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La convicción de ser diferentes a los gobiernos que masacraron los derechos humanos (DDHH) en Venezuela entre 1958 y 1998, era del puntofijismo, debe formar parte de cada espíritu revolucionario, expresó este martes el defensor del Pueblo, Tareck William Saab.
Al tomar la palabra durante la entrega a familiares de los restos inmortales de los luchadores sociales desaparecidos durante la cuarta República, Saab destacó que este acto de desagravio «denota espiritualidad y grandeza humana», elementos fundamentales para alcanzar la verdadera justicia.
Exaltó la labor que lleva adelante la Comisión por la Justicia y la Verdad y las políticas que emprende el Gobierno del presidente de la República, Nicolás Maduro, «de reivindicar a nuestros mártires y dar el ejemplo de marcar la diferencia como lo está haciendo, en defensa de los derechos humanos de este país, del pueblo, de la nación entera. No puede ser de otra manera».
El defensor destacó además que la convicción humanista de izquierda es propia de cualquier defensor de los derechos humanos.
«Dificulto que un defensor del gran capital, del neoliberalismo, pueda hablar de la vida, de los derechos humanos y de la dignidad de los mártires de la cuarta (República)», sostuvo.