Opinión / Luis Bilbao

23.Nov.2010 / 03:14 pm / 1 Comentario

Con el inesperado deceso del ex presidente argentino Néstor Kirchner, ocurrido al cierre de la edición de noviembre de América XXI, el azotado país sureño concluye un capítulo de su historia.

Iniciada con el colapso generalizado de 2001, esa fase estuvo signada por la explosión de masas en las calles exigiendo “que se vayan todos” y el paradojal retorno de muchos, casi todos, aquellos cuyo retiro del escenario político se demandaba, comenzando por Eduardo Duhalde, quien asumió la presidencia luego de una sucesión de nombres que durante 10 días, a partir del 20 de diciembre de aquel año fatídico, entraban y salían como titulares formales de un poder que se desintegraba ante la mirada desesperada de las clases dominantes.

Usufructuando la ausencia de un programa y un liderazgo reconocible para salir de la crisis por el camino de la revolución, Duhalde y su ministro de economía Roberto Lavagna, recuperaron paso a paso el control económico y político del país. La burguesía y el imperialismo respiraron otra vez. Pero no lograron garantizar la sucesión deseada y, por esa brecha inmanejable, Kirchner llegó al gobierno.

Más que nadie, Kirchner encarnó la paradoja de una sociedad tan exasperada como desorientada. En un libro titulado Argentina como clave regional, publicado en septiembre de 2007, expuse mi interpretación de ese período crucial y del papel jugado por las diferentes fuerzas y dirigencias políticas. No hay espacio para reiterarla en esta página, urgida por su muerte. Con todo, las vívidas manifestaciones de grandes contingentes que salieron a la calle a expresar dolor por su muerte, hablan claro respecto del saldo que un segmento importante de la sociedad guarda de su accionar político.

La contradicción que signó aquel recorrido de quien en sus inicios fuera militante de la juventud peronista se repitió a la hora de la muerte: allí donde había perdido su última confrontación electoral, el 28 de junio de 2009, en Buenos Aires y Santa Cruz, su provincia natal, ríos de hombres y mujeres salieron a despedirlo. Que entre ellos la mayoría hayan sido jóvenes, es igualmente elocuente. No habrá vuelta atrás en la sinuosa marcha iniciada con la sublevación de 2001.
Para el flanco izquierdo (dentro y fuera del gobierno que condujo), no fue menos cruel el ejercicio de la oposición. El recorrido de unos desde el bloque gobernante a la vereda opuesta, se espejó con el de quienes desde la más estentórea confrontación pasaron a las filas oficiales. Aunque el saldo más gravoso fue para aquellos que no pudieron comprender la esencia ambivalente del saldo que dejaba la crisis de 2001, con su potente demanda de cambio revolucionario y su incapacidad para realizarlo.

El hecho es que con su formación política original, el Frente para la Victoria, luego con su ingreso al Partido Justicialista, Kirchner cabalgó un momento de la historia argentina en el que las fuerzas políticas de izquierda y derecha se disgregaron como nunca antes al compás del auge económico y la estabilización del entramado institucional: otra contradicción difícil de asir. Kirchner estaba frente a frente con esos efectos disolventes en su propia estructura política cuando lo sorprendió la muerte.

Economía e institucionalidad otorgan un amplio margen a la presidente Cristina Fernández, aun tras la pérdida de su esposo. En cambio, el curso inexorable de la crisis mundial plantea de manera perentoria la adopción de una estrategia consistente para afrontarla.

Sin riesgo institucional en el horizonte delineado por las elecciones de octubre de 2011, Argentina debe optar por un programa de acción tanto de política interna como internacional. Dentro y fuera del gobierno, la disgregación organizativa, la confusión ideológica, la indefinición, reclaman resolución con la lógica de un río torrentoso en busca del mar: arrastrará aquello que se le oponga o se detenga.

Por la crisis estructural del capitalismo y la dinámica violenta del imperialismo estadounidense, en lo inmediato esa urgencia tiene mayor gravitación desde fuera. En noviembre habrá dos cumbres de gran significación: del G-20 en Seúl y de Unasur en Guyana, donde esta instancia de unión suramericana deberá además reemplazar a Kirchner, quien ocupaba la secretará general del organismo. Más evidente para el ciudadano común, la campaña ya iniciada por las presidenciales plantea igualmente definiciones estratégicas a las fuerzas que proclaman cambio sociales sostenidos, sea en el gobierno o en la oposición.

Las últimas elecciones en la región indican que en este riquísimo y turbulento momento histórico se restringen hasta desaparecer los espacios para posiciones de centro, para la ambivalencia o la indefinición. En Argentina esa polarización será mayor aún. El nuevo capítulo, simbólicamente marcado por la muerte de Néstor Kirchner aunque había comenzado dos años antes, mostrará un formidable combate por la definición del país que se busca y el camino que se adopta para alcanzarlo. Hay razones para ser optimistas.

El autor es director de la revista América XXI

 

Comentarios

24.Nov.2010 03:19 pm
hector marinangeli (Argentina) dijo:

Quiero decir sobre la nota que me da la impresión que Bilbao es parte de la ignominiosa «oposición» al gobierno de Cristina.
No se juega por una opinión concreta ( marxista) de la realidad, lo que inició Kirchner y continúa Cristina es una página histórica en nuestro país, y su continuidad y profundización es lo que viene. pero hay que decirlo claramente sino uno es parte del circo opositor dominado por los grandes medios y corporaciones.
Hay que opinar estando en Argentina, y no ayudar a confundir a nuestros hermanos latinoamericanos con visiones pálidas, estrechas, sectarias y para que se entienda mejor, escua´lidas.

 

Hacer un comentario.




Los comentarios expresados en esta página sólo representan la opinión de las personas que los emiten. Este sitio no se hace responsable por los mismos y se reserva el derecho de publicación. Aquellos comentarios que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto y/o que atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, este sitio se reservará el derecho de su publicación. Recuerde ser breve y conciso en sus planteamientos. Si quiere expresar alguna queja, denuncia, solicitud de ayuda u otro tema de índole general por favor envíe un correo a contacto@psuv.org.ve