Opinión / Antonia Muñoz
La semana pasada afirmamos que el problema más urgente de abordar en la mesa económica de dialogo debía ser la galopante y agobiante INFLACIÓN que nos tiene de cabeza a toda la población venezolana. El primer paso para solucionar este problema es aceptar que el mismo existe y el segundo paso es identificar las causas de este flagelo para enfrentarlas y comenzar a corregirlas. Una causa estructural de nuestra inflación es el hecho de poseer una ineficiente y parasitaria economía, en buena parte dependiente de la importación de bienes; y por lo tanto, dependiente de los dólares del petróleo.
La desaparición física del máximo líder de la Revolución Bolivariana el 5 de marzo de 2013, fue seguida por la caída de los precios del petróleo a partir del 2014, circunstancias que fueron aprovechadas por los enemigos políticos quienes desataron un feroz plan de acaparamiento y posterior especulación con muchos bienes de consumo masivo. Es a este plan que bautizamos como guerra económica de la derecha contra Venezuela, la cual tiene un gran parecido con la misma medicina que le recetaron al Chile de Allende. En ambos casos surgieron las interminables colas y en nuestra Venezuela (No sabemos si en Chile), nacieron los bachaqueros como una nueva plaga social.
Adicionalmente al acaparamiento y especulación con bachaqueros incluidos; la inflación tiene otras causas, entre ellas: la cadena de intermediarios en la importación de bienes que no se producen en el país, lo cual genera una CORRUPCIÓN INOCULTABLE. Si estamos equivocados, quisiera que alguien investido de autoridad le explicara al pueblo de Venezuela ¿Cómo es que las CARAOTAS NEGRAS que se compra con dólares preferenciales, ya superó los Bs. 4000/ kg si su precio en el exterior es de aproximadamente un dólar por kg? La pregunta es extensiva a todas las caraotas de cualquier color, así como a las arvejas y a las lentejas. Igual duda tenemos sobre el incremento constante y desmesurado en el precio de la PASTA Y EL PAN DE TRIGO, porque tanto el precio promedio del trigo panadero (suave) como el del trigo duro, en los últimos 5 años, han tendido a la baja. Aclarar y corregir estas inconsistencias es una de las tantas tareas de la mesa económica de diálogo. También exigimos que se revise el precio del MAÍZ BLANCO y su incidencia sobre el Precio Justo de la HARINA PRECOCIDA. Lo mismo aplica para el MAÍZ AMARILLO y su incidencia sobre el Precio justo de los Alimentos Balanceados para Animales (ABA); y a su vez la incidencia del precio de los ABA sobre el Precio Justo de los HUEVOS, carne de POLLO y carne de CERDO.
En el 2015 (septiembre-octubre) el kilo de maíz blanco se fijó para los agricultores venezolanos en Bs. 15 más Bs 7 de subsidio. El 23 de mayo del 2016, la SUNDDE fijó el Precio Justo del kilo de maíz blanco en Bs. 96 y el kilo de harina precocida se sinceró en Bs. 190. Hablamos de sincerar porque el precio de Bs. 19 por kilo era irreal. Sin embargo, tenemos una pregunta: ¿En qué se usó o a quién benefició ese aumento de Bs. 64/kg, siendo que el maíz de la cosecha 2015 estaba en los silos privados, en los silos del Estado o ya había sido transformado en harina precocida? Nos parece lógico que con ese diferencial se haya pagado el subsidio a los agricultores, quienes son los que mas trabajan, mas arriesgan, más angustias pasan, pero quienes menos ganan. En relación a la siembra 2016 de maíz blanco y amarillo, nos preocupa que sea un secreto bien guardado el precio que le pagarán al productor por el kilo del cereal, siendo que casi toda la producción ya está en los silos del estado. La preocupación aumenta cuando nos reportan que hay dos empresas privadas del estado Portuguesa que están pagando el maíz amarillo a Bs200/kg.
Otro asunto que no entendemos es ¿Por qué a finales de septiembre 2016, salieron al mercado portugueseño dos marcas de harinas regionales a Bs 585 y 600 el kg? La excusa es que dichas harinas contienen un porcentaje no especificado de harina de arroz. En la última semana de octubre 2016, la marca nacional más antigua de harina precocida salió al mercado con su producto enriquecido con arroz a Bs 975 el kilo. Dos preguntas ante ese grosero incremento de 300 a 500 % en un alimento de primerísima necesidad para la población venezolana: ¿Por qué agregar arroz que es un cereal más costoso que el maíz si lo que debemos es buscar manera de bajar el precio de los alimentos? ¿Por qué usar arroz si no producimos excedentes de ese cereal que a su vez es de elevadísimo consumo en Venezuela?.
Hace falta sincerar la estructura de costo del maíz. También hace mucha falta vigilar la importación de maíz blanco y amarillo, cuyo costo en el exterior a dólar preferencial es Bs. 2 (dos) por kilogramo. Así mismo, debe ponerse la lupa sobre la importación del frijol de soya, cuyo precio por kilogramo en el exterior no llega a Bs.5 (cinco). Podemos bajar drásticamente el precio de los Alimentos Balanceados para Animales (ABA) y con ello bajar el precio de los huevos, carne de pollo y carne de porcino, tres proteínas de consumo masivo en el país. Finalmente, sabemos que producir más alimentos y bienes en general con mayor eficiencia incidiría en la inflación y ese punto lo abordaremos más adelante. También sabemos que se debe corregir la distorsión en el valor de nuestro bolívar, por lo que serán apreciadas las sugerencias de quienes conocen la materia. Si no tomamos medidas a corto, mediano y largo plazo para abatir la inflación, no podremos apagar las candelitas. CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!.
Guanare, miércoles 9 de noviembre de 2016.