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16.Abr.2017 / 01:52 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Durante el Aló, Presidente número 188, transmitido el Domingo de Resurrección del año 2004, el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, llamó a mantener una lucha activa y pacífica por la paz, justicia e igualdad de los pueblos.

Aquel programa fue realizado el 11 de abril de 2004 en el Fuerte Mara, estado Zulia. El mandatario recordó entonces los sucesos del golpe de Estado que había enfrentado dos años antes, y que logró derrotar la unión cívico-militar.

«Ese 11 de abril fue un día triste y trágico para la historia. Fue un golpe de Estado fascista y oligárquico; sangre y terror desatados por la oligarquía, por los medios de comunicación, por el poder del dinero; derrocamiento de un gobierno constitucional. Día para la historia trágica de Venezuela y del continente», señaló.

Nuevamente blanco de pretensiones desestabilizadoras bajo el respaldo del gobierno de Estados Unidos, enfatizó en su tradicional espacio televisivo que su administración continuaría trabajando por la paz y la unión de Venezuela.

«A dos años de aquel sangriento golpe de Estado dirigido por la oligarquía venezolana apátrida y apoyado por el Gobierno de Washington, imperialista, nosotros seguiremos trabajando por el mismo rumbo, seguiremos abriendo el cauce a una Venezuela que tiene que ser de todos y para todos los venezolanos, donde podamos vivir como hermanos de verdad, en paz. Para que haya paz, ya lo sabemos, tiene que haber justicia», puntualizó entonces.

El líder socialista aprovechó las fechas santas para enaltecer el espíritu y pasión de Cristo, y su lucha por la paz y la vida de los más desposeídos.

«En medio de esta celebración, de la pasión, muerte y especialmente hoy, día de la Resurrección de este Cristo que cargamos no solo en imagen sino en ejemplo y corazón, hago esta reflexión para todo el pueblo venezolano y nuestra América pidiendo por la paz , justicia y la igualdad, por la vida más allá de la muerte», expresó.

Lanzó un mensaje a la Iglesia, para que dirigiera su acción en función del legado de Cristo, pero no «un cristianismo que haga alianza con los opresores del pueblo ¡No! Ese es el anticristianismo. El verdadero cristianismo libera. El verdadero cristiano dedica su vida a la lucha por los pobres, por la dignidad, a la lucha por el ser humano».

AVN

 

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