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26.Ago.2015 / 02:24 pm / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Es propicio afirmar que muchas de estas situaciones darán a conocer su dimensión real, si en varias semanas se mantiene el cierre fronterizo y luego de la conjugación de las variables de continuidad de la política de seguridad que en estos instantes se desarrolla en los municipios bajo estado de excepción y en el eje fronterizo que va desde Táchira hasta Apure y el sur del Lago de Maracaibo. Algunos de los datos y apreciaciones aportados acá son suministrados por habitantes de la frontera y de sus áreas de influencia.

Algunos resultados inmediatos a saber

  • Los hallazgos en el terreno son hasta ahora incuantificables: en operativos casa por casa, en trochas y en almacenes, se han hallado incontables toneladas de productos venezolanos y que se disponían a ser pasados de contrabando, entiéndase medicinas, alimentos, repuestos de vehículos, gasolina, diesel, etc. También se han desmantelado redes de prostitución infantil, se han hallado personas indocumentadas, personas solicitadas por la justicia venezolana, presuntos integrantes de bandas paramilitares, armas, drogas, caletas y refugios para actividades como el secuestro. Muchos de los hallazgos están siendo divulgados por el Ejecutivo venezolano y la rapidez de ellos satura el espectro informativo del Sibci, con una floja y tergiversada cobertura de la prensa privada.
  • Se están realizando operativos en zonas como la llamada «La Invasión», un asentamiento de ranchos del lado venezolano y a sólo 300 metros del margen fronterizo, donde han residido en ilegalidad miles de colombianos. Hasta este momento se han deportado alrededor de 735 personas. Se han hallado en ese lugar todos los ilícitos fronterizos, y el barrio como tal ha sido un centro de acopio y despacho de mercancías, centro de operaciones de mafias.
  • Durante el fin de semana las colas en puntos de venta de alimentos, abastos, almacenes y mercados que abrieron sus puertas menguaron o desaparecieron en muchos casos, en zonas como San Cristóbal, Táriba, Rubio y San Antonio.
  • Muchos puntos de venta que permanecían cerrados fueron obligados a abrir sus puertas por orden del gobernador de Táchira, José Gregorio Vielma Mora. Las ciudades de San Antonio y San Cristóbal no están declaradas dentro del estado de excepción, por tanto necesario es recuperar la normalidad en el comercio. Muchos de los comerciantes se negaban a abrir, entendiendo que han realizado su actividad fundamentalmente en beneficio al público colombiano que cruza diariamente la frontera. Muchos se rehusaban a vender a venezolanos a precios justos.
  • Durante la tarde del pasado lunes, se dieron a conocer en redes sociales denuncias de amenazas de elementos paramilitares a comerciantes en la zona de San Antonio y San Cristóbal. De ser ciertas estas amenazas, podrían explicar la permanencia de santamarías cerradas en los ejes comerciales de estas ciudades, en lo que es sin dudas una pulseada entre los factores institucionales que creen necesario el reestablecimiento de la normalidad versus los elementos irregulares que quieren generar un efecto adverso al cierre fronterizo.
  • Las colas por gasolina virtualmente han menguado o desaparecido en muchas estaciones de servicio en todo el Táchira. El efecto se ha extendido a estados circunvecinos como Barinas, Mérida y Zulia, en el sur del Lago. Las estaciones de gasolina en Mérida, concretamente en El Vigía y hasta en Bailadores en el páramo de Mocotíes, se vieron con total fluidez desde el viernes. En estos puntos se hacen colas de vehículos que llenan sus tanques y que los acopian a grandes compradores que se encargan de pasar la gasolina de contrabando por trochas en Táchira (Coloncito) y Zulia. Las colas simplemente desaparecieron, presumiéndose el atrincheramiento de los acopiadores de combustible. Sin acopiadores o «grandes pimpineros», quienes llenan sus tanques en Mérida y Barinas no tenían a quién vender la gasolina.
  • En Táchira cesaron las colas de habitantes del estado (colombianos naturalizados y pequeños «pimpineros») que son mercaderes de combustible en San Cristóbal, Rubio, Táriba y San Antonio. Estas personas llenan tanques en estaciones de servicio venezolanas a precio subsidiado, acopian combustibles en sus casas y luego los despachan directamente a vehículos colombianos que pasaban la frontera. Sin clientela, han disminuido su actividad. También desaparecieron de las colas de combustible vehículos de placas venezolanas que suelen llenar tanques en Venezuela y pasan el puente internacional para descargar gasolina en Cúcuta.
  • Durante los días jueves y el viernes, los servicios de transporte desde Táchira hasta Apure y Maracaibo colapsaron por personas colombianas que se encontraban en Venezuela antes del cierre. Ante la incertidumbre sobre la apertura del paso, acudieron a los pasos disponibles rumbo al Arauca y a Maicao, respectivamente. Muchos de ellos vendieron, abandonaron y hasta destruyeron mercancías que pretendían pasar a Colombia. Esto ante la dificultad de trasladarlas hasta Maicao o Arauca pasando por alcabalas venezolanas.
  • Muchos colombianos que entraron a Venezuela antes del cierre lo hicieron sin sellar su pasaporte, medida que es obligatoria, y muchos de ellos cruzaron la frontera sin portarlo siquiera. Ante la dificultad de trasladarse sin esos documentos hasta Maicao y el Arauca, esperaron hasta el sábado en Venezuela. La disponibilidad hotelera hasta San Cristóbal colapsó, muchos pernoctaron en casas de familiares y amigos, y otros lo hicieron en las calles.
  • El sábado se habilitó un corredor humanitario. Personas de ambos países cruzaron a pie de un lado al otro. En la aduana de San Antonio y sus alrededores se improvisó un pequeño mercado informal a cielo abierto, que duró sólo un par de horas. Muchos colombianos decidieron vender los productos que querían llevar a Colombia. Algunos en actitud violenta abrían pacas de harina o arrojaban cajas de pastillas y medicinas al suelo pronunciando improperios por la medida.
  • El sábado cruzaron a pie desde Cúcuta centenares de venezolanos que realizaban actividades lícitas e ilícitas en el vecino país. Hay casos de personas que cruzaron en vehículos, muchos contrabandeando gasolina o productos y los han dejado del otro lado. Muchos de ellos pernoctaron en las calles de Cúcuta, dada la absurda relación de cambio que rige la zona, un almuerzo en Cúcuta cuesta al cambio más o menos 3 mil bolívares, lo que hace muy costoso permanecer con moneda venezolana del otro lado. Hubo quienes vendieron el combustible en Colombia y ahora han tenido que pagarlo en pesos a muy alto precio para trasladarse hasta los pasos fronterizos abiertos.
  • Se han reportado vehículos con placas colombianas desde los cuales sus conductores comenzaron a arrojar productos venezolanos en las calles. En Barrio Obrero, en San Cristóbal, algunos vehículos con placas colombianas se estacionaron y sus conductores vendieron las mercancías para no trasladarse con ellas en los vehículos por temor a los operativos.
  • Fuentes en la zona afirman que las colas por alimentos han menguado en Táchira y estados vecinos, dado que por los operativos han «desaparecido» los acopiadores de mercancías. Grandes mercaderes que compran a los «bachaqueros coleros» y que luego se encargan de pasar esas mercancías a Colombia por diversas vías.
  • En Cúcuta el suministro de combustible sencillamente colapsó. Dado que curiosamente hay pocas bombas y que se surten de gasolina venezolana contrabandeada, o en Venezuela, las colas fueron descomunales. Los «pimpineros» en Colombia vendieron gran parte de su existencia o comenzaron a acapararla como reserva.
  • El lunes se comenzó a reportar desde Cúcuta que los productos venezolanos en puestos buhoneros comenzaron a aumentar su precio. Se teme que el cierre prolongado haga menguar más todavía las mercancías del contrabando que ya no están llegando. Ha pasado también lo mismo con la gasolina. Las miles de viviendas en Cúcuta que sirven de improvisadas estaciones de servicio comenzaron a ver menguada su existencia y el aumento de precios ha sido brutal.
  • El lunes, del lado venezolano, en todo el área de influencia fronteriza, comenzaron a aparecer algunos productos en puntos de venta. Toda esa zona, al parecer, ha recobrado ciertas condiciones de normalidad en el abastecimiento. Las colas siguen, pero mucho más cortas, desde El Vigía en Mérida y hasta Santa Bárbara de Barinas; el efecto se percibe hasta en Santa Bárbara del Zulia en el sur del Lago. Se manifiesta la sensación de mayor existencia de productos.

