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1.Sep.2019 / 05:35 pm / Haga un comentario

 

Prensa PSUV.- Este sábado fue aprobada por unanimidad  la Declaración Final del Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras en solidaridad con el gobierno y pueblo venezolano, en el que más de 500 delegados de 24 países alzaron su voz contra los avances del imperialismo contra los gobiernos progresistas del mundo.

A continuación el texto íntegro:

DECLARACIÓN FINAL DEL 1er ENCUENTRO INTERNACIONAL DE TRABAJADORES Y
TRABAJADORAS EN SOLIDARIDAD CON EL GOBIERNO Y EL PUEBLO VENEZOLANO

Los trabajadores y trabajadoras reunidos en la ciudad de Caracas, capital de la República
Bolivariana de Venezuela, con motivo del “I Encuentro Internacional de Trabajadores y
Trabajadoras en Solidaridad con el Gobierno y el Pueblo Venezolano”, luego de las
deliberaciones efectuadas hemos llegado a las siguientes conclusiones:
El mundo de hoy está marcado por la impronta de la globalización del capital. El carácter
actual del capitalismo asume una voracidad sin precedentes que afecta a la clase trabajadora
y a la humanidad en su conjunto. El capitalismo neoliberal abarca el sistema económicofinanciero mundial, persigue la búsqueda incesante de ganancias mediante la conquista de
nuevos mercados, fortalece el predominio del capital financiero, intensifica el saqueo de los
pueblos y la explotación del trabajo.
Hoy el imperialismo estadounidense es su cancerbero más acérrimo. Nuestra América es el
principal teatro de operaciones donde desarrolla su ofensiva por mantener la hegemonía
global e imponer su modelo. La restauración neoliberal en el continente conlleva a que los
Estados Latinoamericanos y del Caribe sufran la amenaza del uso unilateral de la fuerza o la
pérdida efectiva de su soberanía. La naturaleza de la región padece los estragos destructivos
del neoliberalismo. La clase trabajadora es cada día más explotada, especialmente, las
mujeres y los niños. Los migrantes son perseguidos con políticas xenofóbicas. La
democracia se socava progresivamente bajo la impronta de organizaciones supranacionales
que refrendan la política exterior de EE.UU.
Ante esto, la República Bolivariana de Venezuela se ha convertido en un bastión de dignidad.
El país se ha trazado, desde la llegada del Comandante Hugo Chávez a la Presidencia, una
política de inclusión social que puso fin al neoliberalismo. En Venezuela germina un nuevo
modelo de convivencia, se libra una decidida resistencia anti-imperialista y se desarrolla un
enfoque sobre los asuntos públicos distinto al dogma neoliberal. Esta lucha de perspectiva
anti-sistémica se integra con la defensa de la soberanía y se expresa en una política exterior
independiente de inspiración bolivariana que apuesta a un mundo multicéntrico y pluripolar.
Se trata de un proyecto liberador adaptado a los nuevos tiempos, orientado a una mayor
justicia social, que ya ha demostrado que la redistribución de las riquezas y la soberanía
plena en el manejo de los recursos energéticos, entre otros aspectos, permite grandes logros
en la política social. Aunado a ello, se forjó una vigorosa democracia participativa y surgió el
protagonismo colectivo como característica de la nueva forma de hacer política que va
emergiendo en las organizaciones del Poder Popular
A tono con el Plan de la Patria, programa de la transición venezolana al socialismo, se han
creado los Consejos Productivos de Trabajadores como parte de un incipiente modelo de
gestión pública concebido para contribuir con la diversificación económico-productiva del país
y por ende, enfrentar los efectos perniciosos de la guerra económica desatada contra el
pueblo venezolano. Dichos Consejos se inscriben en una concepción donde se proyecta que
la clase trabajadora asuma roles de dirección propios de una democracia laboral profunda y
en consecuencia, asuma el importante papel que le corresponde jugar en la edificación del
Socialismo Bolivariano.
