Judicializando la protesta, la Fiscalía General del Estado anunció que procesará por cargos de “terrorismo” a 34 de los manifestantes.

Pese a la gravedad de la situación se ha puesto en evidencia el descarado “silencio informativo” de los grandes medios aliados a la logia conservadora. Alineados totalmente con el gobierno de Moreno, solo han reportado las supuestas acciones de “vandalismo”, pero han ocultado totalmente las reivindicaciones de los gremios en lucha. Esto ha ocurrido tanto en Ecuador como a escala mundial. Pura complicidad. También se ha censurado y bloqueado la señal de los medios que valientemente han transmitido en directo los sucesos mostrando la realidad y gravedad de las manifestaciones populares.

Si el drama ocurriera en Venezuela, hasta en la corte celestial pedirían la invasión militar del país, incluyendo a los inmorales de la OEA del arrastrado Almagro, el Grupo de Lima, la Casa Blanca y la Unión Europea. Nuevamente el tufo de la doble moral y la tolerancia extrema con los desmanes cometidos por sus aliados de la derecha conservadora.

Para más señas, el vocero del Imperio norteamericano, Mike Pompeo, declaró con guantes de seda y pañuelo en la nariz que “Reconocemos las decisiones difíciles de Lenín Moreno y el gobierno de Ecuador que han tomado para establecer las bases de la prosperidad económica. Compartimos el compromiso de Ecuador con la democracia y el diálogo como la mejor manera de resolver las diferencias de manera pacífica en beneficio de todos los ecuatorianos”. Todo un espaldarazo a las impopulares medidas neoliberales y a la brutal represión desatada en contra del pueblo. Que descaro.

La soberbia de este presidente es atroz. Dijo con desfachatez que “Las decisiones adoptadas ¡están en firme! He dispuesto el Estado de Excepción para precautelar el orden, la seguridad ciudadana y con el fin de controlar a quienes pretenden provocar caos”. Toda una pataleta histérica para luego, bajo presión popular extrema, verse obligado a derogar el Decreto Ejecutivo 883, dejando sin efecto las medidas del paquetazo. Una victoria para el pueblo. Tremenda lección para los fracasados apóstoles del neoliberalismo.

El futuro se ve feo para Moreno. Este es un gobernante sin apoyo popular ni carisma alguno, que ejerce el poder luego de traicionar a las fuerzas progresistas. No escatimará recursos (policiales, militares y judiciales) para aplacar cualquier tipo de reivindicación popular. Ecuador en llamas será su único legado y quedará grabado por siempre en la memoria del pueblo.

 

 

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