Opinión

22.Feb.2016 / 05:33 pm / Haga un comentario

Por: Mercedes Chacín

“—Es que hay un supremo peo con los estudiantes. Los agentes de la Disip han allanado las casas de varios y se los han llevado presos sin derecho a pataleo –narró el jefe sin dejar de revisar las páginas de diferentes medios impresos–. Según lo que cuentan, esto te lo puede confirmar “El Comisario”, los están torturando pero feo, feo, con tubos, bates y toda vaina para obligarlos a confesar que ellos han causado estos saqueos. Lo peor, es que también han detenido a varias muchachas. Inclusive (…) Clemente se detuvo en la primera página del diario El Universal (…) Bernard leyó en silencio, horrorizado: “Muerta estudiante” y se comió el sumario de la noticia: “la joven murió de un disparo a quemarropa durante unos disturbios ocurridos en las inmediaciones de Parque Central”.

Bernard es uno de los protagonistas de la novela La Ciudad Vencida (Libros del Fuego, 2014) de la periodista venezolana Yeniter Poleo. Poleo nos trajo esta historia en la que narra lo acontecido durante los días 27, 28 y 1 de marzo de 1989, sucesos conocidos como “El Caracazo”. La similitud con lo vivido en nuestra primera juventud, como dicen ahora, se agradece puesto que –aunque es ficción, lo que usted allí se encuentre, sí coincide con la realidad, no es pura coincidencia– reconforta leer una novela en la que la autora se esfuerza por “informar” –periodista al fin– sobre lo ocurrido, evitando siempre la parcialidad de la que es imposible escapar, aunque haya gente que jura lo contrario. Y para ello se vale de una amistad entre Bernard, un “veterano” reportero de las páginas sociales y una joven estudiante de periodismo, Cariú.

Poleo no deja cabos sueltos en su narración, pero sí preguntas y cuestionamientos. Pone en su justo lugar a los habitantes de una ciudad atormentada, contaminada de miedo y de hipocresía, pero sobre todo hasta el tope marcada por las injusticias. Para quienes esta historia no es noticia (a ratos me parecía estar en alguna frase, descripción, diálogo o lugar de La ciudad vencida), puede ser divertido ponerle rostros a los “actores” de Poleo. De Puente Nuevo a Puerto Escondido, aunque nunca la escritora lo diga, está la vieja redacción en la que trabajó Bernard Guaní, un periodista de sociales que, como casi todos los periodistas de sociales, había vivido encandilado por las lentejuelas ajenas.

Cariú, una estudiante que llega a aquella redacción para comerse al mundo, no se siente cómoda en aquellas páginas perfumadas y termina atrapada en un fuego cruzado que no buscó y en el que vivió sin darse cuenta de la realidad, que siempre puede superar la imaginación del más cruel escritor.

Hoy es 22 de febrero. El próximo sábado se cumplirán 27 años de aquel 27 y la estudiante muerta a quemarropa en Parque Central no nos es extraña porque, sencillamente, eso no se puede olvidar. La impunidad y la amnistía no se complementan. Poleo dijo en una entrevista que su novela “es sobre la aceptación de los errores. Hay que empezar a construir y no esperar cambios abruptos”. Lo creemos también con ella. Sigamos.

 

@mercedeschacin

 

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