Opinión / Antonia Muñoz

20.Ago.2014 / 10:17 am / Haga un comentario

Si alguien afirmara que la Revolución Bolivariana no ha apoyado financieramente a los pequeños y medianos productores agropecuarios, estaría faltando a la verdad; bien sea por desconocimiento o por opinión prejuiciada o interesada.

La inversión hecha en el sector agropecuario en el período revolucionario es considerable, así que el título de esta Reflexión no tiene nada que ver con la solicitud de auxilio en relación a créditos e insumos para la agricultura. Más bien está referida a tres (3) de las características que deben cumplir los créditos y los insumos agropecuarios para que produzcan los resultados esperados. Parecieran detalles sin importancia, pero como siempre repetía nuestro amado Comandante Chávez; el diablo siempre está en los detalles, y desde allí destruye, divide, roba y mata los objetivos de la Revolución.

No basta otorgar créditos para producir alimentos, es necesario que los mismos sean SUFICIENTES, OPORTUNOS Y SUPERVISADOS (SOS). Si se le otorga a alguien un crédito para sembrar maíz; el monto concedido debe ser suficiente para cubrir el costo de todas las labores, desde la preparación de la tierra hasta la cosecha, incluido el pago del transporte para entregar el producto final a los silos. Aunque a Ud. le parezca que esto es algo obvio, en muchas oportunidades, EL CRÉDITO CONCEDIDO NO CUBRE LOS COSTOS DE PRODUCCIÓN. Esto ocurre porque los precios referenciales usados para calcular el costo de los insumos o de las labores financiadas con el crédito, están desfasados de los precios reales de las casas comerciales o de los prestadores de servicio. Esto puede traer como consecuencia que el productor tenga que incurrir en deudas adicionales para salir airoso en la ejecución de todas las labores y obtener por su cosecha el pago justo para pagar el crédito y obtener una ganancia razonable que le permita vivir dignamente con el producto de un trabajo tan importante como es contribuir en la búsqueda de la soberanía agroalimentaria. En este sentido no se debe perder de vista que la empresa Pedro Camejo no tiene suficientes maquinarias para prepararle la tierra o cosecharle a todos los pequeños y medianos productores que requieren de sus servicios. Igual consideración puede hacerse para Agropatria. Por ejemplo, esta empresa no le vende insumos a los pequeños productores que cuando no logran créditos por la Banca Social, siembran con su propio peculio.

En el mismo orden de ideas, también ocurre que algunos créditos pagaderos a largo plazo, como los de ganadería; son entregados en dos o tres partidas a veces con separación de un año entre ellas. Adicionalmente, algunos entes financieros imponen que el primer crédito otorgado tiene que ser para infraestructura (corral, vaquera y embarcadero). Una vez recibido y ejecutado el crédito, el productor debe empezar a pagar. ¿Y cómo paga? Un ganadero paga con leche o con carne (venta de los machos como mautes o como toros listos para el mercado). Entonces, la conclusión es: las instalaciones son inversiones muertas que ayudan enormemente en el manejo de los animales, pero no deben ser lo primero porque por ahí no comienza la producción. El pequeño productor queda endeudado y no tiene la menor posibilidad de pagar ese crédito, no puede contribuir a producir la carne, leche, o queso; y de ñapa, no puede producir ni siquiera para su subsistencia. NO BASTA CON OTORGAR CRÉDITOS, HAY QUE HACERLO JUICIOSAMENTE BASADO EN UN PLAN RAZONABLE Y VIABLE.

La recomendación es que los créditos ganaderos deben comenzar por la siembra de pasto para consumo directo por los animales en pastoreo; por lo cual debe incluirse en el crédito alambre de púa, estantillos, grapas y mano de obra para hacer las divisiones de potrero que permitan el uso racional del pasto, el cual es un ser vivo a quien hay que permitirle su recuperación después de cada pastoreo. Cuando se obvian estos detalles, en 2 o 3 años se acaba con el pasto, se pierde la inversión y el productor vuelve a estar en el mismo punto de partida. Como los pastos no crecen sin agua, HAY QUE PREPARARSE PARA EL VERANO sembrando pasto de corte bajo riego, el cual será consumido por los animales picado y repicado en comederos. A quienes no les guste esta opción, tienen que pensar en financiar heno (pasto seco) o silaje (pasto fermentado).

Resulta que no podemos olvidar que los bovinos, bufalinos, ovinos y caprinos beben agua; así que, dependiendo a cuál profundidad se encuentre el agua subterránea, debe financiarse un pozo artesanal o pozo profundo. Cuando ni con pozo profundo se puede acceder al agua subterránea, entonces hay que financiar la construcción de lagunas artificiales que se llenan con el agua de lluvia y constituyen los abrevaderos para el ganado. Este es el orden para hacer las cosas, no otro. No se puede entregar la partida de animales hasta que los productores no estén preparados para alimentarlos, so pena de que en el primer verano, los animales pierdan condiciones físicas, y en caso extremo, se mueran de hambre o de sed. ¡Para tener éxito en agricultura, hay que cuidar los detalles que podamos controlar los humanos!

Los créditos tienen que ser concedidos oportunamente. En Venezuela por lo general comienza a llover en mayo, quienes pretendan sembrar maíz, arroz, pasto y hasta sorgo, deben tener los créditos aprobados en abril, cuando muy tarde, para que puedan preparar a tiempo todos los detalles de la siembra. En esta falla incurrimos muy a menudo, por lo que urge su corrección. La supervisión de los créditos es esencial y clave en el éxito de la siembra, de una buena cosecha y de la certeza en el pago del crédito. En este caso, la supervisión debe ser entendida como el acompañamiento técnico y socio- político del productor de forma constante; que no es otra cosa que un programa permanente de Extensión Agropecuaria. ¡CHÁVEZ VIVE  LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!

Caracas, miércoles 20 de agosto de 2014.

 

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