Opinión / Richard Canan

14.May.2014 / 01:39 pm / Haga un comentario

Es increíble como una pequeña isla del Caribe, como lo es Cuba, le ha plantado cara durante más de 50 años al más sanguinario y criminal imperio que ha tenido la humanidad en toda su historia: el inmoral imperio norteamericano. Pero esta isla está llena de dignidad, por eso, sin mayores recursos económicos, es reconocida, entre otras cosas, por la Organización de Naciones Unidas como el cuarto país de Latinoamérica con un Alto Índice de Desarrollo Humano. Cuba lo ha logrado, ha luchado y se ha mantenido en pie, defendiéndose de las agresiones, gracias a los altos niveles de conciencia de su pueblo, a la atención prioritaria de la salud y la educación, a la organización popular y al uso de la inteligencia y la creatividad para contrarrestar las agresiones.

Cuba en estos 50 años ha recibido todo tipo de ataques por parte del imperio norteamericano y de las bandas terroristas de exiliados mayameros: bombardeos a puertos y centros estratégicos, invasiones armadas (en la Invasión a Playa Girón los cubanos lograron que los norteamericanos intercambiaran a los mercenarios capturados por compotas), ataques con explosivos, asesinatos selectivos, además de bloqueos económicos y exclusiones, tanto de organismos internacionales como de espacios financieros y comerciales.

Los recurrentes ataques terroristas realizados contra Cuba por mercenarios de la extrema derecha anticubana, radicada en Miami, han contado siempre con todo el apoyo político, logístico y financiero del gobierno norteamericano. Ante esta impunidad con la que actúan los grupos mayameros, el gobierno cubano decidió infiltrar cinco personas en los más activos y violentos grupos terroristas, con el fin de monitorear e impedir sus agresiones.

El imperio norteamericano nunca ha actuado para deponer y acabar con los terroristas mayameros. Sin embargo, con total soberbia y arrogancia, aplicó el máximo peso de la ley a estos 5 hombres, que íngrimamente y sin ningún tipo de recursos, actuaron contra los lacayos del imperio para defender a su patria. No pudieron condenarlos por espionaje, pero les aplicaron penas de cárcel que van desde los 15 años hasta cadenas perpetuas, acusándolos de “conspiración para cometer actos de espionaje”.

Recientemente nos visitó uno de estos 5 hombres: René González, un digno héroe de la Revolución Cubana y ejemplo de dignidad para todo el mundo, pues protegió y defendió a su país del imperio más poderoso del planeta,en sus propias narices y sin echar un solo tiro.

Ya el mundo conoce las formas inescrupulosas e inmorales que utiliza el imperio cuando quiere imponer su modelo de democracia a los otros pueblos. Cuando no lo hace por las armas, lo hace a través de la coacción y el acoso. No hay que olvidar el desproporcional, unilateral, criminal y anacrónico bloqueo económico contra Cuba, impidiéndole realizar transacciones comerciales y financieras. Este irrespeto a la soberanía de Cuba ha sido condenado abrumadoramente en 21 ocasiones consecutivas en la Organización de Naciones Unidas. Pero al imperio más poderoso del planeta esto no le da ni piquiña, ya que ha concentrado y afincado todo su odio político y su resentimiento contra un pequeño pero digno pueblo, que 50 años después, sigue de pie, independiente y con dignidad. ¿Cuántos pueblos del mundo están en capacidad de resistir este tipo de agresiones? Sólo los pueblos heroicos, libres y conscientes.

Igual de equivocados están los gringos con nosotros. Su prepotencia imperial les impide tratarnos con respeto y hace años que han perdido la objetividad y el equilibrio. Por eso, apoyan abierta y descaradamente a la extrema derecha criolla, sumergida en un mar de acciones terroristas, colocando bombas, asesinando policías, atacando universidades y centros públicos, sin recibir una sola “reprimenda” de sus jefes en el imperio.

Así es su estrategia. El imperio pretende dominarnos contando con la subordinada colaboración de lacayos nacionales, los cuales facilitan internamente la ejecución de sus prácticas de intervención, promoviendo, ya no golpes militares, sino ejecutando quirúrgicamente golpes blandos o revoluciones de colores.

En Venezuela encontraron caldo de cultivo en la extrema derecha urbana, liderizados por Voluntad Popular y Primero Justicia, los cuales llenos de odio y resentimiento, se han revelado singularmente eficientes y propensos a la generación de muertes, a la destrucción ya la violencia generalizada.

Esta derecha, arrodillada ante el imperio, está pretendiendo ejecutar el manual de golpes blandos al pie de la letra. Un ejemplo de ello, es que las autoridades policiales han encontrado en las carpas de los “manifestantes pacíficos” de la extrema derecha, los elementos propios de las bandas terroristas: armas de fuego, explosivos, gasolina, miguelitos, drogas de diferentes tipos, alcohol y una gran cantidad de dinero en efectivo (tanto en Bolívares como en Dólares). Las autoridades no encontraron libros, ni nada que exprese ideas. La extrema derecha ya no tiene discurso ni nada racional, violencia y más violencia es su única orden de operaciones. Los líderes de los partidos de extrema derecha, Voluntad Popular y Primero Justicia, se han convertido en una banda de forajidos, haciendo política como «matapolicas».

Los villanos están más que claramente identificados en el seno de la oposición. Nuestra historia reciente reconoce a estos seudolíderes, que luego de subvertir el orden y violar la Constitución y las leyes, huyen cobardemente dejando guindando y abandonados a sus huestes. La lista es larga, pero no podemos dejar de mencionar al grupo Yo No Fui, que hace cómoda vida en el exilio dorado: Carmona Estanga (breve Presidente golpista), Alfredo Peña, Manuel Rosales, Carlos Ortega, Carlos Fernández, etcétera. A estos nombres se le suman los dirigentes de las bandas neofascistas de Voluntad Popular y Primero Justicia, que son los que han promovido La Salida violenta, aupando los ataques terroristas y la generación de terror. No hay dudas de que las acciones y omisiones de Leopoldo López y Capriles Radonski, una vez más, han embarcado a la oposición venezolana por oscuros y tortuosos caminos. Los villanos sólo siguen el oprobioso camino del terrorismo.

De lado de acá, del lado de la paz, están los héroes: El mayoritario pueblo venezolano que ha repudiado contundentemente todas las expresiones de violencia. Nuestro pueblo se expresa y habla a través de la convivencia, de la paz y políticamente habla a través del voto. Nuestro pueblo está lleno de héroes, los que han fallecido, sufrido y resistido los ataques y acosos de las bandas terroristas.

 

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