Earle Herrera

  • Caracas vuelve a sus calles

    Agosto nos trajo la ciudad que se había escondido en sí misma. La sacó de un miedo impuesto. De súbito, en un mes tradicionalmente sin mucho tránsito, las colas de vehículos congestionaron calles y avenidas. Por primera vez el ciudadano las celebraba, al igual que al smog, con la alegría de quien recupera su cotidianidad. Durante cuatro meses la metrópolis estuvo secuestrada, sitiada, asaltada, no precisamente por los piratas del siglo XVI a los que enfrentó en solitario un anciano alcalde peripatético.

  • Gracias al plebiscito

    El chavismo funciona mejor bajo presión, y lo estimula más la competencia que el arte solitario o el boxeo de sombra. Las fintas frente al espejo no lo seducen.

  • Tu escuela en llamas

    Una imagen de fuego me persigue desde niño. La de la casa envuelta en llamas de la vecina Eulalia, ella gritando en el medio de la calle, con una bata raída, el largo pelo suelto, el pavor en el rostro, los ojos espantados.

  • Linchamiento

    No es hora de preocupaciones etimológicas, pero mientras pasamos el vinagre que la derecha y sus medios nos dan por agua, su hiel por almíbar, es bueno preguntar a Isaac Asimov el oscuro origen de la palabra linchamiento.

  • El Kiosko de Earle: La fuente

    La muerte de Leopoldo López a manos (o a tuit) de Leopoldo Castillo debe ser estudiada en las escuelas de comunicación. No lo harán, esas instituciones olvidaron la academia. Castillo culpa del “homicidio” a su fuente.

  • El kiosko de Earle: ¿Dicta…quéee?

    Desocupados diputados de la derecha se inventaron una pancarta cuyo despliegue desmiente su enunciado: “Maduro dictador”. La colocaron en un festivo ambiente de picnic, con una cobertura mediática que envidiarían Shakira y Ricky Martin.

  • El Kiosko de Earle: El crimen no paga

    Cuando la política y el hampa hacen de extraños compañeros de cama, la política termina pagando.

  • ¡Ay, la calle!

    Borges lo dijo con afligida sinceridad: sin calle, el apoyo internacional no funciona. Y la calle le dio la razón: no atendió el llamado a la marcha sabatina.

  • Locopistas

    Un tipo en la carretera es un loco. El mismo sujeto en una autopista es un político, sea disidente o guarimbero. No es lo mismo un loco de carretera que de autopista. A la derecha le ha dado por lo último: cada marcha que fracasa, la lanza para la autopista, tranca el tránsito con cuatro alucinados y coge prensa y pantalla. A Donald Trump le gustan más los locos de autopista que los de carretera. A los primeros los recibe en la Casa Blanca; a los segundos los deporta o los amuralla.

  • El kiosco de Earle: Silla abandonada

    La derecha llama a una “huelga general” para que Maduro se vaya por “abandono del cargo”.