En efecto, ya los trabajadores y trabajadoras con la reciente creación de una VicePresidencia para el área en el PSUV, vislumbran nuevos retos y se abre un abanico de
posibilidades a la clase trabajadora para incidir más en la conducción del proceso de
cambios existente en el país. Asimismo, cabe resaltar que en el marco del proyecto político
que se desarrolla en Venezuela surge una concepción bolivariana de la Seguridad y Defensa
de la Nación que tiene en la Milicia Obrera a un importante referente para asumir la
resistencia integral ante el imperialismo y su modelo neoliberal.
En el proceso bolivariano se han creado condiciones, con las políticas públicas en general y
particularmente con la “Ley del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras”, que reivindican a
la clase trabajadora. La revolución venezolana con sus irrebatibles aciertos y a pesar de sus
errores engloba un verdadero intento de inclusión social, una aspiración igualitaria en plena
gestación, una apuesta por los más necesitados, es decir, una obra emancipadora en
proceso direccionada a reivindicar a todos los excluidos y explotados.
Sin dudas, la Revolución Bolivariana es atacada ferozmente por su éxito inicial en la
redención de los humildes, por su dignidad irreductible, por la esperanza que significa
actualmente para los pueblos del mundo y por su proyección hacia el socialismo. Esta proeza
es una herejía a los ojos de los poderosos del mundo, un peligro para los planes neoliberales
y un desafío a la Doctrina Monroe que desde el norte pretenden imponer en el continente.
Por estas razones, desde la Casa Blanca se articula una guerra no convencional contra
Venezuela que tiene como propósito derrocar al gobierno del Presidente Constitucional de la
República Bolivariana Nicolás Maduro como paso imprescindible para exterminar al
chavismo, acabar la democracia y apoderarse de las riquezas de Venezuela. A tono con
estos planes implementan un conjunto diverso de medidas coercitivas unilaterales,
amenazan con invadir militarmente al país y con especial fuerza, aplican un inhumano
bloqueo económico, financiero y comercial que agrava los problemas del país. Esto se
traduce en cuantiosas pérdidas que impiden la adquisición de alimentos, medicinas, insumos
para la producción, materias primas, entre otros rubros imprescindibles para población.
El Grupo de Lima, la Alianza del Pacífico, la Organización de Estados Americanos, la
presencia en el continente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y las bases militares estadounidenses son los
instrumentos predilectos del imperialismo como parte integral de la estrategia para someter a
Venezuela y culminar su apuesta geopolítica de dominar el continente. En otras palabras, la
Casa Blanca viola permanentemente el derecho internacional público en su ofensiva dirigida
a cerrar el ciclo de los gobiernos progresistas o revolucionarios en el continente. Los planes
geo-estratégicos del imperialismo en la región se encaminan a perpetuar el neoliberalismo
con el objetivo de expoliar sus riquezas naturales y continuar explotando a los trabajadores.
Sin embargo, el pueblo venezolano y el resto de los pueblos de Nuestra América resisten,
luchan y se erigen en un reto anti-imperialista que ya ha asestado importantes reveses a la
política de la Casa Blanca. Proyectos alternativos han guiado las luchas que germinaron en
gobiernos progresistas o revolucionarios hoy son verdaderos desafíos para las pretensiones
hegemónicas de EE.UU., allí radica una preocupación geo-estratégica para las élites de la
potencia norteamericana. Lejos del fin del ciclo progresista, la preocupación de los poderosos
se acentúa ante los éxitos político-electorales que en el corto plazo se vislumbran para las
fuerzas progresistas en América del sur.
Ante la arremetida imperialista, Venezuela es un ejemplo de dignidad que articula a la clase
trabajadora junto a otros sectores dominados y oprimidos a los fines de amalgamar
