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27.Jul.2016 / 10:15 am / Haga un comentario

Imagen: Con el Mazo Dando

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Más allá de surgir a raíz de una coyuntura (como muchas cosas en nuestra historia), la creación de los Comités Locales para el Abastecimiento y Producción (Clap), nacen como un instrumento para la reorganización de las bases populares que se hallaban despolitizadas luego de tres años de ataques incesantes que iniciaron desde la desaparición física del Comandante Hugo Chávez.

“Sólo el Pueblo salva al Pueblo”, una frase del maestro Alí Primera que practicó Chávez y lo plasmó en la hoja de Ruta del Plan de la Patria y sus cinco Objetivos Históricos. De ahí surge el espíritu de los Clap: de la raíz (léase radicalización) del proceso Bolivariano de inclusión de derechos, que esta vez tiene la obligación de convertirse en inclusión de deberes. Es decir, el Pueblo tiene el deber de luchar por sus derechos.

Es por ello, que sería incorrecto pensar que los Clap son sólo el derecho a recibir una bolsa de comida y no el deber de reagruparse para vencer el sistema criminal de distribución de mercancías, que ha erosionado a la sociedad que hace 4 años figuraba como una de las cinco más felices del mundo.

La denominada guerra económica, que siempre existió y que hoy en día está en su etapa más aguda, ha tenido un tenebroso éxito gracias a la despolitización de las bases populares y al cancer estructural del modelo rentístico que ha alimentado los bolsillos de la burguesía, quien ha hecho que el espiral especulativo parezca imposible de detener. ¿Y cómo se logra vencer esto? La respuesta está en la misma hoja de ruta descrita en el Plan de la Patria, que supone la evolución a una escala más alta del Poder Popular y de una nueva concepción de Estado Revolucionario que vaya demoliendo al Estado burgués.

Estos términos científicos-marxistas citados, no son una entelequia proveniente de la izquierda trasnochada de bares y cafetines, es una estrategia científico-política, una orden del Comandante Hugo Chávez que se debe materializar en los Clap. Por eso es necesario pensar más allá de inscribirse en una lista para la recepción de la bolsa y comenzar con la participación para garantizar los derechos socioeconómicos alcanzados en los últimos 17 años.

La distribución de alimentos sería sólo una de las responsabilidades de los Clap, la labor más importante de ellos es garantizar precisamente la estructura que permite que dicha distribución sea justa para el Pueblo. Es por ello que el deber del Poder Popular a través de estos comites, es también la de fiscalizar, la de participar en alternativas productivas y también de defender el proceso justo de distribición: Al menos esa es la intención del decreto Ejecutivo de la creación de los Clap que en su artículo 2 dice “la garantía, incluso mediante la intervención de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los órganos de seguridad ciudadana […] de la correcta distribución y comercialización de alimentos y productos de primera necesidad”.

Por si queda alguna duda, más adelante en el artículo 9 la intención es: “atribuir funciones de vigilancia y organización a los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP), a los Consejos Comunales y demás organizaciones de base del Poder Popular, conjuntamente con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Policía Nacional Bolivariana, Cuerpos de Policía Estadal y Municipal, para mantener el orden público y garantizar la seguridad y soberanía en el país”.

CLAP

Una estrategia política para reagruparse y contraatacar

La Revolución Bolivariana, vino a cambiar desde el mismo instante de su triunfo en 1998, las estructuras sociales, económicas y humanas y las formas como se relacionan entre sí. Poner en evidencia las diferencias de clase fue una tarea que comenzó también con la Revolución, ya que no todos en Venezuela tenían conciencia de estas distancias entre los estratos económicos y sus formas de relacionarse con la sociedad y con sus diferentes actores.

Como es natural esta tremenda tarea ha sido difícil, pero además en el caso de nuestra Patria ha tocado sortear una serie de despiadados ataques y coyunturas internacionales nada fáciles. El Comandante Hugo Chávez Frías, lo tenía claro, así como el presidente Nicolás Maduro hoy y por ello se prepararon para afrontar una dura batalla desde todos los frentes.

Escenarios difíciles, soluciones socialistas

Con la caída de los precios del petróleo y los fenómenos naturales, que han azotado al país, los factores adversos de la derecha nacional y los imperios internacionales vieron un camino que podía darles la salida definitiva de este proceso y en esa conjunción de hechos y situaciones nace la Guerra Económica, invención para unos, pero una enorme realidad para los venezolanos. Muchos pensaron que era la oportunidad para acabar rápidamente con la Revolución Bolivariana.

Esta guerra nada convencional ha logrado golpear muchos sectores, pero la revolución ha sabido salir airosa, el sector más atacado ha sido el de los alimentos y medicinas y es por ello que el gobierno revolucionario decide crear una nueva forma de distribución, almacenamiento y hasta producción, para eso nacen los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, Clap.

