Opinión / Noticias / Eduardo Piñate

28.Mar.2016 / 11:56 am / 1 Comentario

Foto: Archivo

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Nuestra América es en la actualidad escenario de las contradicciones más importantes que rigen hoy la dinámica de la sociedad a escala mundial. Por una parte, en nuestro continente se desarrolla buena parte de la lucha por la hegemonía de la economía capitalista mundial entre el imperialismo yanqui y sus aliados europeos de un lado, y del otro, las llamadas economías emergentes con China, Rusia y la India al frente. En las últimas décadas y como resultado del nuevo impulso de los procesos de lucha por la Independencia a partir de la llegada del Comandante Hugo Chávez al gobierno y la Revolución Bolivariana, hemos tenido un crecimiento importante de las inversiones de los capitales chinos, rusos, indios e iraníes, entre otros, en detrimento de los capitales estadounidenses que durante el siglo XX dominaron las inversiones en América Latina y el Caribe. Esto también ha tenido su correlato medido en términos de influencia política y militar, pues EEUU ya no tiene buena parte de esa influencia y de hecho ha perdido la iniciativa política en el continente, aunque realiza serios esfuerzos por retomarla.

Al final de la Primera Guerra Mundial los Estados Unidos de Norteamérica asumieron la supremacía del mundo capitalista, posición que consolidaron luego de la Segunda Guerra Mundial, facilitada a finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado con la desintegración del modelo socialista eurosoviético, como lo llamaron algunos investigadores. Durante todo ese período, hasta hoy, la contradicción imperialismo-nación dinamizó la lucha de clases en nuestro continente (y obviamente que también en Asia y en África), sólo que hoy se desarrolla en una coyuntura diferente, la de la perdida de la iniciativa política por el imperialismo y el crecimiento de la lucha antiimperialista, por la soberanía e independencia de nuestras naciones y por el socialismo.

Cuando el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez, planteó en enero del año 2005, que la única alternativa posible y viable para la humanidad era el socialismo, volvió a poner en primer plano la contradicción fundamental de la sociedad capitalista: la contradicción capital-trabajo, que se expresa también como la contradicción entre capitalismo y socialismo. En ese momento Chávez desvirtuó la conseja de los intelectuales, economistas y políticos de todas las tendencias –incluidos los defensores del posibilismo socialdemócrata/reformista- que en los 90 declararon el fin del socialismo y la victoria total del capitalismo. En ese momento Hugo Chávez demostró que estaban equivocados y la historia posterior de nuestro continente lo ha venido confirmando. Claro que en medio de una guerra sin cuartel entre el imperialismo y nosotros, pueblos que combatimos para construir nuestra sociedad de libertad, paz y justicia.

La gira de Barack Obama por Cuba y Argentina se inscribe en esa guerra sin cuartel, en la que el imperialismo estadounidense persigue retomar la iniciativa política en el continente y reverdecer viejos laureles hegemónicos, recolonizándonos.

Para un observador distraído pudieran parecer visitas contradictorias a dos países con regímenes políticos, sistemas económicos y posiciones ideológicas divergentes, tanto en su visión del mundo, como en su relación con el gobierno y la élite dominante estadounidense. Cuba, nación socialista, que ha debido soportar más de 50 años de bloqueo gringo, que ha enfrentado y derrotado campañas sistemáticas de sabotaje y terrorismo propiciadas, financiadas y ejecutadas por los gobiernos de EEUU y sus aliados. Argentina, tradicional aliada de los EEUU que, sin embargo, desarrolló en lo que va de siglo una política de independencia nacional que, aunque no se propuso destruir las bases del capitalismo en ese país, le ganó la animadversión de los sectores más reaccionarios dentro y fuera de su territorio. La derrota de la candidatura de Scioli (representante del Kirtchnerismo) y la llegada a la presidencia de esa nación de Mauricio Macri, fortalecen objetivamente la posición del imperialismo en el continente.

Obama llega a Cuba luego de iniciar junto al General de Ejército Raúl Castro, presidente de Cuba, el proceso de normalización de relaciones entre los dos países. Previamente, Barack Obama había reconocido la inutilidad del bloqueo para destruir la Revolución Cubana, de allí que no nos resulta extraño que haya vuelto a solicitar el fin del bloqueo al Congreso de su país el último día de su visita a La Habana. Sólo que esa postura no cuenta con el respaldo de la élite política y económica de ultraderecha que domina en los EEUU.

