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30.Sep.2015 / 02:20 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Hoy se cumplen 202 años de la muerte de Atanasio Girardot, alcanzado por una bala cuando plantaba la bandera patriota en el cerro de Bárbula en señal de victoria. Así, a sus 22 años de edad, entregó su vida este joven oficial nacido en Nueva Granada, y que “es un símbolo de la unión de los pueblos de Venezuela y Colombia, de la integración entre Colombia y Venezuela”, en palabras del historiador Pedro Rodríguez Rojas.

Rodríguez, docente de la Universidad Simón Rodríguez de Barquisimeto, acotó que Atanasio Girardot, “tanto como los otros 600 jóvenes neogranadinos que vinieron para acompañar a Bolívar en mayo de 1813, veían que liberar a la Nueva Granada no era suficiente, que la Independencia de Venezuela tampoco lo era, que se requería la unidad”.

“Eso es lo que trasciende. Esos jóvenes eran soldados del ejército que derrota al imperio español, que sin mezquindades de ninguna naturaleza se integraron por la independencia de estas naciones. Comprendían que el enemigo estaba afuera, y era el mismo, tanto para los neogranadinos como para los venezolanos”, añadió.

No olvidar

La lección de Girardot, comentó Rodríguez, “es algo que no debemos olvidar, porque está claro que el enemigo es el que crea divisiones, pero los pueblos saben que no podemos ser enemigos, porque tenemos una misma raíz, un origen, una historia”.

Precisó que Bolívar lo dejó “muy claro en la Carta de Jamaica, de la cual este 6 de septiembre acabamos de celebrar el bicentenario, cuando dice que la integración latinoamericana se hace cuesta arriba en la medida en que intereses externos están constantemente perjudicando esa posibilidad y menciona a Estados Unidos e Inglaterra”.

Quién fue Girardot

El profesor Rodríguez Rojas relató que Atanasio Girardot nació en San Jerónimo, Antioquia, Colombia, el 2 de Mayo de 1791. Era hijo del comerciante francés Juan Luis Girardot y de la antioqueña María Josefa Díaz. Junto a sus hermanos Pedro y Miguel: “Su padre era un hombre rico, su madre también procedía de gente adinerada y como hijo de una familia de poder, estudió Jurisprudencia en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en Santa Fe de Bogotá”.

“Inició su carrera militar en 1809 como teniente del batallón de infantería auxiliar de guarnición de Santa Fe en momentos en que los pueblos del continente, Caracas, Bogotá, Buenos Aires, comenzaban a respirar aires de rebeldía”, relató. Como oficial, “se alineó con los patriotas y en mayo de 1810 participó en la Batalla del Bajo Placé contra las tropas realistas”

“Girardot era Federalista y en enero de 1811 participó en defensa de esa postura política en la primera guerra civil neogranadina, enfrentando a los centralistas, quienes salieron derrotados en los combates de Paloblanco y Alto de la Virgen; pero luego los federalistas fueron derrotados por las tropas de Antonio Nariño en el cerro de Monserrate en Bogotá”, apuntó Rodríguez.

La campaña admirable

Girardot forma parte del grupo de jóvenes soldados que venían a acompañar a bolívar en la Campaña Admirable y su primera acción en ella fue en Angostura de La Grita, en la víspera de la campaña, el 13 de Abril de 1813, bajo el mando del Coronel Manuel del Castillo.

El profesor Rodríguez señaló que el Libertador lo nombró Comandante de la Vanguardia, “la cual formó con dos columnas al mando de los Capitanes Hermógenes Maza y Luciano D’Elhuyar”.

Mientras se encontraban en Mérida, Bolívar le ordenó a Girardot que saliera hacia Trujillo al frente de 500 hombres, contó: “Lo hace y derrota al Coronel realista Ramón Correa en la batalla de Betijoque y luego abate al comandante Manuel Cañas en la batalla de Agua de Obispos, el 18 de junio de 1813, cerca de la población de Carache, en Trujillo”.

La batalla de Bárbula

“El 31 de Julio de 1813, el joven militar neogranadino combatió a las órdenes de Bolívar, en la batalla de Taguanes, la que pone fin a la Campaña Admirable, ya que el Capitán general Domingo de Monteverde, al saber el resultado de esta victoria patriota, sale de Valencia hacia Puerto Cabello y allí se atrinchera”, relató Rodríguez.

“Triunfante, Bolívar avanzaba hacia Caracas y habiendo ocupado Mérida y Trujillo. Girardot se encarga de la retaguardia desde Apure, hasta alcanzarlo cerca de la ciudad de Naguanagua, junto al cerro de Bárbula. El 26 de Agosto de 1813, Bolívar asedia Puerto Cabello. El 16 de Septiembre llegan refuerzos enemigos. El Libertador decide retroceder hacia Naguanagua. Monteverde moviliza sus tropas hasta el sitio de Las Trincheras y manda una columna hacia Bárbula”, detalló.

El 30 de septiembre, continuó el historiador, “Bolívar envió las tropas de Girardot, Urdaneta y D’Elhuyar, “a desalojar a los realistas y así lo hacen. pero Girardot muere de un tiro en la cabeza cuando clavaba la bandera patriota en la altura conquistada”.

En ese momento Atanasio Girardot “ostentaba el grado de Coronel y gozaba de mucho prestigio, lo que lo convertía en hombre de confianza de Bolívar”. En sus memorias, el general Rafael Urdaneta dice que Girardot “se hizo un hombre sobresaliente en todo el ejército; su valor admirable le cubrió de gloria en los campos de Batalla”, concluyó Rodríguez.

Bolívar guardó su corazón

Para el Libertador la pérdida del coronel Girardot fue una pérdida irreparable. A tal punto que “emitió una Ley de duelo que establecía llevar su corazón en procesión hasta Caracas y sus huesos fueran llevados a Valencia y de allí a la ciudad de Antioquia en la Nueva Granada, donde nació”, contó el historiador Pedro Rodríguez Rojas.

Contó que el 10 de octubre salió, “encabezado por Bolívar, el cortejo que portaba el corazón del héroe colombiano, que llegó a Caracas el 14 de octubre de 1813”.

El cortejo se dirigió a la Catedral, donde “fue depositado el corazón de Girardot, mientras se terminaba el mausoleo definitivo, que se edifica”ría en la capilla de la Santísima Trinidad, perteneciente a la familia Bolívar.

El profesor Rodríguez citó textualmente las palabras de Bolívar a propósito de la muerte del joven oficial:

“Fue, es y será la inspiración cercana y verdadera de la tenacidad con que se nos caracterizará siempre a los hombres y mujeres de uniforme que heredamos y perteneceremos para siempre al impertérrito e imbatible Ejército Libertador”.

Correo del Orinoco

 

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