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23.Sep.2014 / 10:57 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

«Las Naciones Unidas han agotado su modelo, y no se trata simplemente de proceder a una reforma, el siglo XXI reclama cambios profundos que sólo son posibles con una refundación de esta organización. Esto no sirve, hay que decirlo, es la pura verdad».

Con estas palabras, el Comandante Hugo Chávez, en representación de la voz olvidada de los pueblos, se pronunció en el 2005 durante la sexagésima Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.

La premisa de Chávez era clara y meridiana: la ONU debe adaptarse a los nuevos tiempos, con una visión que privilegie las necesidades e intereses de los pueblos por encima del capital financiero y militar.

Cinco años antes, en septiembre del 2000, Chávez durante una intervención también en la ONU, habló de la necesidad de «dejar atrás verdades que fueron válidas sólo para momentos pasados». En ese contexto, citó al filósofo hindú Jiddu Krishnamurti, quien decía que la verdad no es un punto fijo, sino que se mueve constantemente por muchos caminos.

«Cuando hablamos de ‘la verdad’, tomamos dos caracterizaciones fundamentales ya aceptadas para definirla: la primera, ‘es algo que se vive en el momento’ y, la segunda, ‘expresa nuestra vinculación con el todo», expresó el presidente venezolano, al tiempo que alertaba que más de medio siglo después de la creación de la ONU «la verdad se ha movido y el momento que vivimos es otro», dijo.

«En este momento planetario, siguen muriendo diariamente seres humanos, pero ahora las cifras se han duplicado, ya no como consecuencia de una guerra mundial. ¡No!, ahora la principal causa de esta horrorosa verdad es la miseria, la marginalidad, el hambre. Por tanto, lo que se impone en este mismo dramático instante es que, en primer lugar, reconozcamos, todos, esta verdad. Y, en consecuencia, sin dilaciones de ningún tipo, construyamos un nuevo pacto mundial en Naciones Unidas», enfatizó.

Este planteamiento de Chávez se convirtió en bandera de muchos pueblos históricamente marginados y en una necesidad histórica acompañada con fuerza por otros líderes como Luiz Ignacio Lula Da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Muammar Gaddafi, (Libia) José Mujica (Uruguay), entre otros.

La ONU «debe concentrar los más grandes esfuerzos posibles, en el orden moral, intelectual, científico, social, cultural, económico y financiero, en la lucha contra los demonios del hambre, la miseria y la muerte que azotan nuestro planeta», emplazaba Chávez, quien insistió en un cambio estructural de ese organismos multilateral.

Aquel 15 de septiembre de 2005, Chávez puntualizó cuatro propuestas principales «urgentes e irrenunciables».

La primera, la expansión del Consejo de Seguridad, «tanto en sus categorías permanentes como en las no permanentes, dando entrada a nuevos países desarrollados y a países en desarrollo como nuevos miembros permanentes».

La segunda, la necesaria mejora de los métodos de trabajo para aumentar la transparencia y el aumento del respeto y la inclusión.

La tercera, la supresión inmediata del veto en las decisiones del Consejo de Seguridad; un vestigio elitesco incompatible con la democracia, la igualdad y la justicia social. Y, en cuarto lugar, el fortalecimiento del papel del secretario general de la ONU; en sus funciones políticas, en el marco de la diplomacia preventiva.

«Esas transformaciones, a las que desde Venezuela nos referimos, al mundo, tienen para nosotros, desde nuestro punto de vista, dos tiempos: el inmediato, el de ahora mismo, y el de los sueños, el de la utopía», resaltó Chávez aquella tarde del 15 de septiembre de 2005.

Chávez, como esperanza de los movimientos populares del continente por reivindicar la integración latinoamericana y como símbolo de lucha por un mundo multipolar y multicéntrico, destacó la necesidad de un nuevo económico mundial, pero también político, a favor de la paz mundial, de la justicia social y en aras de frenar la amenaza que representa para el planeta tierra el capitalismo salvaje.

Hoy la lucha de Chávez por un mundo mejor sigue en pie y viene acompañada de nuevos bloques de integración, como resultado de su legado histórico (Unasur, Celac, Alba-TCP, Petrocaribe), y de muchos pueblos del mundo, que en palabras del líder socialista «reclaman con urgencia la adopción de medidas para enfrentar los verdaderos problemas que obstaculizan e impiden los esfuerzos de nuestros países por el desarrollo y por la vida».

AVN

 

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