Opinión / Noticias / Ramón Lobo

8.Feb.2019 / 07:57 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

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El escenario por el cual atraviesa Venezuela debe analizarse desde una perspectiva geopolítica diseñada y promovida por el gobierno de EEUU, con la finalidad de apropiarse de nuestras  riquezas petroleras y minerales, tal como ha quedado demostrado con la confiscación que intentan hacer de Citgo y Pdvsa.

Para alcanzar estos objetivos, han desarrollado una guerra no convencional con distintas dimensiones, que engloba lo mediático, psicológico, político, internacional y económico.  En los últimos días, esta guerra se ha profundizado y diversificado, con la incorporación de los gobiernos satélites de EEUU en la región y algunos países falderos de Europa, quienes actúan como una especie de cartel criminal para validar la agresión a la Patria de Bolívar en nombre de una supuesta  “libertad y democracia” que, por cierto, ellos no practican.

Intentando vulnerar el principio de la libre autodeterminación de los pueblos, desconocen la voluntad del electorado que el pasado 20 de mayo eligió a Nicolás Maduro como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y en su lugar reconocen a un usurpador que se autoproclama en una plaza.

La política guerrerista de Washington hacia Caracas, se ha caracterizado por una guerra económica, conjuntamente con una campaña de psicoterror basada en noticias falsas en la cual esgrimen constantemente frases como “todas las opciones están sobre la mesa”, peor aún, “no se descarta el envío de tropas a Venezuela”.

Esta situación, entre otros, busca neurotizar la población; además,  certifica el talante antidemocrático, agresivo, violento y contrario al derecho internacional del gobierno yanke. “La política y el crimen son lo mismo”, dijo uno de los personajes del premiado largometraje de El Padrino y esta parece ser la filosofía de Trump con su petulante y amenazante proceder, ajeno a las normas diplomáticas, que lo posiciona como un capo de la mafia, que hace lo que quiere, con quien quiere y a quien hay que rendirle pleitesías. Lo único que no habían considerado los halcones del pentágono, era la gallardía y valentía de los hijos e hijas de Bolívar y Chávez

Ahora, apelan al show de la ayuda humanitaria para ensayar la intervención militar. Que ayuda se puede esperar de los que han bloqueado las cuentas financieras de la República, de los que limitan la venta de alimentos y medicinas al gobierno venezolano; su mejor ayuda, en caso tal, sería levantar las sanciones económicas inmorales que han implementado.

La acción belicistas, lamentablemente acompañada por sectores de la derecha interna agrupada principalmente en la nefasta Asamblea Nacional,  pretenden dar, según ellos,  una lección ejemplarizante a aquellos países que deciden trazar su propio destino, además, de cortar el avance comercial de China y Rusia con América Latina.

El poderío militar, económico y la arrogancia imperial, ha chocado con la dignidad de los pueblos libres y respetuosos de la soberanía; a tal punto, que no solo la mayoría de los gobiernos del mundo reconocen al Presidente Nicolás Maduro, sino, que hemos podido apreciar  las inmensas muestras de solidaridad en distintas latitudes por parte de movimientos sociales hacia la Revolución Bolivariana. El desconocimiento impulsado con sus vasallos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en la Organización de Estados Americanos (OEA) ha sido derrotado por ahora.

La solidaridad internacional conjuntamente con la sabia conducción del Presidente y de  las fuerzas revolucionarias, a la par de la movilización popular, han frenado el golpe de estado, pero no podemos descuidarnos, recordemos que estamos siendo agredidos por potencias neocoloniales que pretenden reinstaurar viejos modelos de dominación que les permita surtirse de la materia prima existente en nuestra región.

Ante tales hechos, debemos estar atentos y cumplir las orientaciones del Presidente Maduro, fortalecer los niveles de organización, coordinación y movilización permanente que nos permita seguir batallando y, también, seguir venciendo.

@RamonLoboMoreno

 

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