Las relaciones de producción dentro de las estructuras capitalistas tienen su base en la propiedad privada de los medios de producción y aunque el trabajador es ilusoriamente libre, su fuerza de trabajo es su única propiedad. Al Individualizar a la fuerza trabajadora la hace vulnerable. El crear “Comités” le dan un carácter colectivo a la nueva forma que se busca dentro del socialismo para rehacer los modos de producción. Eso por una parte busca romper la hegemonía de un único dueño controlando todo.

El hacerlos “Locales”, reviste además una formalización en las maneras de organización, ya que deben necesariamente conocerse los interactuantes en el Comité, eso retira la abstracción capitalista que da forma a la figura de “dueño” eso que nadie conoce pero que controla precios, presentaciones, distribución y formas de consumo. Lo local imprime una fuerza de decisión y control dentro del ámbito de acción del pueblo protagonista, cada región tiene formas y necesidades de alimentación diferentes, pero que en algún momento fueron homogeneizadas y estandarizadas por el interés capitalista de un amo de la producción.

Por tanto entonces un Comité Local, ya tiene una fuerza de participación de la que se tiene que tener conciencia. Debe necesariamente ser un abordaje socialista el que se haga de estas formas de agrupación porque desde la individualización se desdibujaría su esencia, y fracasaría. Por esto también son una gran oportunidad para reagrupar fuerzas dentro de los factores de la Revolución Bolivariana que de alguna manera fueron tocados por los ataques sicológicos de la Guerra Económica y pueden sentir alguna confusión sobre lo que se está logrando en Revolución.

Organizados la fuerza es potencia

El pueblo más pobre dentro de esta lucha de clases es el más vulnerable, pero organizado puede darse cuenta del poder que puede llegar a manejar para su beneficio y para generar una defensa contra los embates capitalistas de la Guerra Económica. Organizados pueden empoderarse y conocer cuánto cuesta la producción y distribución de todos los alimentos o insumos para la siembra, incluso cuál es el valor de una hortaliza, así deja de estar sometido a una cadena especulativa y de usura que vuelve todo mercancía y crea escaladas ficticias de precios.

La configuración política no puede distraerse ni perderse de vista, porque es está la que dará el carácter socialista a estos comités, sólo imaginar a un empresario siendo participe, es contradictorio y también a factores opositores. Como es una lucha de clases sería una equivocación mezclar los intereses de clases en un comité, no quiere lo mismo un empresario o una persona de la clase económicamente dominante, que un obrero o un peón de hacienda, así que deben estar bien determinadas las conformaciones de los Clap para evitar ser permeadas y penetradas por intereses ajenos al objetivo político de estas agrupaciones, terminar poniendo al servicio del Capitalismo un ejercicio estrictamente socialista.

Distribución y producción la clave de los Clap

Las cadenas de distribución, conocidas también como intermediarios han llegado a tener un poder descomunal dentro de las estructuras económicas productivas, conocido es el caso de los caveros en el sector pesquero, que sólo por tener el camión refrigerado ponen el precio al pescador, llevan el pescado a donde deciden y colocan el precio final al consumidor. Lo mismo ocurre con verduras y hortalizas y el sector cárnico no escapa a esta práctica.

Al controlar la distribución los Clap, pueden mejorar precios a los productores, profundizar las zonas donde llegan los alimentos o cualquier rubro y sobretodo descargar el peso del costo de transporte que a veces es viciado por la usura al no tenerse control de este. La importancia del acompañamiento Estado en estos casos es muy importante para alcanzar el objetivo. Pueblo y Gobierno socialista deben ir de la mano.

La conciencia del poder de la tierra y sus potencialidades así como la capacidad de poder conocer y controlar el uso de las semillas da un carácter de soberanía del que se debe tener absoluta claridad, es vital que los miembros del Clap así como los comuneros sepan y conozcan que sembrar es la tarea que más independencia concentra en momentos de Guerra Económica.

Las mentiras que se van desmontando

La Guerra Económica ha servido para poner en evidencia a muchos de sus actores y propulsores, el mito de las Empresas Polar ha sido quizás el descubrimiento más valioso en estos días. En estos 75 años la Polar ha sido sólo envasadora y distribuidora de alimentos, y además una gran devoradora de dólares del estado. Como ya es conocido la empresa cervecera no ha sembrado ni una hectárea de maíz o cebada, y se ha dedicado a desviar para otros países mucho de las materias primas obtenidas con dinero venezolano.

Las empresas farmacéuticas como farmatodo y Locatel han tenido también una participación muy particular en la Guerra Económica, teniendo un control tal vez demasiado poderoso de la distribución y venta de productos regulados y medicamentos, estas dos empresas se han prestado para esconder, especular y desviar sus productos y causar así una sensación de desabastecimiento y descontrol en el sector de las salud. Los Clap como figura contralora en los tópicos de abastecimiento y distribución, tienen una tarea protagónica en este sentido para desarticular a esas empresas.

La participación es la clave en el éxito que los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, se trata de actuar y ser protagonista de unos cambios que se habían pospuesto, pero que ya son impostergables para seguir adelante con el proceso revolucionario e ir caminando hacia el rumbo definitivo del socialismo.

Con el Mazo Dando

 

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