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Foto: Con el Mazo Dando
«La derecha brasileña haciendo lo que le hicieron al comandante Chávez con la presidenta Dilma (Rousseff) y los medios de comunicación haciendo fiesta, los de allá y los de aquí», expresó Cabello durante su programa Con el Mazo Dando, que transmite Venezolana de Televisión desde el Teatro del Círculo Militar en Caracas.
Estos ataques en Brasil, explicó Cabello, responden a una serie de embestidas, orquestadas por Estados Unidos, en contra de los gobiernos progresistas que surgieron en la región con la llegada en 1998 a la presidencia de Venezuela del líder de la Revolución Bolivariana, quien se encargó de darle voz a los pueblos de América Latina y el Caribe.
«Llego Chávez y comenzó un renacer de esperanza en toda América y el Caribe, vino (Luiz Inácio) Lula (Da Silva), (Néstor) Kichner, vino Evo (Morales), (Rafael) Correa, vino la esperanza en algunos países», manifestó el también diputado a la Asamblea Nacional por el Bloque de la Patria.
«Hay un pueblo despierto en el mundo, en Latinoamérica, en el Caribe. Un pueblo que está ahí», consciente de sus derechos y el sentido de independencia y soberanía, indicó Cabello.
En el golpe realizado en 2002 contra el entonces presidente Chávez, participaron medios de comunicación privados, partidos políticos, empresarios, la jerarquía eclesiástica y militares del alto mando de la Fuerza Armada Nacional de aquel entonces, todos ellos dirigidos por la Casa Blanca.
En Brasil, la Cámara Baja de Diputados en abril pasado, entonces presidida por Eduardo Cunha, quien fue destituido por corrupción, dio un paso más hacia el golpe parlamentario a través de una votación nominal en la que se decidió el juicio político contra la presidenta Rousseff, alegando supuestas faltas administrativas con argumentaciones políticas y no legales.
Posteriormente, se creó una comisión de senadores, de mayoría opositora, que aprobó un informe que sugería al pleno del Senado iniciar el juicio contra la Jefa de Estado.
De proceder el juicio contra la titular del Poder Ejecutivo, Rousseff deberá apartarse de sus funciones por 180 días, mientras dura el proceso abierto en su contra.
AVN