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18.Nov.2016 / 09:17 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

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Hostigamiento mediático y financiero contra Pdvsa: hacer fracasar el canje de bonos a toda costa

La estrategia de canje de bonos de Pdvsa lanzada el pasado 16 de septiembre, diferida en par de oportunidades en búsqueda de captar mayores recursos, resultó exitosa: la petrolera venezolana logró canjear el 52,57% del monto ofertado para la operación, ahorrándose 2 mil 899 millones de dólares tras desplazar sus pagos de deuda externa de 2017 para 2020.

Palabras más palabras menos: el corazón económico del país –Pdvsa–, sostén del 95% de los ingresos nacionales, se zafó en el corto y mediano plazo de un escenario crítico para su estabilidad financiera y por ende para la del país entero.

Como fue comentado en su momento por Misión Verdad, esta operación fue atacada por calificadoras de riesgo sentenciadas por estafa a inversionistas en Estados Unidos en el año 2008: Standard and Poor’s, Fitch y Moody’s.

Estas agencias dieron una calificación negativa a la operación, buscando con ello generar desconfianza y temor en los inversionistas para que no participaran. El objetivo no era financiero, sino político: en tanto y en cuanto la operación fracasara la situación financiera de Pdvsa y el país tendería a precarizarse más, agudizando –y dirigiendo políticamente– el malestar económico de la población, dado que el margen de maniobra para importar bienes básicos –alimentos y medicinas– se vería reducido al extremo.

Otros tanques se sumaron desde el frente mediático y empresarial. The New York Times, Reuters, Bloomberg, The Wall Street Journal y Financial Times, por nombrar los medios con mayor impacto en la opinión pública financiera, aplicaron un intenso hostigamiento mediático buscando afectar la credibilidad internacional de Pdvsa desde distintos ángulos.

En el manipulado y hamponil mercado financiero, más importa el capital estético que el capital económico. Qué se diga de ti define cuánto tienes, no cuánto tienes en realidad. Cada vez que Procter & Gamble saca un nuevo champú aumenta sus ganancias sin que el primer frasco llegue al anaquel y alguien pueda adquirirlo.

Con ambos frentes avanzando orquestadamente y sin fisuras, la corporación petrolera Conoco Phillips introdujo una demanda a Pdvsa en Delaware a pocos días de cerrar el canje de bonos, la cual calificaba dicha operación como fraudulenta por supuestamente querer evitar el pago inflado de compensaciones por efectos de nacionalización.

A Pdvsa le fue aplicado un brutal secuestro financiero, empresarial y mediático durante toda la operación. Aún así, con todo y que Ramos Allup tenía sus velas puestas al fracaso del canje, la operación fue exitosa y el corazón económico de Venezuela alivia su situación financiera en el corto plazo.

Cuando el mejor escenario es el peor

El canje de bonos no es una estrategia aislada para mejorar la situación financiera de Pdvsa y el país, sino que es complementaria a los esfuerzos realizados por Venezuela y países OPEP, en conjunto con Rusia y otros actores de peso en el mercado energético, para estabilizar los precios del petróleo en torno a los 60 y 70 dólares por barril.

Incluso los formadores de opinión económica antichavistas más consultados por la mediática local, reflejan que si el precio se llegara a estabilizar en dicha banda en el corto plazo, sumado lo ahorrado por el canje de bonos, el país cerraría casi a totalidad su déficit de dólares –necesarios para cubrir importaciones y estabilizar el tipo de cambio–, además de afrontar en condiciones menos vulnerables sus pagos de deuda externa en el mediano plazo.

Un escenario positivo en lo económico para Venezuela es proporcionalmente negativo para la élite financiera.

Nueva oleada de agresiones

En tal sentido, el éxito de la operación y la posibilidad de que un acuerdo de estabilización de precios petroleros se cristalice, activa una nueva etapa –mucho más agresiva– de hostigamiento y cerco financiero contra Pdvsa.

