Opinión

18.Nov.2014 / 02:11 pm / Haga un comentario

Grito llanero

Por: Pedro Gerardo Nieves

“Apecear” ¿Qué será eso? No es, en el estricto sentido, un nuevo verbo que haya acuñado la Real Academia de Lengua Española ni mucho menos un extranjerismo. El verbo que neologizamos “apecear” tiene, eso sí, una profunda carga de contenido político revolucionario.

Dicha palabra constituye una forma verbal del sustantivo APC, que son las siglas de las Brigadas de Comunicación, Propaganda y Comunicación del PSUV, del polo revolucionario, recientemente constituidas por su vicepresidente Ernesto Villegas en un gran ejercicio de acumulación de fuerzas morales, políticas y humanas en pos de la construcción del Socialismo y la liberación del pueblo venezolano, valga la redundancia.

Como aprendices de escribidores nos gusta y cautiva su forma gerundia, la que se va construyendo en el día a día que muestra, más allá del micrófono, el plasma o el teclado, un rostro humano, de pueblo sonriente, como Chávez, pues.

Y he aquí que nos ha tocado el honroso encargo revolucionario de desplegar, abanderamientos mediante, a esta guerrilla de comunicadores y comunicadoras en todos los municipios del Estado Barinas, cuna del Comandante Eterno y Cuna de la Revolución Bolivariana, en una muy ronbinsoniana toparquía de las ideas que cuenta, para más justificaciones, con la firme y lúcida conducción de Adán Chávez.

Hemos “caminao más que una burra sin dientes” y “hemos dao más vueltas que un morrocoy río abajo” para comprobar, en el llano adentro, que la Revolución Bolivariana es un constructo vivo que nos mira, espeta, interpela y ordena desde los ojos del pueblo. Nos dice “Epa dirigente, los estamos mirando y queremos que sea como Chávez, como nosotros el pueblo”. Y ese baño de barinidad, de barro, polvo, brisa y agua, ha constituido para nosotros la revalidación de que, con el perdón de los teóricos, la Revolución es un proceso real, material, que supera la idea idealista que cualquier sesudo pueda tener en la mollera. Con fallas, con debilidades, con vulnerabilidades incluso, la Revolución anidó en el corazón de la Patria y nos promete, si le echamos el camión de bolas requerido, que aguarda por nosotros como pueblo el punto del no regreso, de la irretornabilidad, a formas terribles y tenebrosas del Estado Liberal Burgués que atenazó con fiereza y miseria al pueblo venezolano.

Por allá, oteando el horizonte que se adivina como una arveleana sabana larga, aguarda por nosotros el llegadero de una Patria justa, bonita, inclusiva y próspera. No en vano los barineses y barinesas denominamos a nuestra APC como Brigada Florentino en honor al catire que le ganó el combate al diablo inmortalizado en el poema del también barinés Alberto Arvelo Torrealba.

En todos los municipios conversamos sobre la generación y tránsito de las ideas en la sociedad, de los logros diarios y cotidianos de la Revolución que nos han costado sangre, sudor y lágrimas; de los pájaros rebullones de los medios de comunicación que acechan para picarnos el cuero con sus mentiras y calumnias y del patrón de autodesprecio que pretenden sembrar en nuestras mentes los lacayos de Míster Dánger. Fue profundamente grato palpar el nivel de conciencia de nuestros cuadros políticos, y de su formación, cuando escuchamos intervenciones lúcidas y esclarecidas sobre temas estructurales o coyunturales con gran manejo de los conceptos y un profundo compromiso humano y ético con nuestra construcción colectiva.

En Pedraza, que es pueblo de pescadores y pescadoras, con picardía interpelamos sobre qué es más sabroso: ¿una hamburguesa chatarra o un bagre guisado con arroz y yuca blandita?; en Antonio José de Sucre quebramos lanzas en favor de nuestra música llanera que pretende ser desplazada de nuestra cultura por vallenatos de plástico que pregonan antivalores; en Ezequiel Zamora disertamos sobre el manto rojo de la patrona del pueblo, Santa Bárbara, al tiempo que explicamos que era una deidad de la religión Yoruba cuyo equivalente era Changó y en el remoto paraíso llamado municipio Andrés Eloy Blanco, a minutos de Colombia, debatimos con creatividad, cifras y compromiso venezolanista sobre la guerra económica que plantan los contrabandistas y bachaqueros; y en todos, sin excepción, planificamos las acciones para propagandear, agitar y comunicar nuestras elecciones venideras del 23-N donde daremos una soberbia demostración mundial de democracia participativa, protagónica y popular.

En todos los municipios que conforman el eje andino barinés, en esta ruta de abanderamientos, vimos los ojos de Chávez, vivos y palpitantes desde las entrañas del pueblo. Por eso seguiremos “apeceando”.

 

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