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El 4 de mayo de 1962 en el estado Sucre, un grupo de oficiales de la Fuerza Armada Nacional se alzaron. La revuelta que tan sólo duró un día, sin duda fue uno de los momentos más difíciles que le tocó afrontar a Rómulo Betancourt durante su período presidencial en 1959-1964. El estallido de este alzamiento militar y movimiento de izquierda es conocido como El Carupanazo, el cual se gestó en la medianoche y estuvo a cargo del batallón de Infantería de Marina Número 3 y del destacamento Número 77 de la Guardia Nacional (GN).
El escenario político venezolano de 1962 era ciertamente complicado para el Gobierno de Rómulo Betancourt, por lo menos en el sector militar y petrolero, por ello fue que emitió la orden de permitirle concentrarse en esos dos aspectos y que sus ministros se ocuparan de los demás. El gobierno de la supuesta democracia representativa se había hundido en la traición de los postulados que enarboló durante la lucha de resistencia contra la dictadura Perezjimenista y el espíritu rebelde del 23 de enero de 1958.
Los llamados “insurrectos”, estuvieron al mando del capitán de corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, del mayor Pedro Vegas Castejón y del teniente Héctor Fleming Mendoza, todos se alzaron contra el gobierno nacional, ocupando las calles y edificios de la ciudad, el aeropuerto y emisoras radiales y así fue como desde Radio Carúpano los revolucionarios lanzaron un manifiesto a nombre del Movimiento de Recuperación Democrática (MRD).
Sólo transcurrieron 24 horas de alzamiento, las tropas gubernamentales tomaron el control de Carúpano y sus alrededores, capturando a más de 400 personas involucradas en la asonada entre militares y civiles. A pesar de que Rómulo Betancourt se sintió victorioso por haber detenido este movimiento, a través de las de las armas, meses más tarde esto dio paso a otro alzamiento cívico-militar en la ciudad de Puerto Cabello, el cual resultó ser una conspiración de mayor magnitud.
Sin duda, el Carupanazo fue una campanada de los militares patriotas contra las políticas entreguistas del Gobierno de Rómulo Betancourt que dio continuidad a 40 años de la doctrina Puntofijista.
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