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19.Jun.2021 / 07:20 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

“No es depresión, es capitalismo”

Yung-Chul Han

 

Por José Garcés

No podemos negar que algunas veces tenemos la desagradable sensación de que nuestros esfuerzos no sirven para nada y nos invade una aplastante sensación de desesperanza, al mismo tiempo en que sentimos, no solamente un cansancio físico extremo sino un cansancio mental rayano en el aturdimiento. En ese momento nos provoca mandar todo al infierno y nos acaricia la idea de que deberíamos vivir la vida enchinchorrados frente a  una playa y nada más. Este fenómeno ocurre a nivel planetario y recientemente se ha puesto en marcha una especie de respuesta entre los jóvenes chinos que se ha dado en llamar “Tang ping”, que significa “estar tumbado” y esto ocurre por el desánimo ante la presión laboral y trabajo interminable con poca recompensa.

Esa sensación de aplastamiento es producida por las circunstancias que nos está tocando vivir en virtud de las modificaciones en las relaciones  de producción que se está gestando producto del Covid-19 a nivel planetario. El Filósofo Yung-Chul Han refiere que  la nueva sociedad en la que vivimos es la “Sociedad del Rendimiento”, estamos atiborrados de trabajo, de cosas por hacer, de mensajes por leer, y esto hace que para poder ser efectivos en nuestro trabajo tengamos que entrar en el proceso de la “Autoexplotación”, de manera que ya no se trata solamente del patrón explotador sino que nosotros mismos nos auto-explotamos. En estos días somos el explotado y el explotador al mismo tiempo.

No es difícil escuchar comentarios como: “ya no doy más”, “tengo demasiadas cosas que hacer”, “no tengo tiempo para nada”, entre muchos otros de este estilo.

Ya sabemos que el Capitalismo se dio cuenta de que manteniendo a la gente trabajando desde su casa se libera de una cantidad inimaginable de deudas, cuentas por pagar, alquileres, pasivos laborales…, de manera que la nueva forma de trabajo basado en el “Teletrabajo” nos pone a las puertas de la autoexplotación y nos incorpora, como dice Han, en la “Sociedad del Cansancio”.

De  lo anterior se desprende que ese vacío en el alma que sentimos diariamente y que está combinado con el agotamiento físico, además  del sentimiento de extrañeza y despersonalización que últimamente nos acompaña, no siempre tiene su origen en una causa psicológica (aunque sería bueno que diera su opinión un psicólogo en cada caso particular), sino que pareciera que es el signo de los tiempos a los que estamos asistiendo y que implica vivir bajo las reglas del “Alto rendimiento” y que genera en nosotros una necesidad de autoexploración. De manera que podemos fácilmente confundir depresión y desánimo con autoexplotación y cansancio.

¿Y cómo hacemos con  el cansancio y el desánimo del que hablábamos al principio?, pues : “Hay que saber separar la arena de los guijarros”. En una presentación coincidí con el increíblemente brillante intelectual Luis Britto García y aproveché para preguntarle: Maestro ¿Cómo hace Ud. para producir tanto? Y él, entre sagaz y afable, me respondió, “No tengo celular”. Es decir, los nuevos tiempos nos implican en una multitud de tareas y distracciones con las que tenemos que tomar decisiones y jerarquizar.

La nueva sociedad, la sociedad del cansancio, nos trae un sinfín de tareas que se multiplican de forma exponencial y que tienen como único objetivo distraernos a tal punto que se nos haga imposible pensar.

Atiborrarnos de trabajo y de cosas por hacer es una nueva forma de alienación. Es una manera de evitar que utilicemos el razonamiento para “darnos cuenta”. Recordemos que el proceso de toma de conciencia consiste en “darnos cuenta de lo que no nos damos cuenta”. Por eso nuestra tarea principal siempre será el desarrollo de la conciencia.

La Dominación inventa los métodos para mantenernos subyugados y los pueblos desarrollan las formas de liberación; es la dinámica dialéctica en la que participamos en tiempos de revolución.

 

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