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3.Mar.2017 / 04:05 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

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La capacidad de gestión del pueblo, representada en el Poder Popular, junto a las leyes e instituciones que la respaldan, pueden lograr mucho una vez que las personas toman conciencia y se organizan en torno a metas comunes.

Una de las necesidades más sentidas es el acceso a un techo propio. Con la creación en 2011 de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), la política habitacional de la Revolución Bolivariana, se dio un peso muy importante a la participación popular en la ansiada meta de cubrir el déficit de casas en el país. De hecho, de las más de 740.000 viviendas levantadas por la GMVV, más de 60% corresponde al pueblo organizado, tal como ha sido su cometido desde el inicio del plan.

Prueba de ello es la construcción del urbanismo Tanariomar, ubicado en el sector de Tanaguarena, parroquia Caraballeda del estado Vargas, en el litoral central del país. Allí el 9 de octubre de 2014, el presidente de la República, Nicolás Maduro, entregó la vivienda número 100.000 construida por el Poder Popular.

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Sí se puede

El esfuerzo de organización no es nada fácil y la puesta en ejecución dista de ser menos: Conformar el consejo comunal, levantar el censo y detectar las principales carencias son sólo los primeros pasos.

Luego, buscar un terreno idóneo, elaborar en colectivo un proyecto, introducirlo ante los entes competentes y, una vez aprobado, gestionar la procura de materiales, supervisar la ejecución de la obra, rendir los recursos, pagar a los obreros, muchos ellos provenientes de la misma comunidad.

Decirlo es más sencillo que hacerlo, pero los integrantes del consejo comunal Tanariomar demostraron que, luego de casi tres años entre la búsqueda del terreno y el corte de cinta inaugural, sí es posible alcanzar estos sueños simplemente porque el pueblo en revolución cuenta con instituciones que lo respaldan.

En Vargas, de las 12.098 viviendas culminadas, 2.066 han sido edificadas a través de las comunidades organizadas con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), la Fundación Misión Hábitat (FMH), el Ministerio para las Comunas, la Misión Ribas (con sus brigadistas constructores) y el Instituto Autónomo de la Vivienda del Estado Vargas (Ivivar), adscrito a la Gobernación.

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Superación

Alberto Rojas, vocero del consejo comunal, recuerda que justamente los obstáculos que se presentaron «nos dieron más fuerzas para continuar, porque nunca nosotros habíamos construido una vivienda y ni nos imaginábamos cómo era eso. Ahora me preguntan, y fue tanto lo que aprendí de medidas para las mezclas, los materiales y cómo deben hacerse las fundaciones y bases, que tenía conocimiento para hacer las inspecciones».

«Si bien esto me sacó canas verdes, porque a veces nos decían ‘no’ y nosotros respondíamos ‘sí’. Si nos cerraban una puerta, entrábamos por la otra, y logramos conseguir lo que nos proponíamos (…) Ahora veo que valió la pena porque vivo en paz, en mi espacio. Me siento calmado, no estoy presionado; estoy bastante feliz en verdad», señala a propósito del primer aniversario de la mudanza de estas personas a sus nuevos hogares.

Catalina Vásquez de Gómez, de 67 años, es integrante de una de las 16 familias que ahora viven en este desarrollo. Recibir su casa de manos del presidente Maduro fue un regalo del cielo, luego de 15 años sin hogar propio, dando tumbos entre varios alquileres. Recuerda que sufrió los embates del deslave de 1999 en Vargas, en el que además de su vivienda, perdió a un nieto.

«Ya que no podía construir, traía café, agua, y cuando nos reuníamos, hacíamos sancocho», comentó Vásquez, integrante del Club de Abuelos de Naiguatá, quien afirma que «ahora más que nunca hay que seguir en revolución. Hay que seguir luchando. Yo no me voy a arrepentir de darle mi voto al presidente (Maduro), y ahora el 6 de diciembre sigo votando porque yo soy chavista hasta que me muera. Tengo mucho que agradecer, no sólo por mi, sino por mis hijas, que también recibieron ayuda de vivienda», afirmó.

Proyectos

El feliz término de experiencias como la de Tanariomar contagió a otros consejos comunales a recorrer este sendero de la autogestión. En la parroquia Los Corales, el consejo comunal Renacer I construye 30 viviendas.

«Nosotros hemos recibido todo el apoyo por parte de las instituciones, tanto de Vargas como del Gobierno Nacional. No nos quejamos porque ellos se ajustaron a todo y nos han ayudado en asesoría técnica en materia de construcción», dijo Jesús Alfonzo, miembro del consejo comunal.

Sólo en Vargas, el Poder Popular tiene como meta la construcción de 1.177 unidades habitacionales, 490 de las cuales son del programa de Sustitución de Rancho por Vivienda (Suvi) que adelanta Ivivar.

La gerente de Planificación y Urbanismo de este ente, la urbanista Luidelia Marcano, señaló que la articulación interinstitucional es la clave para servir de soporte a todas las iniciativas que se desprenden del pueblo organizado.

«Todos nos integramos y articulamos con un solo gobierno, porque entre todos cubrimos cada una de las áreas en las que no tenemos competencia para dar respuestas favorables a las comunidades», afirmó esta profesional, quien calificó la experiencia con las comunidades de positiva.

 

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