Opinión / Noticias / Roberto Hernández Montoya

9.Nov.2015 / 12:04 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Ha poco la lingüista Rosa Amelia Asuaje delimitó con tino su examen de los discursos de Leopoldo López que le encomendó el Ministerio Público (Panorama, 29/10/2015). Por ejemplo, examinó lo dicho por Leopoldo, no lo que interpretó la guarimba.

Los signos, dijo mi maestro Eliseo Verón, no poseen propiedades intrínsecas. Pero un discurso puede tener, en cierto contexto, el poder de afectar otros hasta el punto de exigir cómo interpretarlo, es decir, intentio operis, ‘la intención del discurso’, y así hasta la escolástica.

Le propongo a la profesora Asuaje y al estructuralismo feliz restituir el contexto extralingüístico al análisis del discurso, porque gato es animal doméstico felis silvestris catus o adminículo para alzar vehículos y raras veces hay confusión, por el contexto. Es sabio no nombrar la soga en el contexto de la casa del ahorcado. Admitiremos sin dificultad intransitable que gato no significa ‘luz’, salvo tal vez en un contexto de código cifrado, sicótico o poético.

Los discursos de “La Salida” fueron claros al ponerse adrede en el siguiente contexto extralingüístico: golpe de Estado con muertes, guarimbas con muertes, sabotaje eléctrico con muertes, asesinatos políticos, denuncias de fffRRRaude, Dolar Today, llamados a descargar la arrechera, campaña mediática mundial y estridente, IV Flota, paramilitares… Convocar La Salida en ese contexto “hasta que se vayan los que nos están gobernando”, como precisó López… ¡vamos! Hay gente pánfila, pero no tanto. Es por lo menos imprudente bramar un verbo incendiario en este polvorín.

Y más decisivo: si López y su combo no querían violencia, ¿por qué no la repudiaron y antes bien siguieron remachando voces punzopenetrantes? Es por una duda que tengo. Ese silencio selectivo, diría Cabrujas, causa mala impresión. Hasta la ambigüedad requiere arte. Richelieu decía: “No me saquen de mi ambigüedad, que me confunden”.

En su libro Los límites de la interpretación, Umberto Eco aclara: “Es clamorosamente inaceptable” que “higo” significa ‘Napoleón murió en 1821’. Atinar barandas semánticas no triviales es decisivo.

La responsabilidad política debe medir sus palabras, sin ambigüedad, sobre todo en contextos encrespados, a menos que precisamente quiera atizar el fuego.

Roberto Hernández Montoya

@rhm1947

 

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