Obama y el sector que representa se propone destruir la Revolución Cubana y el proyecto socialista que encarna. Su visita a Cuba es una apuesta para debilitar al socialismo y minar la resistencia del pueblo cubano por la vía de la promoción de los negocios de empresarios estadounidenses que han visto perder oportunidades de inversión por culpa del bloqueo (mientras españoles, canadienses y japoneses, entre otros si los hacían) y en términos ideológicos a través del fomento del llamado “modo de vida americano”. Al mismo tiempo, pese a lo que digan los gorilas de la mafia cubano americana en Miami, envía un mensaje de moralización a la débil oposición interna en Cuba.

La respuesta cubana fue la de un pueblo viril y digno. Obama fue recibido y tratado con respeto por el pueblo y los dirigentes cubanos. El presidente Raúl Castro expresó lo que siente el pueblo cubano; la satisfacción de avanzar hacia la normalización de las relaciones con los EEUU, lo cual es una victoria de la resistencia de Cuba y de la solidaridad de los pueblos, la convicción de que los temas más duros que obstaculizan esa normalización –el fin del bloqueo y la devolución a Cuba de la bahía de Guantanamo- están lejos de ser resueltos y siguen siendo una demanda fundamental de Cuba y la disposición a seguir tratando en la mesa de conversaciones esos y otros temas esenciales. Es decir, en la respuesta cubana no hubo ni una sola concesión de principios al imperialismo.

La visita de Obama a Argentina se inscribe dentro de los mismos objetivos contrarrevolucionarios. Con Mauricio Macri en la presidencia de Argentina, EEUU recupera un socio que había perdido en la etapa en la cual Néstor Kirtchner y su esposa Cristina Fernández, ejercieron la presidencia de esa nación. Durante su visita Obama aplaudió el reimpulso del programa neoliberal, para cuya aplicación ya se han despedido más de 80.000 trabajadores y se abre una negociación con los llamados “fondos buitres”, lo que conduce a ceder soberanía; llamó a fortalecer la Alianza del Pacífico, conformada ya por Colombia, Perú, Paraguay, Méjico y Panamá; es decir, por los gobiernos más reaccionarios del continente y, por esa vía, golpear y debilitar los procesos emancipadores que se producen en el continente, en cuya vanguardia está la Revolución Bolivariana.

Pero topó con el pueblo argentino. Obama llegó en los días en los que se conmemoraban los 40 años del golpe de Estado que encabezó el General Videla e instauró una dictadura que dejó más de 30.000 desaparecidos y exterminó a una generación de revolucionarios. Una dictadura que junto a la chilena, la uruguaya, la boliviana y la paraguaya, con el apoyo de todo tipo de los EEUU, instituyó el Plan Cóndor para asesinar a miles de revolucionarios de esos países. Obama tuvo que ver el repudio a su presencia, en las preguntas de los periodistas que lo incomodaron y con el pueblo en las calles al paso de su caravana en Buenos Aires y en Bariloche.

Obama trató de aprovechar las recientes victorias contrarrevolucionarias en Argentina, Venezuela y Bolivia, para consolidar posiciones de la reacción y debilitar la revolución en el continente. A pocos meses de entregar la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, no tiene mucho que perder, por eso se atreve a pedir al Congreso el fin del bloqueo a Cuba; sabe que cumplió su tarea como gendarme de los intereses de las corporaciones imperialistas estadounidenses y europeas; supone que abrió el camino a la derrota de los procesos revolucionarios en América Latina y el Caribe. Pero se equivoca como se equivocó Francis Fukuyama en 1990 al decir que con la desintegración de la URSS y la caída del Muro de Berlín había sido derrotado el socialismo y estábamos frente al fin de la historia y de las ideologías. Menos de un lustro después salía Chávez y nuestro pueblo para recoger y renovar las banderas del socialismo con nuestra historia y cultura.

La respuesta digna que recibió Barack Obama de los pueblos cubano y argentino, expresan al pueblo único y diverso de la Patria Grande que está construyendo su futuro a golpes de conciencia, organización, trabajo y lucha.

Caracas, 27 de marzo de 2016

 

 

 

Comentarios

28.Mar.2016 03:52 pm
José L. Morales T. (Distrito Capital) dijo:

Muy cierto el Sr. Obama vino a recorrer parte de su ex-patio trasero con el objeto de tratar de lavarse la cara y abrirle las puertas de algunos países al verdadero poder hegemonico mundial como son las Grandes Corporaciones Imperiales, quienes en definitiva son las que gobiernan nuestro mundo. ejemplo de ellas : Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Reserva Federal de USA que emite Papel Moneda denominado Dolar Norteamericano basado en la decisión de los dueños de grandes bancos de usa y a su vez conforman la directiva de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América.

Pregunta: ¿Que mineral, hidrocarburo o cosa, respalda el Dolar Norteamericano?
A. el Oro
B. el Petroleo
C, la Industria
D. el Ejercito más poderoso del mundo.

 

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