Opinión / Rodrigo Cabezas

12.Jul.2010 / 05:55 pm / Haga un comentario

Estas líneas las motivan las interrogantes lanzadas por el periodista de CNN en español, Alberto Padilla, con relación al modelo económico socialista adelantado en Venezuela. Ellas centraban su preocupación en la base del sistema, su sustentabilidad y los medios para alcanzar el desarrollo. Obviamente es una temática que en un artículo no es posible agotar. Intento describir, en breve aproximación, lo que considero son los principios de la estrategia al desarrollo. Este último concebido como grados superlativos de bienestar económico-social y de calidad de vida de una gran mayoría de la sociedad.

Un principio básico del proceso es asignarle UN PAPEL ESTRATEGICO AL ESTADO en la promoción del crecimiento económico, la universalización de la educación, el acceso de las mayorías a lo científico-tecnológico, la justicia social, la democracia participativa y las nuevas formas de propiedad social-comunitaria. Se supera el neoliberalismo que desde el llamado “Consenso de Washington” ordenaba el “retiro” del estado para que el mercado fuera el que asignara recursos y fijara precios. El socialismo Venezolano rescata el carácter regulador, supervisor, contralor y promotor del Estado.

Ello nos ha permitido adelantar, desde la heterodoxia, UNA POLITICA DE EQUILIBRIOS ECONOMICOS- SOCIALES, que responda en el corto y mediano plazo por el crecimiento económico y la inclusión social. En tal sentido, en el terreno económico es cardinal la política de plena soberanía petrolera que rescató el control operativo y accionario de la industria, restableciendo el régimen fiscal petrolero usurpado en la Faja petrolífera del Orinoco y reinstalándonos en la OPEP; igualmente la estrategia de reducción de la vulnerabilidad del sector externo nos ha permitido reducir el peso de la deuda pública externa a 12% del PIB. Recuperar la inversión y el salario real obligó a una modificación de la circulación monetaria de la renta petrolera (2005) para que surgiera Fonden como instrumento del gasto de capital de la república y adelantándose una política salarial (salario mínimo) y de seguridad social ( pensiones y jubilaciones) que nos ha permitido compensar los aun no controlados brotes inflacionarios; todo ello contiguo con una agresiva política de integración sub y extra regional que ensancha nuestro mercado interno y genera nuevas oportunidades de crecimiento en el largo plazo.

El gobierno bolivariano ha demostrado que lo social no es accesorio, es estratégico por ser liberador de fuerzas sociales sumergidas en la pobreza crítica y extrema que se ha reducido en un 40% en los últimos once años. En el capitalismo hay pobreza por existir desigualdad y exclusión, no a lo inverso, es por ello que el gasto social representa el 42% promedio del gasto del gobierno central durante el periodo 2004-2010. Ningún país de America Latina se acerca a esta cifra. Esta instalada una política de la igualdad. La revolución superó el dogma del FMI contenido en su viejo recetario de “los equilibrios macroeconómicos” que tanta pobreza y hambre trajeron al continente. Nuestra política económica es social por excelencia.

En sentido rector se postula construir UNA NUEVA ECONOMIA PRODUCTIVA con formas de propiedad que profundicen el carácter social de la producción (socialización) y supere la concentración y centralización del capital y la riqueza social en monopolios y oligopolios. Lo primero apunta a la propiedad social indirecta (Estatal) sobre las industrias y servicios estratégicos y a la promoción de la propiedad social mixta, comunal, cogestionaria que privilegia como razón de la producción de bienes y servicios el estado de necesidad social y no el lucro y la ganancia. En este contexto será posible edificar progresivamente relaciones sociales de producción que humanicen los procesos de trabajo al superar la explotación del trabajo ajeno. La preservación del patrimonio ecológico y natural, así como la integración territorial son también componentes de la propuesta. La economía socialista en gestación preserva formas de propiedad privada subordinadas a criterios sociales y nacionalistas y a las regulaciones del estado. Nuestro modelo no es copia del llamado “socialismo real” del siglo XX.

Un último principio inherente al proceso de cambio en Venezuela nos remite a la construcción de LA DEMOCRACIA SOCIALISTA como columna central del nuevo sistema político. Esto es sinónimo de la democracia participativa y protagónica cuya construcción tiene un principio básico innegociable: Un poder popular comunal al que se le transfieren competencias de gestión y recursos financieros y materiales, progresivamente mediante cambios legales e institucionales. Los niveles territoriales de gobierno deben estar subordinados al nuevo entramado social en el cual los pueblos son protagonistas por tener la posibilidad de decidir sobre su destino en comunidad.

El socialismo bolivariano es, por razones de la misma experiencia histórica vivida, una búsqueda. No es plagio del autoritarismo criminal del estalinismo. La vía socialista es democrática pero no puede ni debe hacerle concesiones a la injusticia que degrada la vida humana y no le permite crecer en sabiduría y en realizaciones.

11-07-10

 

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