Opinión / Noticias / Elías Jaua

12.Feb.2017 / 08:35 am / Haga un comentario

Foto: PSUV Miranda

Foto: PSUV Miranda

Aunque cada día los gustos, en el sector de la población que legalmente se le considera joven (15 a 29 años), tienden a ser estandarizados como consecuencia de la globalización cultural que se cuela por las redes sociales, no es menos cierto que preservan particularidades,  bien se traten de jóvenes estudiantes o trabajadores, campesinos o urbanos, con hijos  o sin hijos, mujeres u hombres, jóvenes del barrio o de urbanizaciones. Es por ello que nos atrevemos hablar de nuestras juventudes.

Ahora bien, más allá de sus particularidades y de sus posiciones políticas,  durante los años de las Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista se han forjado coincidencias en el imaginario de todos ellos y todas ellas, como lo reflejan estudios como la Encuesta Nacional de Juventudes del año 2015.

Las generaciones nacidas o que crecieron después de la llegada del pueblo al poder,  consideran todos los derechos sociales como naturales, lo cual implica una derrota ideológica a las tesis neoliberales, pero supone grandes desafíos porque sus demandas al Estado y a la sociedad se amplían constantemente.

Nuestros y nuestras jóvenes, consideran el estudio como un valor fundamental para la construcción de sus proyectos de vidas y valoran en alto grado el esfuerzo hecho por la Revolución Bolivariana en garantizarles ese derecho,  pero demandan más calidad y pertinencia.  No obstante,  tampoco podemos desconocer que  la deserción escolar sigue siendo un desafío, en tanto que excluye y frustra.

Nuestras juventudes reclaman también,  que el esfuerzo de estudiar culmine en una ocupación laboral creativa y liberada, prefieren emprender que ser asalariados, por ello exigen una política sistemática de apoyo a estas aspiraciones.

Los y las jóvenes venezolanas son expresión de alegría y goce, les gusta bailar, ir a la playa, a la montaña y  a los juegos deportivos. Son fanáticos y fanáticas de las redes sociales y reclaman el acceso a ellas como un derecho, que lo es.  Entre amigos y amigas,  libran tremendo debate sobre los contenidos a los que acceden, así como discuten de religión, drogas y sexo diversidad, entre otros temas.

Hoy, la mayoría de los y las jóvenes se siente muy orgullosa de nuestra historia libertaria; de nuestra Independencia;  de nuestras expresiones culturales y musicales, de las bellezas de nuestra Patria.  Sin embargo, en medio de cualquier tertulia de hoy día,  debaten con pasión entre quienes quieren salir al exterior y los que defienden el quedarse en nuestra tierra.

¿Por qué ese debate? Argumentan los que quieren irse, principalmente,  que  se sienten amenazados por la delincuencia; en segundo lugar porque quieren mejores ingresos que los que pueden lograr aquí;  también esgrimen el hastío por la confrontación política y la corrupción.  Los que deciden quedarse, contra argumentan con el apego a la tierra y a las querencias familiares; el acceso gratuito o subsidiado a derechos y  servicios;  la apuesta a que todo tiempo difícil es pasajero y que el que se queda será protagonista de la prosperidad por venir.

No voy a ser juicio sobre ambas posiciones, sólo sé  que quienes hoy nos asumimos como dirigentes de la revolución o de la contrarrevolución vamos a ser juzgados para bien o para mal por esta muchachada patria llena de logros, orgullos, demandas y angustias y esperanzas.

Los y las jóvenes venezolanos y venezolanas hoy tienen derechos que no están dispuestos a discutir ni a dejárselos quitar por nadie, pero quieren ejercerlos en un clima de estabilidad económica y empleo creativo; de seguridad  y convivencia social; de ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica;   de acceso transparente a una justicia no clasista, en fin quieren vivir en una sociedad democrática,   honesta y donde el trabajo liberador sea el valor fundamental para garantizar sus proyectos de vida, dentro del proyecto nacional.

Les toca a ellos y a ellas seguir luchando por alcanzar esa sociedad, como nos tocó a nosotros luchar por los derechos que para ellos y ellas hoy son naturales,  gracias al modelo bolivariano y socialista.

Tengan la seguridad, Uds. también lograrán la victoria muchachada, tienen la estirpe que les viene desde aquel 12 de febrero de 1814.  Nosotros, estamos obligados a facilitarles el camino y acompañarlos en esa batalla.

 

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