Noticias

29.Abr.2019 / 10:22 am / Haga un comentario

Foto: Con el Mazo Dando

Foto: Con el Mazo Dando

«Cómo no me voy a reír de la OEA, sí es una cosa tan fea, tan fea que causa da risa», así lo cantaba el músico cubano Carlos Puebla, por allá en los 60, cuando Cuba decidió retirarse de ese organismo.

Pero la risa que refiere Puebla en su canto, se convierte en cosa seria cuando se revisa el historial injerencista de este organismo, que como se denunció en años de la Guerra Fría, funciona como un «ministerio de colonias» de Estados Unidos.

Desde que fue creada, la OEA se ha vendado los ojos frente a los desmanes cometidos por los Gobiernos de turno de Estados Unidos. Grenada, Panamá, Haití o las dictaduras impuestas por sus manos en todo el continente, dan fe de la nula actuación de la OEA para sancionar tales agresiones y las violaciones a los estatutos que ella defiende.

Pero jamás se vio un descaro tan enconado como el que ahora muestra la cúpula del organismo contra Venezuela. Cada reunión donde se ha tratado el tema, la objetividad y el mínimo respeto por la diplomacia, se han perdido.

Con el ataque a Venezuela, Estados Unidos y los países que lo apoyan en su aventura, intentan tapar sus problemas internos, sobre todo los que atañen a la violencia, el narcotráfico y la desigualdad social que todos ellos padecen. Ante cualquier conflicto que se les presente, el tema venezolano sirve de salvavidas para desviar la atención de los medios que también dominan.

Son ejemplo los diferentes gobiernos de Colombia, que han sometido a la más cruel masacre a quienes piensen diferente a ellos; como es el caso de los cientos de dirigentes sociales que han sido asesinados como moscas, o el altísimo índice de prostitución en las llamadas zonas de tolerancia, donde los jóvenes transan sus cuerpos, o con el tráfico de cualquier tipo de mercancía ilícita a los ojos de los cuerpos policiales. Pero el gobierno de Duque prefiere «ayudar a Venezuela» que a sus connacionales a solventar sus problemas sociales o económicos.

Otro caso digno de resaltar es Paraguay, donde el 70% de la población es analfabeta o Chile, donde sólo la clase pudiente tiene acceso a la educación debido a sus altos costos, así como la pederastia sancionada por el Vaticano y que azota a la infancia del país sureño.

Pero las instrucciones recibidas por la OEA y su Secretario General, no reparan en estos «detalles» y prefieren enfilar su artillería contra Venezuela, cuyo pecado principal ha sido abrazar su independencia y soberanía. Los intereses económicos que se manejan alrededor del ataque antivenezolano, explican mejor esta preferencia.

Ya Venezuela no forma parte de la Organización de Estados Americanos, dignamente y en muestra de su soberanía cesó su representación en una de las estructuras más hipócritas de la historia humana.

Allá yace una estructura moribunda con un representante paralelo de una Venezuela paralela, de una vida paralela. Nunca como ahora la OEA ha caído tan bajo en cuanto a su credibilidad y honorabilidad. Sus intenciones de castigar, sin motivo real, a Venezuela con la Carta Democrática, fracasaron en todos los intentos y no dejaron otra opción a su dueño norteamericano que aplicar el castigo unilateral por sí mismo. Una prueba evidente de su derrota.

El comandante Hugo Chávez dijo una vez: «Nadie es libre impunemente», citando al Libertador Simón Bolívar, pues nos toca ser indemnes una y otra vez y todas las veces que sean necesarias.

Con el Mazo Dando

 

Hacer un comentario.




Los comentarios expresados en esta página sólo representan la opinión de las personas que los emiten. Este sitio no se hace responsable por los mismos y se reserva el derecho de publicación. Aquellos comentarios que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto y/o que atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, este sitio se reservará el derecho de su publicación. Recuerde ser breve y conciso en sus planteamientos. Si quiere expresar alguna queja, denuncia, solicitud de ayuda u otro tema de índole general por favor envíe un correo a contacto@psuv.org.ve