Opinión / Antonia Muñoz

20.May.2015 / 01:37 pm / Haga un comentario

La semana pasada comenzamos a presentar algunas ideas sobre cómo creemos que podemos avanzar hacia la concreción del II Objetivo Histórico del Plan de la Patria 2013 – 2019, que hoy es Ley de la Patria y representa las líneas gruesas del gobierno del Presidente Maduro. Estamos hablando de: CONTINUAR CONSTRUYENDO EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI…Se escribe y se dice fácil; sin embargo, lograrlo supone mirar hacia el interior de nosotras y nosotros mismos, porque no podemos hablar de cambios profundos pensando que sólo los demás deben cambiar o que los aludidos cambios están referidos sólo al ámbito material. Con abundantes recursos financieros podemos cambiar a mediano plazo la fisonomía de los pueblos, sustituyendo los ranchos existentes por viviendas dignas, construyendo escuelas, consultorios médicos, sistema de suministro de agua potable y recolección y tratamiento de aguas servidas, construcción de alumbrado eléctrico, asfaltado de carretera de acceso, vialidad interna…

Hacer todas las obras materiales que acabamos de enumerar es bueno y sería recibido con beneplácito por nuestros pueblos, porque sin duda, tales inversiones mejorarían la calidad de vida de la población. Sin embargo, eso no es suficiente; faltarían los cambios del ser humano, esos cambios que tienen que ver con los valores que caracterizarían a una sociedad humanista, a una sociedad armoniosa, a una sociedad vivible, a una sociedad donde prevalezca el respeto entre sus miembros. ¿Que eso es una utopía o un sueño? ¿Y quién dijo que en el Socialismo Bolivariano y cristiano no se puede soñar, manteniendo los pies sobre la madre tierra? El Socialismo Bolivariano implica la justa distribución de nuestras riquezas para que todas y todos los venezolanos con el fruto de su trabajo y el apoyo de un Estado solidario puedan tener acceso a los bienes y servicios que nos permita una vida digna.

La construcción de esa sociedad con la cual soñamos muchos, necesita de mujeres y hombres nuevos, de los que tanto nos hablaba nuestro amado Comandante Chávez. Es menester aclarar que cuando el Presidente Chávez hablaba “del hombre y la mujer nueva”, no hacía referencia a lo cronológico, por lo cual sería un error creer que se refería sólo a las y los jóvenes, a los niños o quienes estaban por nacer. No, él se refería a todas y a todos los venezolanos de buena voluntad de cualquier edad, con espíritu y alma humanista. El se refería a las y los venezolanos de todas las edades deseosos de abrazar los valores liberadores del socialismo, ganados para combatir los anti valores del capitalismo. En este particular, reportamos con tristeza que a veces uno se topa con jóvenes cronológicamente hablando, con mañas políticas muy viejas, por lo que podemos concluir que tales vicios capitalistas vienen del hogar, fueron enseñados por tutores políticos con prácticas cuarto -republicanas o aprendidas del entorno. Al fin y al cabo, ninguno de nosotros vivía en una burbuja de cristal que permitiera mantenerse impoluto. Lo único que parece mantener a las y los servidores públicos alejados de las tentaciones del diablo, parece ser la formación familiar, donde se enseñe con la práctica más que con la prédica, el valor de la honestidad y de la transparencia en el manejo de los dineros públicos. Así como es importante el ejemplo de nuestros padres y abuelos, también es muy importante el ejemplo de quienes ejercen el liderazgo en la sociedad: maestros, religiosos, comunicadores, administradores de justicia y liderezas y líderes políticos.

Todos tenemos referencia de aquel odioso lema de la cuarta república: “A mí que no me den, que me pongan donde hay”, lo cual significaba que quien llegaba a un cargo público no era para servir, sino para ser servido, para llenarse, para acumular riquezas. Para muchos, era tan natural aquel decir, que quien no lo cumplía era calificado de pendejo. Para eso se necesita que cada uno de nosotros, haga un acto de constricción para no seguir cometiendo los pecados del capitalismo; para no caer en la incoherencia de abrazar un discurso socialista, pero seguir actuando y viviendo como capitalista. En este caso seríamos un pésimo ejemplo para el resto de los ciudadanos, porque no sin razón dirían: “si roban los de arriba, robemos los de abajo”. Aquel decir de “HAZ LO QUE YO DIGO, PERO NO LO QUE YO HAGO”, no es aconsejable porque como expresó José Martí: “La mejor forma de decir es hacer”; ya que quien dice pero no hace, es el propio fariseo. Así que si queremos cambios duraderos, profundos, verdaderos en la sociedad Socialista, Bolivariana y Cristiana que nos dibujó el Presidente Chávez, y que con él comenzamos a construir y transitar; todas y todos los militantes del Socialismo Bolivariano debemos comenzar por enseñar ETICA SOCIALISTA con el ejemplo, que no es otra cosa que: LA COHERENCIA ENTRE LO QUE SE DICE Y LO QUE SE HACE. No hay nada más efectivo para acabar con la credibilidad de un dirigente político, que el divorcio entre su prédica y su práctica.

Teniendo en mente todo lo anterior, invitamos a que en forma permanente mantengamos una cruzada ideológica que nos permita revisar e internalizar los VALORES LIBERADORES DEL SOCIALISMO BOLIVARIANO Y CRISTIANO: amor al prójimo, solidaridad, respeto, honestidad, responsabilidad, voluntad de trabajo, voluntad de superación, voluntad de emancipación. Paralelamente, debemos ser implacables contra los antivalores del capitalismo (individualismo, egoísmo, sectarismo, nepotismo, despotismo, burocratismo, indolencia, ineficiencia, corrupción en todas sus formas); sobre los cuales nos alertó tantas veces el Presidente Chávez, muy especialmente a finales del 2010 en “Las cinco líneas estratégicas de acción política”. ¡CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!

Guanare, miércoles 20 de mayo de 2015.

 

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