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13.Feb.2017 / 11:46 am / Haga un comentario

Imagen: Misión Verdad

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El cacareado anuncio de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de su «reestructuración» es el punto y seguido de una carnicería brutal y enfrentamiento generalizado e indiferenciado, que ocurre a lo interno de la política antichavista. Frente a un cúmulo de seguidores con expectativas frustradas, el enfrentamiento luce más feo todavía cuando queda al relieve una cuestión dramática para sus esperanzados seguidores: la MUD es un grupo reducido de personas y partidos, que teniendo los mismos objetivos no logran contener sus mezquindades, traiciones, intereses particulares y sed de poder.

En la MUD se creó una junta con el fin de reestructurar la coalición de partidos, es decir, organizar por derecho de palabra cesión de cuotas y redefinición de chanchullos, lo que es una jaladera de greñas con taconazos a la vista pública.

El pasado martes anunciaron «que en una semana anunciarán los cambios en la estructura» y un «plan de gobierno» y «lucha», informó Jesús «Chúo» Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, quien se cobrará y se dará el vuelto presidiendo esa comisión, pues se dice que fue él quien impulsó la reestructuración, junto con Juan Carlos Caldera (el famoso hombre del sobre manila), José Ignacio Guédez y Enrique Márquez.

En el lapso establecido decidirán si cambiar al secretario ejecutivo, designar una secretaría técnica en la dirección o modificar las estructuras de la coalición de partidos. Chúo insiste en que la reestructuración no debe ser «cosmética», es decir, que la reestructuración no se traduzca en que sólo lo boten a él.

No obstante, a estas alturas hay un daño político autopropinado que luce irreparable en los círculos de lo que llamamos antichavismo. Hay un «Celebrity Deathmatch», un todos contra todos que es público, notorio y comunicacional. Los niveles de indiferencia de los seguidores de la MUD son tales, que muchas de estas pugnas se han trivializado al punto de ser relegados al ostracismo o pasar desapercibidos.

Las habituales barridas bajo la alfombra que hacen los medios para intentar ocultar la catástrofe y no dejar tan mal parados a los dirigentes del antichavismo, se hace cada vez más evidente. Pero tomándole la palabra a Henry Ramos Allup, la pugna interna del antichavismo está como «para comprar refresco y cotufas». A continuación la secuencia de choques y zancadillas de lo que en algún momento se conoció como La Unidad.

Henry Ramos Allup contra los que participaron en el diálogo

En un audio filtrado llamó «cuerda de estúpidos» a las caras visibles de la derecha que participaron en la Mesa de Diálogo con el chavismo. Para el adeco fue una gran imbecilidad por parte de los encargados de la vocería de la oposición discutir y desprestigiar de forma pública a los mediadores. «Son unos estúpidos porque se han puesto a pelear con los mediadores, que son los que van a poner las reuniones y cuáles son las condiciones», para luego agregar de forma contundente, «para echártelos encima para que luego digan que eres tú el que no quiere dialogar». Días después, hizo énfasis en que los representantes opositores no debieron haberse sentado nunca en la Mesa de Diálogo.

Kiko arremete contra los grandes apellidos

Kiko Bautista afirmó en un audio filtrado que tanto María Corina Machado como Henrique Capriles Radonski son los más grandes responsables de lo que sucedió dentro de la MUD, llevándola al fracaso total ya que Machado fue quien comenzó la división interna quitando y poniendo personajes, reemplazando a uno por otro y así, mientras que Henrique Capriles siempre se rehusó a mantener las decisiones de la fracción unitaria, pues mientras como organización partidista decidían ciertas cosas. Él de manera desafiante se encargaba de convocar a marchas y actos políticos sin hacerle caso a lo que de manera colectiva habían acordado, actuando de manera individual y nada gremial, buscando protagonismo político.

Capriles amenaza a Chúo con una guarimba

En esta ocasión Henrique Capriles amenazó fuertemente a sus propios compañeros de tolda y demás dirigentes de la unidad, advirtiéndolos que de no anunciar la reestructuración de la MUD en los próximos días sacaría a los partidarios opositores a la calles en modo de protesta en contra de la coalición. Es decir, Henrique Capriles está tan angustiado, que quiere aplicarle a la MUD el mismo chantaje violento que ha intentado aplicarle (sin éxito) al chavismo. «Desde diciembre se viene anunciando una reestructuración y creo que el país está a la expectativa (…) y hoy es 6 de febrero y no la vemos (…) a los venezolanos les tocará movilizarse en las calles», aseveró Capriles, quien no oculta en lo absoluto su preferencia por el regreso a la MUD de Ramón Guillermo Aveledo, el hombre que le permitió dos candidaturas presidenciales en menos de seis meses.

