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Por Eduardo Piñate R.
Escribo este artículo apenas llegando de la gigantesca concentración del pueblo revolucionario de Venezuela en la avenida Bolívar de Caracas, celebrando los primeros 20 años de la Revolución Bolivariana en el Poder, desde aquel 2 de febrero de 1999, cuando el Comandante Chávez –y con él todo el pueblo- entró por vez primera en el palacio de Miraflores, dando inicio a una vida de independencia y dignidad de la Patria que hoy defendemos con todas nuestras fuerzas.
En su discurso de hoy, nuestro camarada presidente Nicolás Maduro nos convocó a no dejar que nos distraigan de la tarea principal, que es el crecimiento de la producción, el fortalecimiento de las fuerzas productivas y la recuperación de nuestra economía para la prosperidad de la Patria y de todo nuestro pueblo. Esta tarea corresponde fundamental y principalmente en estos tiempos a la clase obrera.
En estos meses, a la guerra mediática, política, psicológica, ideológica y cultural, se le incorporan nuevas formas de guerra económica; ya no es sólo el ataque a la moneda y la hiperinflación inducida por la manipulación cambiaria de la oligarquía financiera nacional e internacional; ahora se busca la asfixia de nuestra economía robando nuestros activos en el exterior –cerca de 20 mil millones de dólares- y apretando el bloqueo económico y financiero.
En lo político hemos derrotado una y otra vez a las fuerzas de la contrarrevolución dentro y fuera del país con la movilización de nuestro pueblo y la solidaridad de los pueblos y trabajadores del mundo. La defensa de la Patria pasa hoy –también- por defender la economía nacional. En este contexto, nuestra clase obrera tiene que asumir una actitud heroica hacia el trabajo productivo, que es el campo de batalla de la clase obrera. Producir y defender la producción, los medios de producción y las fuerzas productivas en cualquier circunstancia, corresponde a la clase desde los CPT, los sindicatos, los comités de prevención y la milicia obrera. Seguimos venciendo.
Caracas, 2 de febrero de 2019