Sobre la continuidad en la consistencia de la medida y sus efectos

Es difícil predecir con exactitud si los efectos anteriormente señalados van a perdurar. Sobre esa posibilidad yace la continuidad o no de la consistencia en el cierre fronterizo y el abordaje militar en las trochas, su desmantelamiento y búsqueda y captura de los involucrados en esas actividades.

Lo que parece haber en toda la zona de influencia fronteriza es un efecto de shock entre los participantes en los diversos ilícitos. Muchos de los actores en estas actividades sencillamente se han inmovilizado, atrincherado o desaparecido. Ciudades como San Cristóbal, Táriba, Rubio y San Antonio permanecen hasta ahora en calma. Los ilícitos fronterizos y pasos de mercancías han sido tan «naturales» en la zona, que muchos venezolanos y colombianos se sirven de estas actividades como modo de vida, por lo tanto, es difícil asumir que pueda prolongarse un cese totalmente pacífico de estas actividades. Hablamos de mafias consolidadas, de organizaciones criminales. En consecuencia, es probable cualquier tipo de arremetida desde las más aparentemente cívicas como protestas por parte de «emprendedores informales» de lado y lado, y hasta acciones contra la autoridad y la paz.

Horas cruciales transcurren en la frontera venezolana, en una lucha entre las actividades ilegales y el restablecimiento de la gobernabilidad económica, la seguridad, la paz y la concordia en el eje fronterizo. El conjunto de medidas han sido recibidas del lado venezolano con gran apoyo al presidente Maduro, esto se estaba esperando ansiosamente dados los estragos que han tenido en el occidente venezolano estos ilícitos.

Muchas de nuestras fuentes, conocedoras de la vida en la frontera a quienes hay que tomarles en cuenta su opinión, consideran que el cierre prolongado y férreo del paso fronterizo en Táchira es positivo, y que éste podría tener mayor efecto si se mantienen rigurosamente las medidas de control en líneas fronterizas, conteniendo trochas y pasos ilegales. Piensan que estas medidas, de ser prolongadas, sin duda, van a contribuir a atenuar los estragos de la guerra económica en Venezuela, concretamente en el occidente venezolano y hasta en los llanos y el centro del país, hasta donde se han extendido mafias del bachaqueo fronterizo.

Estas medidas, sugieren, deben acompañarse con otras de carácter puntual en líneas de transporte y distribución de productos, en lo que sería una estrategia de acción combinada de respuesta a los gendarmes de la guerra económica contra el pueblo.

Misión Verdad

 

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