Opinión / Francisco Rangel Gómez
Foto: Archivo
Por: Francisco Rangel Gómez
Guayana sigue proclamando su independencia, doscientos años después. La victoria del General Manuel Carlos Piar está grabada a fuego en el corazón de quienes nos confesamos cautivos por las bondades de esta tierra que en aquella gesta independentista, además de proveer al Ejército Patriota de los recursos necesarios para continuar la marcha hacia la emancipación definitiva; fue la victoria que promovió las siguientes hazañas heroicas de los republicanos.
Esa es la provincia de Guayana que en el Bicentenario de su liberación continúa gritando desde sus fértiles entrañas que es el sustento de nuestra Patria, aquí promovemos el desarrollo sustentable a través de incalculables recursos naturales. Solamente en este proceso revolucionario se ha despertado el coloso estado Bolívar como alternativa económica de Venezuela.
El estado Bolívar sigue luchando por sostener la independencia que hombres inmensos nos legaron, y aun cuando duela decirlo, los realistas de hoy son compatriotas abonando el terreno para la bota extranjera. La lucha que emprendemos comienza por defendernos de quienes al contrario del General Piar, nacieron en Venezuela, pero el sentimiento apátrida les puede y hoy deshonran su propio país aceptando las prebendas imperiales, las cuotas de poder a cambio del dominio extranjero sobre nuestro petróleo.
Enhorabuena despertamos a la realidad de nuestro país. Cuando nos habían hecho creer que la Faja del Orinoco sólo producía bitumen, cuando nos hicieron olvidar nuestra identidad nacional, al punto de ignorar nuestra historia y trascendentales raíces; cuando nos habían destinado a continuar siendo la colonia de alguna potencia… desde las cenizas se produjo la Patria Nueva, un renacer a la tierra de las posibilidades que siempre fue Venezuela.
Entonces esa conciencia recién nacida nos quitó el vendaje que ocultó durante años tantas oportunidades, hoy que el pueblo es dueño del destino que enfrenta, de la tierra que trabaja, de la posibilidad de estudiar, de aprender, de asistir a escuelas y universidades dignas y tener acceso a las herramientas que permiten crecer en conocimientos; ése vendaje que nos hacía ignorantes nunca más volverá. Fueron muchos años de desinversión social, de capitalismo salvaje que arrastró a la ruina social, a la desigualdad y al desequilibrio que nos enfermó de males que hoy, solo en un proceso revolucionario, continuamos atacando.
Los esfuerzos de hoy tendrán una recompensa que no veremos quienes ahora auspiciamos un cambio tan profundo en nuestra Patria, podrán pasar muchos años para consolidar nuestro propio socialismo pero este es el rumbo correcto porque la felicidad de millones de niños y niñas, jóvenes, abuelitos, familias enteras no es un error, es la manera más acertada de vivir, multiplicando el acceso a todo cuanto sea posible para procurar la libertad que el Pueblo Venezolano merece vivir.
Desde esta Guayana Bicentenaria seguiremos declarando la Independencia. No tenemos excusas con las herramientas completas: recursos naturales, fuerza laboral emprendedora y el Gobierno Nacional comprometido con el desarrollo, sólo hay una posibilidad certera, continuar fortaleciéndonos en lo productivo y garantizar un futuro de infinitas oportunidades para TODAS Y TODOS.
Viviremos y venceremos.