voluntades y emprender planes por la redención de los pueblos de Nuestra América. La
empresa libertaria del continente tiene su inspiración en Venezuela y ella es la principal
trinchera para la emancipación americana. En síntesis, en el continente se afronta una
disyuntiva histórica, se confrontan el Ideario Bolivariano y la Doctrina Monroe, cuestión que
indica la importancia geopolítica de las luchas progresistas o revolucionarias que se
desarrollan en la Patria Grande.
En este contexto, el “I Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras en
Solidaridad con el Gobierno y el Pueblo Venezolano”, declara:
Exigimos respeto a la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, así como
ratificamos el decidido respaldo a la Revolución Bolivariana y apoyamos los esfuerzos del
legítimo Presidente Constitucional Nicolás Maduro por mantener la paz en la nación
suramericana.
Saludamos a la Revolución Bolivariana por la implementación de un modelo político-social
incluyente que protege a la clase trabajadora ante las agresiones imperialistas.
Condenamos de la forma más enérgica las políticas imperialistas y su proyecto neoliberal
porque socavan la soberanía de las naciones en función del saqueo de sus riquezas y la
explotación de los trabajadores y trabajadoras.
Denunciamos la militarización de Nuestra América y especialmente, la presencia de las
bases militares de Estados Unidos y de la OTAN en América Latina y el Caribe.
Repudiamos el uso de la fuerza y la implementación de medidas coercitivas unilaterales
utilizadas para someter a nuestros pueblos y a sus clases trabajadoras.
Acompañamos a los pueblos y a los gobiernos del mundo que luchan por su soberanía ante
los planes del imperialismo. Expresamos especial solidaridad con el pueblo venezolano en su
lucha por su autodeterminación.
Igualmente, el “I Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras en
Solidaridad con el Gobierno y el Pueblo Venezolano” acuerda hacer suya el espíritu de
la “Proclama y Plan de Lucha de los Trabajadores del XXV Encuentro del Foro de Sao
Paulo” adoptadas en la ciudad de Caracas en el mes de julio de 2019. En
consecuencia, aprobamos el siguiente Plan de Lucha:
1. Realizar un “Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras” anual que tendrá su
sede en la República Bolivariana de Venezuela.
2. Coordinar en las capitales del mundo una jornada el 9 de diciembre de 2019, día de la
conmemoración de la Batalla de Ayacucho, contra las políticas injerencista del imperialismo
estadounidense en Nuestra América. (NO MÁS TRUMP)
4. Realizar una jornada internacional de movilización en apoyo a la Revolución Bolivariana y
contra el neoliberalismo el 27 de febrero del año 2.020. (Conmemoración de los 31 años de
la primera insurrección en Carcas contra el neoliberalismo)
5. Convocar un tuitazo anti-imperialista el día 5 de noviembre 2019 (aniversario de la IV
Cumbre de los Pueblos de Mar de Plata 2.005).
6. Convocar una movilización mundial por la paz en Venezuela, en Nuestra América y contra
los planes de guerra del gobierno de Estados Unidos para el mes de abril de 2020.
7. Desarrollar una jornada internacional de repudio a la Doctrina Monroe, contra el Bloqueo y
demás Medidas Coercitivas Unilaterales para el día 28 de junio de 2.020.
8. Llamar a una jornada mundial de no cooperación con la agresión injusta e ilegal contra
Venezuela en cada frente: Militar, financiero, técnico, material y mediático, movilizando a los
trabajadores para que utilicen este poder colectivo para frenar los planes de guerra
imperialista.
9. Crear hasta el próximo Encuentro una Comisión Coordinadora de las delegaciones
presentes en el “I Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras en
Solidaridad con la Revolución Bolivariana” a los fines de cumplir el presente plan.
Aprobado en la Ciudad de Caracas, Cuna del Libertador Simón Bolívar y Capital de la República
Bolivariana de Venezuela a los 31 días del mes de agosto de 2.019.

 

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