La empresa Crystallex, de origen canadiense, demandó a Venezuela por las mismas sinrazones y en la misma corte que Conoco Phillips el día de ayer, maniobra que suma a una supuesta evaluación de embargo a la estatal petrolera por 11 mil millones de dólares que estarían realizando fiscales federales estadounidenses por presuntos casos de corrupción, según reseñó Bloomberg.

No sólo Bloomberg vendió la primicia como el embargo petrolero más grande de la historia reciente, también afirmó que supuestamente ese dinero sería devuelto al país durante la gestión de un gobierno antichavista.

Este primer amague mediático mantiene rasgos parecidos al caso «Lava Jato» en Petrobras, donde el velo mediático de la corrupción fue utilizado como un mecanismo para la intervención extranjera en Brasil. Las condiciones financieras y mediáticas que dieron al traste con el mandato de Dilma Rousseff provienen de esa maniobra internacional.

Vale recordar que así como Pdvsa es demandada por corporaciones petroleras, Petrobras también recibió ataques judiciales por parte de bancos globales –Goldman Sachs, Citigroup, Morgan Stanley, etc.–, bajo el supuesto temor de no ver cancelados sus préstamos a la empresa. Dos operaciones al parecer cortadas por la mismo hacha.

El eje del conflicto se traslada al frente financiero

El plan de disparar al corazón económico de Venezuela es político. Venezuela acaba de cancelar los intereses de los bonos que no fueron canjeados y el resto de sus pagos pendientes. Aun así, el riesgo país de Venezuela, elaborado por una corporación financiera –en situación de bancarrota inminente– como Deutsche Bank, se mantiene más alto que países que ostentan una deuda impagable, como Estados Unidos o España. Se mantiene inalterado.

El conflicto se traslada hacia el frente financiero

La MUD es tan sólo un intermediario de estos grandes intereses empresariales que se soban las manos con sólo pensar en saquear nuevamente al país. En realidad no nos enfrentamos a ellos.

Las agresiones financieras, llevadas a cabo por actores empresariales con capacidad de influencia sobre instituciones judiciales estadounidenses –Departamento de Tesoro y Justicia, específicamente–, van en aumento y tienen su propio plan: asfixiar financieramente a Venezuela en el mediano plazo para evitar cualquier signo de recuperación económica y política del chavismo.

Echan el resto intentando cerrar el conflicto a su favor con un tiro de gracia por la vía del golpe financiero internacional, construido a partir de expedientes judiciales capitaneados por corporaciones petroleras, hostigamiento mediático y calificaciones de default selectivo.

La táctica de estrangulamiento contra Pdvsa, activada desde cada uno de estos frentes, tiene como objetivo ampliar el cerco financiero contra el país para reducir su margen de maniobra en lo económico y acrecentar las dificultades de la población en su vida cotidiana, afectando el posicionamiento financiero de la empresa para que le vea complicada su recuperación.

Y la profundización de esta maniobra no depende de actores estatales externos o de actores internos, sino de la élite financiera y la aplicación de sus herramientas –calificaciones de riesgo, demandas judiciales, etc.– para intervenir a Venezuela por la vía financiera, así como lo intentan contra Rusia y China.

El diálogo como medida para la estabilización del conflicto político interno y su amplio respaldo internacional, las recurrentes equivocaciones de la MUD y la incipiente normalización económica, trasladan el eje del conflicto hacia el frente financiero. Paso a paso, acción tras acción, por más selectiva o colateral que sea, va construyendo un relato y un marco operativo funcional para golpearnos financieramente directo al corazón.

Afectar directamente al venezolano de a pie, meterle la mano en el bolsillo y en el estómago, sin importarle qué puede llegar a pensar la MUD o Hillary Clinton y Donald Trump, se posiciona como un objetivo fundamental y estratégico para la élite financiera para buscar la ansiada implosión del país.

Ese es el enemigo que enfrentamos: poderes económicos globales con un portafolio de armas de distinto calibre para asfixiar a un país que busca superar grandes adversidades. Esto también es intervención extranjera, aunque nadie la nombre. El verdadero enemigo apunta sus misiles al corazón.

Por: William Serafino

Misión Verdad

 

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