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25.Oct.2017 / 02:59 pm / Haga un comentario

Rechazo, confusión, desesperanza, frustración. Estas son algunas de las emociones y mensajes que hacen estallar las redes sociales en Venezuela, producto del cataclismo político que vive la dirigencia antichavista a raíz de la juramentación de cuatro gobernadores de Acción Democrática (AD) ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

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No es para menos. Desde su convocatoria, la ANC fue representada como un monstruo «cubano», expropiador de niños y niñas, bodegas y panaderías. El verdadero «Estado comunista» había llegado de la mano de Nicolás Maduro, con sus CLAP, Carnet de la Patria, sistema de partido único y chips cubanos instalados en el cerebro para controlar a la gente desde un joystick en Miraflores, dominado por Diosdado, Raúl Castro y Vladimir Putin, obviamente. La Constituyente de Hugo Chávez quedaba como un paseo tranquilo por el bullpen.

Apoyados en la enorme evolución de los medios y tecnologías de la información, la ANC fue sometida a una gran campaña psicológica y mediática, dirigida a remover los temores y bajas pasiones de la clase media que vota por el antichavismo. En la misma fórmula aplicada contra el proyecto de Reforma Constitucional del año 2007, habían colocado todas sus esperanzas.

A diferencia de 2007, el resultado no fue el mismo. La ANC se instaló haciendo caso omiso de las amenazas internas y externas, incluyendo a Trump y su «opción militar no descartable» que encontraba eco en los aplausos, unos más silenciosos que otros, de los grupos extremistas. Creyendo que lo tenían todo («comunidad internacional», guerra económica, etc.), sólo era cuestión de tiempo para que Maduro se rajara y, atemorizado, le pidiera perdón a su majestad Trump por inventar políticamente desde los códigos del chavismo.

Por esta razón, la juramentación de los gobernadores adecos significó un trago amargo, un terremoto político inédito. El único sector de la oposición que logró vencer al chavismo en tan sólo cuatro estados en las regionales, se hincó ante una ANC catalogada como «cubana» e instrumento de «la dictadura» de Maduro a nivel local e internacional, a la cual le hicieron hasta lo imposible para que no se instalara.

Periodistas, políticos y analistas de tendencia antichavista no cuidaron ni las más mínimas formas, acusando de traidores a los adecos. Y no es de gratis: a un año de que Maduro terminara su mandato -que lo va a terminar, a pesar de Luisa Ortega Díaz, Rodríguez Torres y Freddy Guevara- el antichavismo tiene una Asamblea Nacional autoanulada sin capacidad de hacer nada, «magistrados» engavetados junto a la Carta Democrática en el escritorio de Luis Almagro, cinco gobernaciones condicionadas por la ANC y el rechazo a dos bandas por haber hecho guarimbas y de haber ido elecciones después.

Lo peor de este momento es que el antichavismo sólo se tiene a sí mismo. Y no hay hasta ahora comunicado del Departamento de Estado de EEUU, Grupo de Lima y Unión Europea que seque tanto llanto.

La crisis también es existencial. El liderazgo natural que emana del antichavismo posterior a las regionales, con dirigentes adecos en la cumbre y en condición de mandamás, es opuesto a lo que la sifrinamente estetizada opinión pública demanda: líderes bonitos, carismáticos, jóvenes que luchen contra la dictadura pero con el pelo planchado y lentes de pasta. La compuerta al siglo XXI que Henry Ramos Allup se niega a abrir. Una rumba estilo La Vida Boheme, trasladada a lo político pero igual de exclusiva para los niños rebeldes de la clase media.

Pase lo que pase, de aquí en adelante los reflectores que tanto usaron contra el Gobierno, ahora los encandila. Y eso, a dos meses de que acabe el año, es una ganancia política nada desestimable.

En este punto no es miserable hacer leña del árbol caído, más si ese árbol amenazaba con aplastar tu casa y tu familia. La selección a continuación refleja las puñaladas que a lo interno hacen chispear sangre, consecuencia de cómo jugaron sus cartas y cómo prometieron un horizonte imposible a sus ¿seguidores?

Al parecer a los adecos, y mucho menos a Henry Ramos Allup, les importa poco los ataques desde las redes sociales. Al final del día son ficticios e intangibles, no se palpan. En cambio ante un situado constitucional y ser la marca de la oposición venezolana, las cosas cambian.

Estamos viendo en vivo y directo cómo se apuñalan verbal y mediáticamente entre ellos, sin ninguna esperanza de que se termine el jaleo en el futuro cercano.

Los restos de la MUD vs. AD, vía Twitter
1. La siguiente reacción va en perfecta concordancia con lo que sus detractores piensan de quien la emite.

3. El «futuro» de Primero Justicia también se desespera por una escisión «unitaria» que ya es pública y notoria.

4. Velásquez es uno de esos políticos que hace una convocatoria nacional pero no puede ganar ni una gobernación.

5. Los «analistas» de la oposición, a su vez, no tienen cómo describir el momento político actual.

6. Hay unos que reconocen quién es el principal actor político del país.

7. De la fauna que no sólo pide sanciones y bloqueos a Venezuela, también a quienes pretendieron subyugarla a poderes externos.

8. Otro que pide lo mismo que el anterior, pero que se ilusiona (aún) por una «verdadera» oposición.

9. El odio de los opositores a sus mismos dirigentes también tiene su expresión en forma de gif.

 

Misión Verdad

 

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