Opinión / Noticias / José Vicente Rangel

29.May.2017 / 10:57 am / Haga un comentario

Foto: Con el Mazo Dando

Foto: Con el Mazo Dando

Nunca se había visto tanto odio en Venezuela como en la actualidad. Al extremo de que, incluso, lo estamos exportando. Es patético lo que sucede. Ese sentimiento, calculadamente inducido y cultivado en la mente de un importante sector del país mediante sofisticadas técnicas de la comunicación y agresivos recursos psicológicos, se convirtió en una manera de hacer la política. Ese odio espeso que sirve de estímulo a las posiciones más extremas desborda los límites de la tolerancia y convierte al adversario en un enemigo al que hay que destruir como sea -de manera implacable, porque su accionar no solo está dirigido a determinados individuos sino que se proyecta a los familiares-, algo que jamás se dio antes en Venezuela.

2 Se trata de una modalidad novedosa, pero con raíz anacrónica, trabajada en laboratorios de guerra sucia dentro y fuera del país; asumida acríticamente sin escrúpulos por grupos carentes de proyecto político y de programas dignos de promocionar. Modalidad que agrupa variadas visiones que en el pasado fueron impulsadas por movimientos políticos caracterizados por la irracionalidad. Su fundamento de mayor impacto y proyección es la exclusión, la discriminación social, el racismo, la defensa de un sistema económico injusto y la apología de la violencia. El fascismo fue la más acabada expresión de esa política, con variantes en Europa como el nazismo alemán y el franquismo –o falangismo- español.

3 Lo que diversos sectores de oposición han provocado últimamente en el país es una mezcla explosiva de fascismo -actualizado por voceros de esa tendencia ubicados en universidades y círculos cerrados de estudio, tutelados por especialistas europeos y norteamericanos- con “foquismo” y el aporte de desclasados, de gente ligada al hampa que le imprime a los acontecimientos de calle una violencia inusual que sorprende a los propios promotores. La primera fase de este plan para derrocar al presidente Maduro acaba de culminar sin que se cumpliera el objetivo propuesto. El saldo muestra, por un lado, un logro de la oposición al extremar la tensión en el país y golpear su economía, y por otro, el fracaso, ya que Maduro sigue en Miraflores; el chavismo se ha recuperado, como lo confirman las encuestas, no ha habido insurrección popular como era la previsión y, en cambio, se fortaleció el poder presidencial con la alianza pueblo/Fuerza Armada. Ahora se pasa a la segunda fase del plan: más violencia, con carácter selectivo. Ejemplo, ataques a unidades militares y policiales, a centros industriales, a instalaciones del Gobierno, a servicios públicos claves y atentados personales. Etapa que conecta, directamente, con la ampliación del cerco internacional y la participación del sistema financiero en los preparativos de una intervención armada, monitoreada por el Gobierno norteamericano con apoyos cómplices en la región como Colombia, Brasil, Argentina, Perú, más otros tantos cipayos a definirse en próximas fechas.

4 Los planes para acabar con el régimen constitucional y derrocar a Maduro existen, aun cuando la oposición lo niegue. Lo que sucede a diario lo confirma. Los ejecutores actúan con desesperación porque observan que la población está hastiada con la violencia, lo que se traduce en una merma considerable de los asistentes a las marchas y mayor participación de los terroristas. Por otra parte, no se observan fisuras en la Fanb, en el gobierno y el Psuv. En el frente internacional el Gobierno obtiene éxitos diplomáticos, y la reacción que genera la persecución emprendida contra los chavistas y sus familiares desenmascara la falsa actitud de defensa de los derechos humanos que la oposición promueve. Es indudable que el odio la devora y la obliga a redoblar la agresión contra los valores democráticos. La aísla y la hace incurrir en graves errores. En fin, a partir de ahora el tiempo tiene la respuesta a la angustiosa expectativa que hay en el país.

LABERINTO

Nicolás Maduro suspendió el viaje a Ecuador para asistir a la toma de posesión del presidente Moreno debido a informes de un atentado, provenientes de organismos de seguridad ecuatorianos y de otros países…

Organismos de inteligencia y contrainteligencia de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana trabajan sobre las nuevas formas de lucha de la derecha. Ejemplo: la distinción que los análisis hacen entre la guarimba que operó en el país en 2014, la táctica de combate que empleó, y lo que ocurre en las últimas semanas. Ahora la insurrección tiene una connotación definidamente armada y opera con una estructura copiada del paramilitarismo colombiano. Con comandos entrenados para atacar instalaciones tanto civiles como militares…

En este contexto la convocatoria a marchas es la cobertura de los verdaderos propósitos. Pero en el fondo lo que cuenta es la promoción de acciones de calle violentas, cuyos efectos mediáticos trasciendan. La creación y funcionamiento de las Oted (Organizaciones Técnicas de Extrema Derecha), que emplea armas de fuego para perpetrar ataques selectivos contra instalaciones militares, contra dependencias del Metro, de Pdvsa y otras, agrega un nuevo elemento a las actuaciones de la subversión que pone de lado las formas civiles de lucha y asume, definitivamente, la armada…

También se promueve el asedio y atentados contra familiares de militares para quebrar la moral en las filas castrenses, así como la radicalización de la campaña de descrédito contra la Fanb mediante acoso constante, en especial contra el Alto

Mando Militar y los cuadros medios, e inoculando a jóvenes opositores el odio…

¿Qué estimula la reformulación del formato que la derecha empleó, cuatro años atrás, con la primera experiencia guarimbera? Ante todo el apoyo internacional, no solo en términos políticos sino económicos. Es evidente que el suministro de costosos equipos para ejecutar acciones directas y ubicarse en el terreno de la confrontación militar ha sido determinante.

Al mismo tiempo, cuenta el desgaste de las marchas. La rutina en este tipo de movilización termina por decepcionar a los asistentes porque no logra el objetivo estratégico de fondo: salir de Maduro y el cambio de gobierno como máxima aspiración…

Esta situación provoca un desplazamiento en la conducción de la calle, de las manos de la MUD, a los más radicales, y al surgimiento de organismos que asumen la dirección de las acciones más agresivas. Por eso, esta primera fase de la arremetida se caracterizó por la irrupción de una estructura “malandro-terrorista” que le arrebató la calle a la dirección formal…

¿Cómo debe reaccionar el Gobierno ante esta nueva realidad y sus desarrollos, más o menos predecibles? Tiene que evaluar con rigor la situación. ¿Cómo hacer frente a la ofensiva prevista para las próximas semanas de un sector que lucha no en el plano cívico sino empleando a diario la violencia? Este tipo de insurrección es un reto a la Constitución y debe ser encarado con todo los recursos que el Estado posee, asistido por el pueblo. Por tanto, la lucha es más exigente, ya que consiste en enfrentar un desafío a la institucionalidad democrática en general, a la paz y a la seguridad de la nación…

La oposición quería elecciones, ya las tiene. Dos por ahora: Constituyente y gobernadores. ¿Las va a cuestionar? Empezó a hacerlo. Parece que prefiere seguir guarimbeando. Optando por la violencia…

Frase de actualidad: “El odio es la venganza de un cobarde intimidado” (George Bernard Shaw).

JOSÉ VICENTE RANGEL

 

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