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26.May.2014 / 01:50 pm / Haga un comentario

Foto: Ciudad Caracas

La Gran Fiesta por la Paz y la Vida cerró anoche con un concierto gratuito que disfrutó un gentío. Se trató de un bonche salsero que dejó lisito el suelo de la plaza Diego Ibarra, de tanto que bailaron los asistentes. Todos disfrutaron de las voces y ritmos musicales de importantes exponentes del género.

Los invitados al rumbón fueron Federico Junior y su Magia Caribeña, Cheo Linares, Porfi Baloa, La Dimensión Latina, Willie González y Luis Enrique. Cada uno de estos artistas y agrupaciones se entregaron sobre el escenario y esa buena energía se notó en cada nota que retumbó en la noche caraqueña.

Foto: Ciudad Caracas

El encargado de abrir el evento fue Cheo Linares, quien, junto a su orquesta, prendió la bailadera, a la que asistieron familias completas, desde bien temprano en la tarde. El cantautor caraqueño interpretó temas como Con estrellas o estrellado, La Gente y Más salsa.

Con la caída del sol, le tocó el turno a Federico Junior y su Magia Caribeña. En su repertorio, estos exponentes de la música latinoamericana dejaron oír las canciones Me quedé con ganas y Señor gallo, seguido del sabroso son montuno No le digan dedicado al gran pionero de la salsa en Venezuela: Federico Betancourt. La presentación de la agrupación venezolana culminó con la popular pieza El arcángel, que prendió la fiesta.

Foto: Ciudad Caracas

La rumba continuó y se prendió hasta casi estallar con la llegada de Porfi Baloa y sus adolescentes. Esta agrupación estuvo acompañada de principio a fin en sus temas por el público, que emocionado coreaba y bailaba Lo que quiere es vacilar y clásicos, como Por qué dios te hizo tan bella

La Dimensión Latina sonó tan bien como siempre. Los criollos, que ya tienen dilatada trayectoria en el ámbito salsero nacional, tocaron clásicos como Que bailen to’s, Llorarás, Taboga y El frutero. Fue toda una fiesta de color y alegría que puso esta agrupación que nació por los años 70.

Un acento romántico puso a la noche la presentación del puertoriqueño Willie González. Sus más de 35 años de trayectoria se sintieron en la Diego Ibarra. Destacó la maestría con la que elevaba su voz, que se fusionó con las cientos de gargantas que corearon sus temas.

En la intimidad, Seda, Pequeñas cosas, Doble vida, formaron parte del repertorio que cantó el centroamericano que hizo suspirar a más de uno y puso a bailar pegadito a otros tantos.

El cierre con broche de oro le tocó al intérprete nicaraguense Luis Enrique, que como un camión de alegría tocó los temas más importantes de su carrera artística como Así es la vida, Desesperado, Quédate y Mío, entre otras, que fueron coreados por los presentes.

Ciudad Caracas 

 

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