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28.Mar.2019 / 09:42 am / Haga un comentario

Foto: Referencial

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Por Richard Canan

Al pasar revista por los medios de la extrema derecha, vemos que casi ninguno reseñó la caída en prisión del expresidente golpista-usurpador de Brasil, el oligarca maquinador Michel Temer. No extraña la complicidad, el silencio, el pasar agachado cuando la noticia no conviene, porque le tira a uno de los suyos, a uno de sus socios en la conspiración de la logia conservadora continental en contra Venezuela. Es la misma prensa criolla que se pone el pañuelo en la nariz y se tapa los ojos para ocultarle a la audiencia casos como el de los Panamá Papers, donde con nombre y apellido aparece retratada lo mejor de nuestra rancia burguesía ocultando sus fortunas y dineros mal habidos. Ni con el pétalo de una rosa les dan los peseteros de la prensa reaccionaria a sus amos financiadores. Todo es un silencio sepulcral.

Recordemos que el hampón de Temer llegó al poder en el año 2016 producto de su participación activa en las conspiraciones que permitieron el golpe parlamentario en contra la presidenta legítimamente electa por el voto popular, Dilma Rousseff (tremendo parecido con el usurpador Guaidó).

Este personaje para nada es una cándida paloma. Temer es un zorro viejo, al estilo Ramos Allup, con más de “30 años maniobrando entre bastidores en el Congreso”, siendo por dos períodos presidente de la Cámara de Diputados y 6 años vicepresidente de Dilma producto de la desgraciada alianza electoral lograda a través de su partido, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB). Recordemos también que cuando asaltó el poder ejecutivo brasileño, de inmediato integró su gabinete “exclusivamente de hombres blancos. Ninguna mujer o afrodescendiente fue nombrada ministra”. La clase burguesa brasileña había retomado el poder y como mandan las recetas neoliberales, mediante medidas severas de austeridad, lo primero que hizo Temer fue reducir los ministerios de 32 a 23, incluyendo allí la eliminación de los ministerios de Cultura, Deportes y de Desarrollo Social. Estrategia utilizada para que el Estado no interfiera con los intereses del capital privado. También eliminó y redujo el presupuesto de muchos de los programas sociales implementados por Lula y Dilma, como los programas bandera Bolsa Familia y Mi Casa Mi Vida.

Temer, aliado incondicional de la derecha golpista venezolana, es catalogado por la justicia como “líder de una organización criminal que funcionó durante cuatro décadas”, cuyas raterías superan los 400 millones de dólares, provenientes principalmente de sobornos en contrataciones de empresas públicas. Los “delatores premiados” ya confesaron los mecanismos utilizados por la estructura financiera del grupo hamponil para realizar transferencias bancarias y pagos en efectivo a todos sus buchones asociados.

Alcanzan a más de una docena los casos donde el nada impoluto Temer es el principal indiciado, el gestor-recaudador. Los más resaltantes son: Caso Eletronuclear, por sobornos cobrados a la empresa constructora Engevix; Caso Grupo JBS, acusación de “corrupción pasiva” por recibir pagos ilícitos en efectivo por 130.000 dólares; Caso “Decreto de los puertos”, acusación de corrupción y lavado de dinero, por recibir sobornos para alterar una ley en beneficio de empresas del sector; y el Caso Argeplan, por irregularidades (sobrefacturación y servicios no prestados) en contratos de remodelaciones de distintas sedes judiciales. Son muchísimas más las fechorías cometidas por estos grupos criminales de la derecha brasileña.

Como vemos, la derecha histérica venezolana en su desespero golpista, no tiene miramiento alguno en aliarse con rastreros personajes de la política mundial. Inescrupulosos por demás. La avaricia y el odio desatado por Temer posibilitaron las conspiraciones que llevaron a la cárcel al presidente Lula (sin ningún tipo de pruebas, contrario a los casos de Temer, con pruebas y confesiones bien recabadas por los tribunales), y destituyeron dolosamente a Dilma. Y peor aún, en un error político histórico, generaron las condiciones de división y exacerbación de la población que permitieron la llegada al poder de la extrema derecha fascista brasileña, de la mano del exmilico Jair Messias Bolsonaro, pana burda de Donald Trump, para más lamentables señas.

Es evidente que Temer vivió décadas de absoluta impunidad, pero su carrera criminal llegó a su fin al caerle la pava ciriaca que afecta a todos los políticos que salen retratados abrazados con los sombríos opositores golpistas venezolanos. El odio de esta gente (Borges, López-Tintori, Ledezma, el grupo pañuelo en la nariz), es capaz de secar el mar y todos los ríos del planeta. Es gente estéril, aves agoreras, que todo lo que tocan lo dañan y corrompen. Le recomendamos al resto de los hampones del Cartel de Lima que se hagan un ensalme urgente (despojo de siete potencias y cariaquito morado), o correrán el mismo destino de ver desgraciadas sus carreras políticas.

 

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