Opinión / Noticias
Alfredo Carquez Saavedra
El mal uso de la renta originada por la explotación de los hidrocarburos, es decir, el llamado rentismo petrolero, concepto tan atacado en casi todos los discursos de nuestros políticos, es mucho más que eso. Debido a su presencia de décadas y décadas en nuestra sociedad, sus efectos negativos han trascendido el aspecto económico y han calado profundamente en nuestra conciencia y comportamiento social.
Si bien poco a poco nuestro pueblo se ha visto en la necesidad de ir salvando con inventiva y esfuerzo propio los escollos originados, tanto por el surgimiento de la pandemia de la Covid-19 como también y más aun por el terrible y criminal bloqueo que ejerce el imperio estadounidense y sus sucursales de la Unión Europea en contra de nuestras exportaciones de crudo, se hace urgente entonces propiciar y estimular esa conducta y acompañarla institucional y metodológicamente con toda la fuerza del Estado.
“Los artesanos y labradores es una clase de hombres que debe ser tan atendida como lo son sus ocupaciones. El interés que tiene en ello el Estado es bien conocido; y por lo mismo excusa de pruebas”, señaló en su tiempo Simón Rodríguez.
También advirtió el maestro que “un letrado es superior en todo a un zapatero; menos en el arte de hacer zapatos”… pero podrá el letrado hacer zapatos, si se pone ha ello… ¿quién lo niega? pero el día en que está despreciando al zapatero, porque este pretende enseñarle a conocer su oficio, hace muy mal en no oírlo con atención; esto es, si quiere aprender a hablar con zapateros de modo que le hagan caso”.
Esas advertencias que hacía Samuel Robinson dos siglos atrás, hoy resultan mucho más urgentes: es imprescindible aprender a hacer no solamente para vencer al rentismo sino también para romper el bloqueo y hacer patria.