Patricia de Ceballos contra la MUD

Patricia de Ceballos, alcaldesa de San Cristóbal, hizo el coro en voz alta y por Twitter a lo que es una deslegitimación total desde su partido, Voluntad Popular, a la MUD. «Hoy los Venezolanos no se sienten representados ni identificados con la dirigencia nacional de la Mesa de la Unidad Democrática». Este comentario se une a una seguidilla de opiniones de dirigentes antichavistas que no se refieren a personas o a particulares, sino que se refieren a la MUD toda como una instancia ya agotada. Así, como le pasó a la abuela de la MUD, la recordada Coordinadora Democrática.

El turno de María Corina Machado

En una entrevista a Tal Cual María Corina Machado afirmó que la MUD ha caducado. Afirmó que el bloque es historia y que es fundamental constituir una estructura «que trascienda de los partidos políticos» y agregó que «hay que pensar en otra cosa distinta a la MUD».

Aseguró además que la dirigencia de la MUD careció de astucia y criticó la poca conexión entre los partidos que componen la alianza. Sobre la reestructuración anunciada por los voceros del bloque, dijo que «la MUD fue concebida como una coalición de partidos para lograr la efectividad política del voto. Si va a poder llevar adelante un proceso de reestructuración y restablecimiento de confianza, habrá que ver», dejando clara su desconfianza a que algo nuevo surja de allí. Casi decretando la defunción de la mesa sin patas, Machado dijo: «La MUD ya cumplió su papel, hay que mirar para adelante».

Luis Vicente León califica reestructuración de la MUD como «pendejada»

En su cuenta Twitter Luis Vicente León señaló: «Pensar que el problema de la oposición es una persona o grupo específico de personas es, por decir lo menos, una pendejada». A su criterio, personajes como Chúo (quien permanece en el ojo del huracán por continuos y arteros ataques de los dirigentes de partidos) no es el problema, sino la «estructura» y la cuestión funcional de la MUD.

Lo que no menciona Luis Vicente León es que en sentido estrictamente práctico, no hay diseño de estructura que valga frente a una organización cuyos miembros se mantienen desde casi dos décadas jugando sin reglas claras y sin aspiraciones distintas a las de cuotas de dinero y poder. Como vemos, Luis Vicente León puede incluso ser hasta ingenuo, al asumir que la ausencia de escrúpulos en la MUD puede tener remedio con un nuevo organigrama.

Gerardo Blyde al fin se da cuenta de que la MUD es un club de pranes partidistas

En una entrevista para 2001, Gerardo Blyde señaló que las decisiones de la MUD las han tomado únicamente cuatro partidos, los cuales son: Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular, con su dirigencia. Expresó que el secretario de la MUD, Jesús «Chúo» Torrealba, es sólo un vocero de esas políticas. Para Blyde, Chúo «cumplió una etapa». Para él la MUD «debería tener objetivos comunes», cuestión que es obvia frente a las claras demostraciones de la MUD de total ausencia de estrategia política, falta de cohesión y exhibición de conducción mediocre, desperdigada e improvisada.

Hasta aquí la factura

Mientras tanto los retazos que quedan de la MUD intentan recomponerla nombrando una junta reestructuradora encabezada por Juan Carlos Caldera (PJ), Enrique Márquez (UNT), José Ignacio Guédez (Causa R) y Chúo Torrealba. Personajes que mezclan tanto el desprestigio de la opinión pública y sectores de la derecha venezolana (Caldera y Torrealba), como el déficit de liderazgo y capacidad de arrastre verdadero para revitalizar una plataforma nacional, debido a que provienen de partidos pequeños o de incidencia meramente regional (Márquez y Guédez), sin capacidad de imponerle agendas y compromisos a partidos de mayor alcance.

Para tratar de calmar los ánimos, la denominada «junta reestructuradora» anunció que se ampliará la toma de decisiones al resto de partidos políticos antichavistas conformando así un G9 en contraposición al tradicional G4. Esto tampoco luce, al menos por ahora, como un escenario de armonización de posturas y estrategias, ya que los que entrarían a esa nueva instancia (Freddy Guevara, Julio Borges, María Corina Machado, entre otros) mantienen históricas rencillas y desacuerdos estratégicos en cómo encarrilar agendas antigubernamentales, precisamente lo que ha generado las fricciones y choques actuales.

Misión Verdad

 

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