Opinión
Por: Carlos Ramírez
Duchamp da a su hermana como regalo de matrimonio una intervención artística. Le envía por correo un libro de principios de física y geometría, que ella tenía luego que colgar del tendedero de su casa con unos perritos de ropa, y olvidarlo ahí… para ver si el libro lograba aprender 3 o 4 cosas de la vida. Para que el libro sucumbiese, con el paso del tiempo, a las inclemencias de la lluvia, del viento, del sol que resquebraja. O mejor aún, si seguimos adelante con la metáfora, para ver quién aprende de quién, si el libro de la naturaleza, o la naturaleza de las leyes generales escritas en el libro. La imagen del universo destruyéndose frente a los principios de un tratado de física colgando de un tendedero, siempre me pareció alucinante.
A Donald Trump me gustaría hacerle un regalo parecido. Enviarle por correo un dólar, para que lo cuelgue de su tendedero en la Casa Blanca, y ver si ese billete también logra aprender 3 o 4 cosas de la vida. Porque lo que Trump pretende hacer es lo mismo, pero al revés. El quiere que los latinoamericanos colguemos sus dólares de nuestro tendedero, para ver quién se destruye primero, si su billete o nuestra economía. Pero lo hace con una trampa. Porque él está dispuesto a destruir con bloqueos y armas países completos y por doquier con tal que su billete siga colgado e impasible de los tendederos de todo el mundo.
Pero el absurdo de su política tiene un límite. Y ese límite es ese mismo dólar. Porque Estados Unidos quiere que todas las economías del mundo sigamos vendiendo nuestra soberanía a una moneda que está en declive, y que representa la economía de un país que perdió su posición hegemónica frente a Rusia, a China y, digámoslo, a Venezuela.
Porque los venezolanos le estamos dando una lección al mundo con El Petro, nuestra criptomoneda respaldada en recursos. Lo nuestro es una gesta, porque le estamos diciendo al mundo que hay una forma racional y pacífica de construir economías independientes y soberanas, capaces de bypasear las sanciones estadounidenses. Que, si nosotros pudimos, ellos también pueden. Y el ejemplo ya lo siguen varios países que están anunciando sus propias criptomonedas respaldadas en recursos.
Trump quiere meter a la fuerza sus billetes en los bolsillos del mundo. Pero el mundo se está cansando. Esperamos y veamos cuánto tiempo más aguanta ese dólar colgando del tendedero.